46: Cure mis heridas.

1 1 0
                                    

"Nuestras heridas son a menudo las aberturas a la mejor y más bella parte de nosotros" - David Richo.

Si, acabo de decirle que se case conmigo. Nunca pensé ni por un segundo en casarme ni siquiera cuando estuve con James, aunque en ese momento estaba centrada por completo en mi carrera, y seguido en mi trabajo. Por ende, tampoco en ser yo la que pida la mano de Roman, quien, por cierto, dejo de acariciar mi brazo por la sorpresa de mis palabras. Rom se separó de mi mirándome a los ojos sin creer aun en lo que dije segundos atrás, quería reírme, pero creo que no era el momento.

-Perdón, creo que no oí bien... ¿Qué acabas de decir? -No sé de dónde saque valor para decirlo la primera vez, pero ahora me siento pequeña e insegura. La verdad es que soy chapada a la antigua y hubiera preferido que él me lo pidiera, pero no se en qué momento abrí mi boca.

-No, lo oíste perfectamente. Te pedí que te cases conmigo -Si mis amigas se enteran de esto, se burlaran de mi toda la vida. Su expresión de confundido, sorprendido e incrédulo no desaparecía. Rascándose su nuca con nerviosismo me hizo temer que apresure las cosas - ¿Acaso no quieres?

-No es eso, solo... -Aclaro su voz -Solo que se siente extraño.

- ¿Qué tiene de extraño que te pida matrimonio?

-No, nada. Lo que paso es que nunca me sucedió y es raro, nada más.

-Acaso eres machista -Dije más en afirmación que en pregunta.

-No -Rápidamente lo negó tratando de explicarse, pero yo ya estaba levantada -No quise decir eso, no es algo que sucede todos los días.

-Claro porque esta sociedad está plagada de ideologías erróneas y del convencionalismo, y tú eres parte de eso.

-Rose te estas dando cuenta que estas sacando palabras que no salen de mi boca. Tu misma te estas enredando.

-Me estas llamando insensata -Se refregó su rostro con sus manos riéndose.

-Amor, no te estoy llamando de ninguna forma. Solo te estoy diciendo que es extraño, no digo que este mal.

-Sabes que, no quiero hablar ni pelear contigo. Así que me voy -Me di la vuelta caminando hasta donde cenamos anteriormente para buscar mis cosas. Puede que este siendo un poco inmadura, dramática y necia, pero así soy.

-Rose -Y más me enojaba cuando me nombra con tono de burla -Amor, ni siquiera escuchaste mi repuesta.

-No la quiero escuchar, suficiente con tu expresión -Dije haciendo movimientos exagerados con mis brazos y manos.

-Es que me sorprendí, nada más. Por favor no seas terca, ven y conversemos mejor.

-Que no quiero -Alce mi voz y de a poco me di la vuelta -Y no soy ninguna ter... -Instintivamente lleve mis manos a mi boca por la sorpresa de ver a Roman arrodillado con una cajita de terciopelo negro abierto donde se encontraba un anillo corte princesa en forma de corazón grande de plata - ¿Qué es esto?

-Por eso me sorprendí, acabas de arruinar mi sorpresa. Parece que estamos conectados con el otro -Sonreí riéndome de mi misma y de mis payasadas, acercándome de a poco -Y es otra de las razones por la que deberías aceptar mi propuesta... no soy perfecto, a veces soy un gruñón, otra desaparezco por completo, a veces soy difícil de leer, no te prometo que seré el mejor marido de la historia, pero sí que pondré mi esfuerzo en hacerte aunque sea un poco feliz y verte sonreír de esa forma increíble que tienes de hacerlo, porque te amo y me hace enormemente feliz cuando tú lo estas. Así que, Rose Marie Bellemore Cooper, eres la mujer más exasperante, terca, dramática -Aquellas palabras me hicieron reír un poco avergonzada del berrinche que hice minutos atrás -Pero la más bella, graciosa, empática, con un corazón enorme ¿Te quieres casar con este simple hombre con imperfecciones? -Sonreí con lágrimas en mis ojos. "No lo pude evitar", menos mal que no me puse tanto maquillaje. Asentí sin colocar resistencia.

-Si, si quiero. Mil veces sí, quiero casarme con este hombre imperfectamente bello y perfecto para mi -Sonrío levantándose para sacar el anillo de la cajita y colocar el anillo en mi dedo anular de mi mano izquierda y dando un beso en él. Luego acaricio mis mejillas borrando las lágrimas y acercarse a mi para darme un beso profundo cargado de amor.

-Te amor mi Rose -Deje descansar mi frente con la suya suspirando de felicidad.

-Yo también te amo.

No sé cómo llegué a este punto, años atrás de seguro nunca me hubiera imaginado estar de esta forma. Años en lo que no sabía cómo lograr quitar ese dolor que pareciera nunca irse, que vivía dentro mío como si fuera un pegamento imposible de despejar. Pasaron tantas cosas que por un momento me negaba a aceptarlas, tal vez por miedo de ilusionarme y que de la nada me lo quiten.

Es tan doloroso ese sentimiento de que te quitan una parte de ti de forma tan violenta, me sentía aterrada y no aceptaba que me pasaran cosas tan buenas. Hasta ahora me doy cuenta de que soy consciente de lo que tengo ahora y lo único que puedo hacer con ello es disfrutarlo, porque no sabemos cuánto durara y no importa lo que pasa, simplemente intentare ser parte de ello y recordarlo como algo bello que sucedió en mi vida.

Tal vez sea algo cliché lo que me sucedió, "un hombre fue quien cambio mi vida" y es así, quizás Roman solamente puso ese pequeño impulso, pero fui yo quien tomó la decisión. Porque al fin y al cabo cada uno tiene su propio albedrío, y si yo necesitaba esa reforma en mi vida yo debía hacerlo por mí y por las personas que me importan y que me necesitan.

Esas heridas que por culpa de x motivos que sucedieron de la nada o que quizás fueron debido a mis decisiones fueron parte de mi pasado y así quedara, algo de lo que simplemente puedo aprender y otras veces a las malas, pero creo que es lo que nos ayuda a formarnos y facultarnos como personas a lo largo de la vida. A.... sobrevivir.

Por experiencia sé que el dolor no es para siempre si uno decide soltarlo. Si pensarlo y sin quererlo pase por circunstancias que por poco me hacían querer rendirme porque ya estaba cansada y no soportaba el dolor, los recuerdos, la cicatrices, las perdidas. Aun con mis temores llegue a perdonar, llegue a conocer personas increíbles y a amarlas. Momentos en el que decidí dejar el pasado que me consumía de a poco y deje que alguien mejor entrase por aquella puerta dañada que con un poco de pintura la ocultaba, pero que cuando se miraba más de cerca se notaba, pero él llego para sanarla. Aprendí el verdadero significado del amor, de dar incluso terceras oportunidades, sané mis viejas heridas y amé las imperfecciones de cada ser querido que siempre estuvieron ahí. Sobre todo, encontré la manera de perdonarme y amarme a pesar de mi errores y las malas decisiones. De esa forma logre curar mis heridas.

FIN

Curando HeridasWhere stories live. Discover now