-Yo sé que no miente... -mencionó Hudson. Sabía que no había forma de convencerlo de lo contrario, después de todo no teníamos idea sobre lo que Eleanor le había enseñado, ella le había dicho la verdad y nosotros ahora no teníamos forma de engañarlo-también me dijo que... Esperara al último, que las personas que se quedarán serían quienes sabrían también la verdad... Y fueron ustedes.

"Mierda... Eleanor nos delato... Le dijo a Hudson que nosotros sabemos el secreto, ¿Por qué no nos aviso que lo haría? ¿Por qué nos tomó por sorpresa?"

-Escucha Hudson, te juro por dios que no tengo idea de lo que estás diciendo- confesó Rebecca con una expresión sería en su rostro-lo que has dicho para mí no tiene razón de ser, ¿Qué tiene de malo que me quedara a esperar para poder ver a mi mejor amiga? ¿Qué tiene que su prometido me hiciera compañía? Nosotros estábamos preocupados ¿Por qué eso resulta sospechoso?

Me sentía un poco sorprendido sobre la facilidad que tenía Rebecca para mentir, ella incluso antes de que Hudson viniera me había dicho que sabía la verdad sobre Eleanor... Cosa que no me sorprendía mucho pues ambas estaban viviendo juntas temporalmente. Sin embargo no parecía dispuesta a confesarle a Hudson la verdad.

-¿Prometido?-repitió con ironía Hudson mientras me miraba fijamente- qué extraño porque ella llegó ayer a mi casa precisamente para cancelar su boda.

"¿Qué dijo?"

No podía creer lo que acababa de escuchar, mi corazón prácticamente se detuvo en el acto, sentía un fuego que iba naciendo en mi estómago y algo punzando en mis venas—Ella canceló la boda...— de pronto fue como si todo se hubiese desconectado. Ella me había engañado cual niño pequeño, me había dicho que esperaría conmigo para hacerlo juntos pero como siempre ella simplemente marcho a su paso; tomó una decisión sin consultarlo conmigo... Ni siquiera le importo como pudiera sentirme.

-¿Qué dices a eso Nathan?- cuestionó Hudson con una sonrisa despectiva en sus labios.

-¿Ella te lo dijo?-finalmente hablé, aunque sentía la mandíbula tensa e incluso respiraba cual búfalo- ayer que estuvo en tú casa ¿Fue para decirte que nuestra boda se había cancelado?

-Ella me dijo que no se podía casar contigo-declaró desinteresadamente Hudson-dijo que la boda se cancelaba... Fue por eso que me dijo la verdad.

Eleanor me había mentido, me engaño fácilmente... Cuando fui por ella me dijo que no había ido para cancelar la boda, que sólo fue porque quería hablar con Hudson... A pesar de que le pedí que no lo hiciera, que no marchara a su paso y que no me dejara atrás, aún cuando nos besamos; nada de eso parecía importarle—nuestra única conexión la hemos perdido— Eleanor nuevamente me dejó atrás.

No podía ni tampoco quería continuar ahí, me sentía traicionado; me habían visto la cara de idiota. Eleanor había jugado conmigo, me había hecho a un lado... Estaba cabreado así que sólo me di la vuelta y me alejé trotando por el pasillo del hospital, ignorando por completo el llamado insistente de Hudson. Al salir sentí el aire fresco golpeando mi cara, me apoyé sobre las rodillas encorvando ligeramente mi cuerpo mientras respiraba erráticamente, sentía un extraño dolor en el pecho y era incluso nostálgico el frío que acariciaba mi cuerpo.

-Me dejo... Eleanor me dejo de lado-susurré incrédulo-le importó una mierda todo lo que le dije.

Sin saber cómo ni por qué, las lágrimas se escaparon de mis ojos, no importaba cuantas veces las limpiara bruscamente con la manga de mi camisa, estas no dejaban de rodar por mis mejillas. La imagen de Eleanor se dibujaba en mi mente, el beso latía insistente en mis labios, el sonido de su irritante y altanera voz resonaba en mis oídos, su temperatura regresaba a mí al compararla con el frío que sentía justo ahora, ella estaba aquí... Era un recuerdo latente que me taladraba, sin embargo me dolía de una forma inexplicable, estaba furioso porque me había visto la cara, sentía un poco de soledad al saber que ahora no habría nada que nos uniera, confundido al no saber por qué no me dijo nada y al mismo tiempo quería verla; no para reclamarle sino más bien para escucharla decir la sarta de barbaridades que sólo ella sabía, para verla a los ojos con esa expresión engreída, para simplemente sentirla conmigo.

-¿Nathan?-la voz de Rebecca me hizo despertar; cuando giré la vi detrás de mí con la expresión ofuscada-¿Todo en orden?

-¿Qué quieres?-pregunté un poco majadero, ocultando mi rostro de ella e intentando limpiar frenéticamente mis lágrimas- ¿Dónde está Hudson?

-Regresó con Eleanor a la habitación-respondió- parece ser que no podremos verla por un tiempo.

-Ya veo... Supongo que no tendrá cara.

-Nathan, yo...-Rebecca hablaba en voz baja y con gentileza, como si analizara mi estado de ánimo.

-Me parece que es lo mejor- solté fingiendo indiferencia-yo tampoco quiero verla, si ha podido cancelar todo pues entonces que así sea... La verdad que me ha quitado un peso de encima.

-¿Es así?

- ¡Por supuesto! -respondí- no la necesito... Era una lata lidiar con la idea de cómo cancelar la boda, me alegra que lo hiciera... Además el hecho de no verla también es algo bueno, ella es altanera y engreída, no es para nada linda y sólo sabe sacarme de quicio; sus conversaciones suelen ser morbosas y era un fastidio estar a su lado...-de nuevo el nudo en mi garganta comenzaba a nacer y sentía a mi corazón golpear dolorosamente en mis costillas-ella no me interesa, en realidad no la necesito... yo... estoy... sin ella yo...

-Nathan...

-Rebecca, no puedo- declaré finalmente con el corazón el la mano- no puedo, ¿Como pudo dejarme de lado? Aun cuando habíamos pasado muchas cosas juntos, cuando le pedí que no me dejara, ¿Como pudo siquiera botarme de esa manera. Rebecca comenzaba a enamorarme de ella.

La muerte se llama... Eleanor. ||| Mrs. Write ||| EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora