Capítulo 11: Cena familiar

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No dijeron nada más y siguieron el camino en silencio mientras Lexie seguía tarareando o cantando cualquier canción que apareciera. Tenía una memoria excelente y se sabía la mayoría de las canciones.

Al estacionar el auto en la entrada, a Lexie le vinieron muchos recuerdos a la cabeza. Había pasado toda su adolescencia en esa casa y hasta había vivido ahí por un tiempo cuando su familia materna le dio la espalda al saber que estaba embarazada y su padre tuvo que aceptar un trabajo en otra ciudad.

—¡Alexia, querida! —exclamó Mary al verla—. Tanto tiempo sin verte, estás más delgada.

—Mary, para ti siempre estaré más delgada —se rió y la abrazó con fuerza, a esa mujer le debía todo. Era como una madre para ella.

—¿Y este hombrecito tan bello? No me digan que es mi nieto —Mary se acercó a Adán y lo abrazó un largo rato—. ¿Se quedan a cenar?

—No lo creo, Mary. Debemos volver a casa.

–Quedémonos un rato, mamá —pidió Adán, le encantaba la casa de la abuela.

—Por favor, hace mucho tiempo que no vienen por aquí. Los extrañamos, además, hoy se queda Amanda e Ivan también está aquí. Recuerda que siempre seremos tu familia, a pesar de que ya no estés casada con Nicolás.

—Gracias. Está bien, pero no nos podemos quedar hasta muy tarde, mañana los niños tienen clases.

—¿Lexie? —Iván se sorprendió mucho al verla ya que hacía años que no sabía nada de ella, sin decir otra cosa corrió a abrazarla. La consideraba mucho más que una ex cuñada, Lexie se había convertido en una hermana para él.

—¡Por Dios! Estás hecho todo un hombre —dijo Lexie respondiéndole el abrazo con tanto cariño. Ya se sentía repuesta de ese día tan agotador.

—Me lo dicen todo el tiempo —le respondió el chico con una sonrisa, le encantaba bromear de esa manera.

—Veo que no has superado aún la etapa del egocentrismo.

—No me analices por favor, Lex —la volvió a abrazar mientras ella reía con ganas—. Ya fue suficiente todos esos años en los que practicaste con mi pequeño cerebro.

—Tú te ofrecías, exagerado.

—Cómo te extrañé, sabelotodo.

Lo siguiente que hicieron fue sentarse en la mesa mientras la señora Berta servía la comida, la casa estaba repleta como siempre pero si no lo estuviera, significaría que se habían equivocado de lugar y no estaban con los Johnson. El padre de Nicolás había muerto un par de años antes, lo que a Lexie la aliviaba en cierto modo. No podía imaginar en volver a compartir la mesa con ese hombre, ni siquiera fue capaz de ir a su funeral. Odiaba a ese hombre con la vida.

Lexie no dudó en saludar a la señora que trabajaba ahí y preguntarle por su hija.

—¿Como ha estado? Años sin verla —dijo amablemente—. ¿Cómo está Franccesca y Anastassia?

—Están muy bien, gracias por preguntar. En un rato más vendrán.

Franccesca y Lexie habían formado una muy buena amistad años atrás, ya que estaban pasando por algo similar. Franccesca quedó embarazada aproximadamente dos meses antes que Alexia, solo que ella tenía veinte años. Ambas se encontraban en un momento muy vulnerable por lo que se apoyaron mutuamente para poder salir adelante y lo hicieron. También bromeaban con que sus hijos algún día se casarían ya que tendrían la misma edad pero Adán y Anastassia dejaron de verse cuando eran unos niños pequeños. Hacían años que no se veían, desde antes de su separación pero el cariño que le tenía seguía intacto.

Estaban comenzando a comer cuando sintieron sonar la puerta, todos quedaron sorprendidos al ver llegar a Nicolás con el ojo ya morado y sangre seca en la cara y en los nudillos.

—¡Por Dios! —exclamó Lexie, que fue la primera en verlo—. ¿Qué te pasó?

¡Papi! —Cielo estaba asustada—. ¿Por qué estás así?

—No pasa nada, princesa —la intentó tranquilizar él pero no lo consiguió. Su cara daba pena.

—¿Se va a morir? —preguntó casi llorando la pequeña.

—Tranquila —Lexie se acercó a ella—, solo se debe haber caído por ahí, como cuando ustedes están jugando —una vez que la pequeña se vio un poco más relajada, se dirigió a Nick—. Vamos a limpiarte esas heridas antes de que se infecten.

—Prefiero hacerlo solo, gracias —respondió cortante y ella notó la diferencia en su tono. Nunca le había hablado así. 

—No sabes ni siquiera cómo ponerte una vendita sin que se arrugue, deja que lo haga yo. No seas terco.

No dijo nada más ya que sabía que aunque fuera una exageración, él no podría curarse las heridas solo. Entraron en la cocina, se sentó en una de las sillas y esperó a que Lexie fuera a buscar el botiquín de primeros auxilios. Ella sacó un poco de alcohol y algodón para comenzar a desinfectar, advirtiéndole que le ardería un poco. Él hizo una mueca de dolor ante el contacto.

—¿Me vas a contar qué te pasó?

—Prefiero que no, aún estoy molesto y no quiero decir algo de lo que después me arrepienta. ¿Puedes curarme rápido?

—¿Con quién te peleaste? Tú no eres así, Nick.

—¿Me ibas a decir algún día que te besaste con mi mejor amigo? — soltó él intentando parecer firme pero su voz se quebró en las dos últimas palabras.

—¿Te peleaste con Ty? —Lexie comenzó a comprender todo.

—No respondiste mi pregunta. ¿Por qué con él, Lex? ¿Querías dañarme como lo hice yo? ¿Esa era tu venganza?

—¿Te estás escuchando? ¿Cómo puedes siquiera pensar en que yo sería capaz de hacerte algo así? No puedo creer lo poco que me conoces después de pasar casi la mitad de tu vida junto a mí. Cada día me decepciona más ver en lo que te has convertido. No eres el mismo Nicolás del que me enamoré hace catorce años.

—¿Entonces por qué no me lo dijiste? ¿Por qué dejaste que yo te besara ayer si antes lo habías besado a él?

—No te lo dije porque quería evitar precisamente esto, Tyler está confundido, no sabe lo que quiere y te conozco lo suficiente para saber que te volverías loco si te lo contaba. Además fue un beso sin importancia, no encontré relevante contártelo, tampoco tenía por qué hacerlo, no te debo explicaciones —Lexie intentó que pasara desapercibida la otra pregunta ya que no sabía cómo contestarla.

—No me has respondido todo lo que te pregunté.

—Dejé que me besaras porque... —se quedó en silencio un momento para pensar en alguna mentira pero al final decidió soltar la verdad sin filtro ¿Qué más daba?—. Porque extrañaba tus besos.

La vida sucede (LIH#1)Where stories live. Discover now