Capítulo 34

791 98 27
                                    

Tal vez tenía que aceptar, de una vez por todas, que no podía ir contra sí mismo. O contra su omega, en todo caso. Había sido más fácil, aunque no menos doloroso, cuando no se había permitido verlo de cerca, cuando era un concepto abstracto del cual procuraba no conocer demasiado. O antes, cuando era un niño por quien sentía un inmenso amor, pero ningún tipo de atracción. Había sido más fácil aguantar el dolor y la soledad de tenerlo lejos cuando no lo había tenido cerca. Cuando no había amanecido junto a él, cuando no se había acostumbrado a sentir las notas dulces de su aroma a su alrededor, ni a verlo a los ojos todo el tiempo, ni a escuchar su risa y su hablar lento, ni a disfrutar de sus hoyuelos, ni a recibir el peso tibio de su cuerpo contra el suyo mientras se quedaba dormido. Ahora, estaba seguro, iba a extrañar cada parpadeo, cada palabra, cada roce de las manos. Sobre todo, iba a extrañarlo a él, por completo.

Después de una hora lanzando pros y contras y miedos y esperanzas en una balanza, había decidido que había sido suficiente. Seguía sintiéndose culpable y egoísta, pero era consciente de que, al continuar separados, también estaba lastimando a Harry. Más de una vez, su omega le había compartido lo difícil que habían sido para él los años que se había mantenido lejos sin explicación y con la indiferencia que había fingido. Entonces... lo haría. Esperaría a que Harry terminara el colegio este verano y hablaría con él. Y si su omega le correspondía, decidirían juntos lo que seguía. Mientras tanto, se esforzaría por mantenerse como un amigo e intervenir lo menos posible en su vida y en sus decisiones. Era un momento clave para su educación y no quería a su omega tomando decisiones en torno a él. Harry siempre tendría la libertad de hacer lo que deseara y él estaría a su lado. Su única condición, sería no esconder que estaban juntos ante Finn y Emmy. Lo último que deseaba, era que el inicio de esa etapa juntos estuviera basado en mentiras, puertas cerradas y miedos.

No quería a Harry mintiendo por él, ni arriesgarse a que Finn y Emmy se enteraran por alguien más y pensaran lo peor de la situación. Esperaba que ellos entendieran su relación, pero también existía la posibilidad de que se opusieran y tenía que estar preparado si eso sucedía. Harry lo iba a necesitar más que nunca y, probablemente, en este momento era lo que lo hacía sentir más egoísta. No le preocupaba hacerse responsable de él, se había esforzado por hacerse de un capital que le permitía proveerlo de lo que necesitara. Pero Louis sabía perfectamente lo duro que se sería alejarse de su familia y lo último que quería era que Harry lo experimentara también. Sin embargo, reconocía que Zayn tenía razón cuando le dijo que le correspondía a su omega decidir sin quién prefería vivir, por duro que esto fuera.

- Lou, ¿qué pasa? - Susurró Harry sin abrir los ojos, removiéndose contra él.

- No pasa nada, vuelve a dormir.

Harry negó lentamente y levantó el brazo que colgaba alrededor de su cintura, llevándolo a su pecho. Dio un par de golpecitos con la punta del dedo índice justo en el centro, haciéndolo recordar que no podía engañarlo. No habían hablado al respecto, pero ambos estaban muy al tanto de que algo había cambiado en su vínculo en los últimos días. Había comenzado con percibir con más claridad su aroma, poder leer casi con precisión sus expresiones y sus cambios de humor. Sin embargo, la primera vez que fue evidente que podían sentirse el uno al otro, fue por la mañana, cuando se despertó junto a él con una erección, después de soñarlo desnudo y jadeante bajo su cuerpo. Le hubiera gustado que deseo y sexo no fueran lo primero que conociera Harry de su alma, pero no podía hacer nada al respecto. Louis había sido capaz de distinguir absorto cómo Harry había pasado de estar confundido, a reflejar el mismo deseo en su propio vientre. El resto del día, por momentos, se habían podido sentir el uno al otro, se habían podido comunicar con verse a los ojos y, honestamente, era tan abrumador, como fascinante.

- ¿Por qué estás tan nervioso? - Preguntó incorporándose para verlo a los ojos, aun medio dormido.

- Creo que fue una mala idea...

No Lie In His FireWhere stories live. Discover now