Capítulo 45

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Estaba medio dormido, cuando el sonido del temporizador del horno lo despertó de golpe. Al abrir los ojos, Emmy le hizo señas de quedarse donde estaba.

- Yo voy, cachorro. Descansa.

- Puedo ir yo, mam. - Dijo, con la voz adormilada, haciendo amagos de pararse.

- Quieto. - Insistió, levantando una ceja, pero aun con una pequeña sonrisa en los labios. - Dije que voy yo.

Sintió el brazo de Finn apretándose alrededor de su espalda y dejó caer la cabeza, de nuevo, sobre su hombro. Respiró profundo, enfocando los ojos en los pequeños botones lisos de su camisa y en la forma en la que la barba le cubría el rostro. Pensó en las tardes interminables que pasaba junto a su papá cuando era pequeño, los dos en esa neblina espesa que había caído sobre ellos cuando Eira se fue. Harry extrañando a su mamá y Finn, a su omega, pero ambos sintiéndose abandonados, intentando consolarse el uno al otro. Más de 10 años después, Harry era casi tan alto como Finn, pero seguía sintiéndose pequeño cuando se acurrucaba junto a él. Últimamente pasaba mucho tiempo ahí, como cuando era un cachorro. Viejos hábitos, suponía, pero era el único lugar en el que encontraba un poco de calma, un poco de silencio del caos mental que solía llenarle la cabeza. Recuerdos y promesas rotas que eran como un ruido incómodo al que te acostumbras, pero no del todo.

- ¿Estás seguro que vas a estar bien mientras no estamos? - Preguntó Finn, con pequeñas arrugas entre las cejas, casi idénticas a las suyas.

- Estoy seguro. Niall vendrá por la noche. Voy a estar bien.

- ¿Me prometes que si sientes que algo va mal, nos llamarás?

- Te lo prometo. - Respondió Harry, tratando de sonar convencido. Contaba con que todo iría mal, pero no era una razón suficiente para cancelar su viaje.

- De verdad, lamento que no te sientas bien para acompañarnos, sé que tenías muchas ganas de ir y que Louis...

- Está bien. - Lo interrumpió, de inmediato. - Por favor, no le digan a Louis sobre... mí. No quiero... no quiero que se preocupe. - Mintió. Últimamente lo hacía todo el tiempo. - Y no quiero que nadie sepa, es algo privado para mí.

- Cachorro, no tienes nada de qué avergonzarte. - Dijo Finn, abrazándolo fuerte. - De cualquier forma, jamás compartiríamos algo que no quieres. Le diremos que tenías que estudiar y ya está. ¿Está bien?

Emmy, al igual que su papá, había estado para estar para él y había sido un gran apoyo en los últimos meses. Lo llevaba a las citas semanales con su terapeuta, iban juntos a clases de pintura, estaba pendiente de que tomara sus medicamentos y le llamaba durante el día para asegurarse que estuviera sintiéndose bien. Sin embargo, no eran tan cercanos como antes y eso le rompía el corazón. Hacía semanas, muchas semanas, que había dejado de encontrar consuelo y armonía en sus abrazos. Había algo en su aroma, alguna nota que no lograba identificar, que le recordaba a Louis. Y no quería nada que le recordara a Louis. Nada.

...

El día que llegó a Doncaster, casi dos meses atrás, había ido directamente a casa de Niall. No tenía ganas de inventarse explicaciones para sus papás sobre por qué estaba de regreso mucho antes de lo planeado. Al subirse al auto, Niall lo abrazó con fuerza, intentando consolarlo. Eso, hasta que se dio cuenta, sorprendido, que Harry estaba completamente en silencio y no habían lágrimas. Él mismo estaba confundido cuando, durante todo el camino, en lugar de llorar, sólo se había concentrado en cosas prácticas como mover cada una de las fotografías que tenía con Louis en su laptop a una carpeta en la nube y eliminarlo y bloquearlo de sus redes sociales. Después, le llamó a Zayn, dejándole saber que estaba bien y agradeciéndole por haberlo recibido en su departamento. Cuando el omega comenzó a hacer preguntas sobre lo que había sucedido, respondió una explicación puntual e, inmediatamente, le pidió no hablar más de Louis.

No Lie In His FireWhere stories live. Discover now