Capítulo 39

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Había intentado despertar varias veces, pero no lo había conseguido. Sus ojos volvían a cerrarse, su cuerpo se sentía pesado y su conciencia casi inexistente, salvo por pequeños momentos, en donde todo se sentía cálido y suave y... en calma. Mucha calma. Un vaivén en su espalda, un murmullo suave y tibio contra su piel, una presión suave en la curva de su cintura. Hacía mucho tiempo que no lograba dormir así de profundo. Dio un respiro largo, por fin, arqueando la espalda para estirar sus músculos. El pecho se le llenó de una brisa con un aroma conocido, su favorito y, aun sin despertar del todo, inclinó la cabeza hacia un lado, descubriendo el cuello para su alfa. Su alfa. Louis. Todo olía a Louis. Abrió los ojos de golpe y se quedó completamente quieto, tratando de ubicarse en el tiempo y espacio.

Frente a él, su ventana estaba iluminada por el sol, algunos rayos pegando directamente sobre la manta que cubría sus piernas. Más arriba, sobre su abdomen, caía un brazo lleno de tatuajes que lo rodeaba por la cintura. Y, aunque no podía verlo, de pronto fue consciente del cuerpo cálido pegado a su espalda y las lentas respiraciones que se colaban entre su piel y el suéter que llevaba puesto. Respiró profundamente de nuevo, bostezó y sonrió, sintiéndose pleno. Lo último que quería, era despertarlo, así que se mantuvo en silencio, con el corazón en llamas durante varios minutos, hasta que una voz adormilada sonó a sus espaldas.

- ¿Cuánto tiempo más vas a pretender estar dormido?

- ¡Yo pensé que tú lo estabas! - Los dedos de Louis se enterraron suavemente en sus costillas, haciéndolo reír. - ¿Cuánto tiempo llevas aquí?

- No lo sé, ¿como una hora? - Respondió su alfa, apretándolo contra él por un momento, cuando sus músculos se tensaron al bostezar.

- ¿Por qué no me despertaste, Lou?

- Porque necesitabas descansar.

Por un momento, casi se había olvidado de lo que había sucedido la noche anterior. Dejó salir el aire de su pecho, sintiendo el peso de sus recuerdos rompiendo la armonía en la que había despertado. La sensación de vulnerabilidad no existía mientras estaba con Louis, se sentía a salvo, pero no podría depender de él todo el tiempo. De pronto, descubrió que su cuerpo no era seguro, que tendría que tomar medidas para no caminar con miedo después de lo que había pasado. Su mente estaba volando entre tomar más clases de defensa personal, comprar un gas pimienta o una de las alarmas de emergencia que cuelgas en el llavero.

- Harry, estás bien, estás a salvo. - Dijo Louis contra su cabello, apretándolo a su cuerpo.

- Ayer no lo estaba. Y no creo volver a sentirme seguro ahora. Jason ni siquiera se esforzó en lastimarme, simplemente me obligó como si no fuera nada.

Repentinamente, sintió frustración ante la realidad de no tener control sobre sí mismo, ni sobre otras personas sometiéndolo. Recordó el agarre firme alrededor de su brazo, maltratándole la piel cuando intentó soltarse, convirtiéndose en punzadas mientras lo arrastraba sin esfuerzo. Recordó el ardor en los músculos de sus piernas y sus pulmones cuando, finalmente, logró escapar. Recordó el llamado de auxilio que lanzó a la nada y que, sin embargo, llegó a su alfa fuerte y claro, a través del viento. Abrumado, se giró hasta quedar de frente a él y se escondió en su cuello, buscando llenarse de su aroma y ahuyentar a Jason de su mente. Louis, en silencio, lo atrajo más hacia él y lo dejó llorar.

...

- ¿Quieres mi hashbrown? - Su alfa sostenía la tortita de papa con el tenedor y el cuchillo, moviéndola hacia su plato. Con la boca llena, sonrió brevemente y asintió.

- Louis, ¿cuántas veces te he pedido que me des algo de tu plato y me mandas a la mierda? - Preguntó Liam, fingiendo estar ofendido.

- No molestes, Li. - Le respondió, aventándole una servilleta a la cara.

No Lie In His FireWhere stories live. Discover now