No Lie In His Fire

Capítulo 26

Harry llegaba en dos horas y no se sentía listo. Ni por asomo. Había pasado la mañana completa intentando que su departamento se viera civilizado: con ceniceros vacíos, la ropa limpia en el clóset, en lugar de en el cesto, la marihuana en el cajón, los cojines acomodados sobre el sillón, el escritorio despejado. Su omega ni siquiera iba a quedarse en el estudio, pero la ansiedad lo estaba volviendo loco.

Zayn y Liam habían estado encerrados los días anteriores, compartiendo sus celos. Aunque no estaban enlazados, hacía tiempo que se habían sincronizado, lo cual era conveniente. Salvo cuando Louis estaba en una crisis nerviosa porque su omega llegaría esa tarde y no tenía idea de cómo enfrentarlo. Esa mañana, cuando finalmente el celo terminó, ambos habían estado demasiado cansados para hacer nada y durmieron gran parte del día. Hacía apenas una hora, Zayn y Liam le habían enviado un mensaje para avisarle que, finalmente, estaban cambiando sus sábanas y ventilando el departamento. Con un gruñido irracional a punto de escaparse de su garganta, había salido de su casa rumbo a la tienda al final de la cuadra a comprar neutralizadores de aroma. Aunque Liam fuera su amigo, de ninguna manera quería a Harry oliéndolo de esa forma. Sabía que, después de sus celos, Zayn encendía varitas de incienso al rededor del departamento para limpiar el ambiente, pero esta vez no sería suficiente.

- Eres un exagerado, pero lo voy a hacer porque te quiero. - Dijo el omega, con una sonrisa burlona, mientras aplicaba el aerosol por las distintas áreas del departamento.

- Louis, no huele a nada. Nunca faltaría el respeto a Harry de esa forma. - Agregó Liam, viéndolo serio desde el marco de la puerta.

- Yo sé, Li, lo lamento. Sólo... quiero cuidarlo, quiero que se sienta cómodo. - Deslizó sus dedos entre el cabello, dejando ver sus nervios.

- Todo va a estar bien, babe. - Gritó el omega desde la habitación de al lado.

- De verdad, yo les agradezco mucho que lo reciban, gracias por apoyarme siempre.

- Sabes que estamos contentos de tenerlo aquí, Lou.

El alfa se acercó a él, le despeinó un poco el cabello y le dio un beso ruidoso en la mejilla. Sin decir más, salió por la puerta, dejándolo en la habitación en donde se quedaría Harry. Liam, sin duda, era uno de los alfas que tenían exactamente 0% de fragilidad en su masculinidad. Nunca tenía miedo de ser "demasiado afectivo", ni de mostrarse vulnerable, ni de robarle a Zayn, de vez en cuando, ropa de colores pastel o telas delicadas. No era muy seguido, porque Liam era considerablemente más grande que el omega, pero no bajaba la cabeza al salir a la calle con uno de los tantos suéteres de estampados florales que Zayn acostumbraba a utilizar. Louis había aprendido mucho de él en los años que llevaban de amistad. Fue parte importante en su proceso de hacer las paces y aceptar que era imposible cumplir a la perfección las expectativas sociales de ser "un verdadero alfa". Habían asistido a varios talleres de sensibilización masculina y violencia de género que el grupo de Equidad Omega de la universidad había organizado y, aunque había sido difícil tener que cuestionarse a ellos mismos y habían perdido algunas amistades, ahora evitaban como la peste a los alfas que perpetuaban la idea de los omegas siendo inferiores, débiles o sexualizados. Cuando Harry le contó que pertenecía al grupo del colegio, sólo pudo estar feliz por él, recordando lo mucho que había transformado a Zayn de forma positiva el tener acceso a espacios que lo validaran y aceptaran.

- Las sábanas no pueden estar más lisas, Louis. Déjalas en paz.

- Ya lo sé, ya lo sé... - Murmuró frustrado.

- ¿Qué hay en esta bolsa? - Le preguntó, revisando la bolsa de papel sobre la meseta del baño. - ¿Por qué compraste shampoo y gel de ducha?

- También hay crema y una velita. - Zayn levantó una ceja, esperando una explicación. - Sí, mentí un poco. Le dije a mamá que habías preguntado por lo que Harry utilizaba regularmente, para ponerlo en su baño.