Capítulo 6

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Pasaron dos semanas, antes de que fuera capaz de contestar el teléfono a su mamá. Ella ni siquiera se preocupó por fingir que era una llamada casual. Por más que Louis intentaba justificar su ausencia con proyectos de la universidad y horarios raros en su trabajo, Emmy nunca se escuchó convencida. Louis quiso aligerar la tensión, preguntándole sobre su trabajo, sobre Finn y sus clases de pintura, sin embargo, la atención continuaba volviendo hacia él. "¿Qué hiciste? ¿Dónde? ¿Con quién? ¿Por qué tengo que preguntarle a Zayn si sigues vivo?"

Zayn había dejado de pedirle que le llamara a Emmy después de la tercera vez que prometió hacerlo y no lo cumplió. Se había resignado a ser el mediador entre ambos, a ser cómplice de los pretextos ridículos, uno tras otro, que se veía comprometido a secundar. Una semana después de la primera llamada de Emmy, Zayn le había "confesado" que Louis estaba estresado por una materia que estaba a punto de reprobar, pero que no quería decirle para no preocuparla. Que estaba estudiando, que pronto le llamaría, que todo estaba bien. Era una mala noticia, por supuesto, pero al menos le estaba comprando unos días para que ordenara su mente y su vida.

Últimamente, todo lo que solía ser estructura y rutina en el día a día de Louis, se sentía caótico. Después de un celo adelantado y desgastante, se había encontrado con largas noches de insomnio y aun más largos días en los que parecía nunca tener hambre. Empezó a fumar con mucha más frecuencia que antes, sobre todo en las tardes frías en las que se sentaba frente a la ventana, con la mirada perdida, pero su corazón anclado en el niño de ojos verdes. Se preguntaba, todo el tiempo, si estaría bien, si se sentía menos miserable que cuando estaban cerca, si se había olvidado ya de lo que había sucedido. O de lo que no había sucedido, mejor dicho. Lo único que esperaba, es que no estuviera sintiéndose tan miserable como lo hacía él.

En las pocas llamadas que hizo a su mamá en los siguientes meses, estuvo tentado a preguntarle sobre Harry. Al final, nunca se atrevía y terminaba viviendo semanas de algún pequeño comentario al azar, sobre la vida que su omega llevaba tan lejos de él:

"Ayer preparó conmigo las galletas de chocolate que te gustaban de cachorro"

"Es muy talentoso, está pintando un bodegón de frutos rojos en nuestras clases de óleo"

"La próxima semana es su cumpleaños, deberías venir, le prepararé lasagna"

No fue al cumpleaños de Harry, por supuesto, ni en la semana libre de pascuas, a pesar de que prometió que lo haría. Estuvo a punto de ir, en realidad, pero después de quebrarse y llorar frente a su terapeuta durante los 60 minutos completos de su cita, se dio cuenta que no era la mejor decisión. Ansiaba verlo, muchísimo, pero le aterraba volver a sentirse como antes, como aquel primer momento. No podía permitirse estar cerca y arriesgarse a desearlo como omega. Había sido un segundo, antes de recuperar la razón, antes de ver sus ojos asustados, que aparecían detrás de sus párpados cada vez que los cerraba. Pero llevaba meses sintiendo repulsión por sí mismo.

- Pero, ¿qué sentiste, Louis? - Había preguntado Liam, una de las pocas veces que había aceptado a hablar del tema.

- Lo quise para mí, quise olerlo, marcarlo... no lo sé. - Respondió con vergüenza y asco.

- ¿Y lo seguiste sintiendo?

- No, Liam, fue un momento, un segundo. Lo olí y fue como una explosión, pero me di cuenta.

- ¿De qué te diste cuenta?

- ¡De que era un niño! Él parecía muy asustado, casi pude sentirlo en mí, como... dentro de mí. Eso me despertó de lo que sea que haya estado sucediendo, sucediéndome.

- Entonces fue... sólo un momento, Louis. Fue instinto, no lo sé. ¿O te seguiste sintiendo así después?

- Claro que no...

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