|Bungee|

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Eleanor

"¡Qué mierda! ni se te ocurra moverte, anotarte, ni mucho menos tirarte en Bungee voy para allá"

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"¡Qué mierda! ni se te ocurra moverte, anotarte, ni mucho menos tirarte en Bungee voy para allá"

Estaba sentada en una roca, un poco aturdida debido a que no esperaba que Nathan respondiera la llamada que le hice a Rebecca. Me sorprendió mucho la forma en la que me hablo, pues tenía ya varios días que no sabía nada de él y que me hablara tan exaltado, molesto y quizás hasta algo preocupado, me dejaba una sensación extraña.

Tuve que esperar aproximadamente dos horas para ver a un chico de quizás 1.75 de altura, con una sudadera que tenía escrito Stamford en letras blancas, quién venía corriendo hacia a mí con rostro gracioso, parecía respirar con dificultad, al mismo tiempo que sus mejillas estaban teñidas de un lindo tono rosa. Una vez que se acercó tuvo que inclinarse y apoyarse sobre sus rodillas para intentar recuperar un poco del aire perdido.

-Tú... Estas... Realmente... Loca- la voz de Nathan sonaba graciosa debido a la falta de aire, su frente sudaba y algunas hebras de su cabello goteaban, además su espalda subía y bajaba en compañía de sus hombros-¿Por qué rayos estás aquí?

-Eso debería preguntarlo yo- mencioné enarcando una ceja o eso me lo pareció- ¿Qué haces aquí?

-Vine para evitar que cometas una estupidez- la expresión gélida de Nathan era un poco atemorizante, incluso su voz sonaba ronca, al instante que se enderezó me sentí muy pequeña- no voy a dejar que hagas algo estúpido, nos vamos a casa.

-No- respondí tajante. En ese momento, me puse de pie quedando frente a frente de Nathan, debido al asunto de la estatura, técnicamente me encontraba a la altura de su abdomen- estuve planeando esto por varios días, no vine hasta aquí para regresar a casa.

Determinada a ignorar la voz de Nathan, caminé a paso firme y veloz hasta una pequeña caseta. Justo estaba por pedir mi ticket, cuando alguien me tomó de la muñeca provocando de forma brusca que girará frente a él.

-¡Nathan basta, deja de actuar como un pesado!- solté con disgusto, al mismo tiempo que intentaba desesperadamente soltarme de su agarre- es mi decisión tirarme o no de un bungee.

-¡Cómo dije no dejaré que hagas algo estúpido! -Nathan prácticamente me susurraba, aun así era increíble que al hacerlo me intimidara un poco. Claro que si ese juego habríamos de tener, entonces yo podría ser aún más intimidante- no quieras hacerte la valiente, esto no es para ti.

-¿Cómo puedes saberlo si no me dejas?

-Porque tú no eres así...-parecía atorarse entre sus propias palabras- sólo no voy a dejar que lo hagas.

-Nathan yo no...

Tuve que forcejear un par de veces, en las que                                                                                                        algunas me hicieron daño, comenzaba a sentir mi brazo inflamándose, este juego comenzaba a desesperarme; después de todo había venido a tirarme del bungee ya todo estaba planeado y él estaba interfiriendo. Llegado un punto comencé a exigir que me soltara cual niña pequeña haciendo capricho por un caramelo, noté que llamé la atención de algunas personas y era justo lo que quería, pues buscaba que alguno se acercará.

La muerte se llama... Eleanor. ||| Mrs. Write ||| EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora