Capítulo 61

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Calor, sentía calor atravesándole el cuerpo. El aroma de Louis lo cubría, como cada mañana. Suspiró, complacido, intentando llenar sus pulmones de él. Más calor y los labios de Louis sobre su cuello, su lengua humedeciendo su piel, sus dientes rozándolo suavemente. Aún más calor y leves gruñidos cortando el silencio. La tensión que apenas notaba hace un momento, comenzó a hacerse más intensa. Un segundo, dos, tres, un leve tirón en el vientre, una suave mordida en la curva de su cuello, su espalda arqueándose inesperadamente.

Cuando abrió los ojos, encontró las paredes de su habitación iluminadas por pequeños rayos de sol colándose a través de las cortinas y a Louis pegado a su cuerpo, empujando lentamente la cadera contra su muslo. Tenía una de sus manos escondida debajo de sus pantalones de pijama, acariciando su longitud con la punta de los dedos, apretándolo, subiendo y bajando suavemente, justo al ritmo de los pequeños jadeos que no sabía que estaba soltando.

- Feliz cumpleaños, pequeño. - Murmuró su alfa, entre besos húmedos, bajando por sus clavículas.

- ¿Qué haces? - Preguntó, aun sorprendido, intentando despertar del todo.

- Lo que tú quieras, es tu cumpleaños. - Respondió, levantando la mirada, con una sonrisa traviesa, sin dejar de masturbarlo. - Hoy tú mandas.

Otro tirón le atravesó el vientre y, al contraerse, sintió la humedad escurrirse de pronto. Echó la cabeza hacia atrás, dejándose llevar por la estimulación placentera entre sus piernas y los labios de Louis succionando marcas y dejando pequeñas mordidas en sus clavículas, bajando lentamente por su pecho. Tuvo que apretar los puños en las sábanas, cuando sintió la lengua tibia de Louis sobre uno de sus pezones y, en seguida, sus dientes mordisqueándolo casi con suavidad.

- Más, más. - Dijo, entre jadeos. Louis aceleró el ritmo sobre su erección, haciéndolo gemir. Y aunque era delicioso, no se refería a eso. - Muérdeme más fuerte.

Los dientes de Louis se apretaron, jaloneándolo un poco y vibrando un gruñido contra su piel, justo cuando otro gemido se escapó de sus labios. Perdió la cuenta de cuántas veces arqueó la espalda al sentir la lengua y los dientes de Louis sobre sus pezones, con su alfa apretándolos cada vez más fuerte, haciéndolo sentir cada vez más húmedo e inquieto. Tomaba respiraciones largas, intentando controlar las oleadas de placer que parecían no parar, pero todo comenzaba a ser demasiado intenso.

- Voy a venirme, alfa, para. - Jadeó, tomando su muñeca, intentando detenerlo.

- Hazlo. - Respondió, apretando el puño un poco más, masturbándolo más rápido. Se deslizó por su cuerpo, hasta que su rostro quedó a la altura de su pelvis. Lo miró con ojos hambrientos, lamiéndose los labios. - Bájate la ropa, pequeño, vente en mi boca.

- No. - Insistió, apretando su muñeca, obligándolo a detenerse. Por más que intentaba, no podía controlar su respiración. - No, no, espera. Quiero montarte, quiero que me anudes.

Louis negó con la cabeza, rozando sus labios en su entrepierna, dejando que su aliento cálido se colara a través de la delgada tela. La noche anterior, después de terminar confesándole que quería enlazarse con él y casarse, su alfa había parecido no poder contenerse de anudarlo. Dos veces. A petición de Harry, en ambas ocasiones lo había clavado con fuerza contra el sofá, adentrándose en él casi violentamente y dejándolo adolorido.

- Alfa, estoy bien. - Insistió, dejando escapar un gemido suave, cuando sintió su pulgar rozando la punta de su glande. - Louis para, para. De verdad, quiero que me anudes.

- Voy a lastimarte, amor. Puedo hacerlo por la noche, cuando te hayas recuperado.

- No, ahora. - Dijo, con urgencia. Dio un fuerte empujón en su pecho, dejándolo acostado sobre su espalda, con un gesto entre sorprendido y divertido. - Es mi cumpleaños, yo mando.

No Lie In His FireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora