Capítulo 40

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Habían sido dos días tensos. Había tenido insomnio, su ansiedad sólo parecía calmarse cuando tenía a Harry cerca, estaba cansado y cometió el error de relajarse. Como consecuencia, ahora tenía que mantener los ojos cerrados, esforzándose por controlar su respiración, mientras Emmy tomaba una foto de los tres fingiendo dormir.

- ¡Hola, cariño! Mira qué lindos se ven dormiditos. - Dijo en voz baja, intentando no despertarlos.

- Sí, ¿verdad? - Respondió Liam en el mismo tono, sonando ligeramente nervioso. - Hicimos café, Emmy, ¿quieres un poco? Louis trajo las galletas que te gustan.

Los escuchó entrar a la cocina y esperó a que sus voces se escucharan apagadas a través de la puerta, antes de moverse.

- ¿Qué mierda? - Susurró Harry, apretando el puño en la tela de su camiseta, con los ojos muy abiertos.

- Disculpa por reírme. - Respondió Niall, tapándose la boca. - Te juro que es por los nervios. No nos dimos cuenta de la hora. Estábamos en la cocina cuando el auto se estacionó y corrí a despertarlos, pero Emmy llegó antes y entré en pánico. Sólo se me ocurrió unirme a la siesta para que... emmm...

- No, no, fue buena idea, gracias. - Dijo relajándose un poco. - Los tres dormidos juntos nos vemos menos incriminatorios.

- Odio esto.

Aunque Harry lo murmuró para sí mismo, ambos alcanzaron a escuchar. Las cejas de su omega se encontraban en medio de su frente, formando una pequeña arruga y sus labios se entreabrieron para dejar escapar un resoplido frustrado. Lo sintió pasar de sorprendido a molesto en un segundo. Antes de que pudiera preguntar nada, Harry respiró profundo y se dejó caer nuevamente sobre su hombro, enterrando la nariz en su cuello e inhalando su aroma. Algo le estaba molestando, pero era evidente que no quería hablar, así que sólo lo abrazó, mientras Niall le acariciaba el cabello.

- Esperamos un momento antes de ir, ¿no? - Preguntó Niall.

- Sí, abrácenme, quiero mimos. - Respondió su omega, jaloneando su ropa.

- Siempre quieres mimos. - Dijo Niall, acurrucándose contra Harry.

...

Después de estar al teléfono durante varios minutos en el jardín trasero, Finn había pedido a Harry que lo acompañara un momento. Los ojos de su omega le dejaron claro que lo necesitaba ahí, que estaba ansioso, pero no tenía ninguna justificación para acompañarlo. Antes de que siguiera a Finn, Louis se tocó discretamente el centro del pecho, esperando que Harry entendiera el mensaje.

Pudo sentir en su interior cómo su omega fue elevando el nivel de ansiedad, hasta que le fue imposible mantener el hilo de la conversación y tuvo que pretender estar concentrado en su teléfono. Era frustrante no poder estar para él, ni saber cómo transmitirle a voluntad a través del vínculo. Lo que sea que Finn estuviera diciéndole no eran buenas noticias. Harry lo necesitaba.

Varios minutos después, ambos regresaron dentro. Su omega se veía tranquilo, pero él sabía que no era así, podía sentir su molestia y preocupación. Finn se despidió de todos, prometiendo volver antes de la cena y le pidió a Emmy que lo acompañara al auto. Sabía que tenían apenas unos minutos antes de que ella volviera. El alfa abrió los brazos justo al momento en el que Harry se dejaba caer a su lado, enterrando la nariz en la curva de su cuello. Lo sintió inhalar y exhalar dos, tres veces, desesperado, restregando la mejilla contra su piel, intentando llenarse de su aroma. Eran estos momentos en los que tenía que ir, con mucha fuerza, contra su instinto. Marcar a Harry con su olor, eso era lo que le correspondía como alfa. Lo ayudaría a tranquilizarse y a descansar. En lugar de hacerlo, contuvo lo mejor que pudo su aroma y lo abrazó, dejando pequeños besos sobre su cabello y acariciando su espalda.

No Lie In His FireWhere stories live. Discover now