25: ¿Mamá?

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"El gozo de la maternidad viene a ratos. Habrá momentos difíciles y frustrantes. Pero en medio de los desafíos, hay momentos brillantes de gozo y de satisfacción" - M. Russel Ballard.

Con tantas responsabilidades tuvimos que dejar ese día tan esperado para nosotros para la otra semana. Ambos nos sentimos tristes, pero bueno, el deber llama y no podemos hacer otra cosa. Pasaron los días y seguimos contándolos, deseando que pronto llegara para poder descansar, estar tranquilos y poder disfrutar de la compañía del otro.

Inesperadamente Rayan venía a visitarme de vez en cuando y me traía algunos postres. A veces pensaba que trataba de ligar conmigo, pero luego no me lo llego a creer y solo pienso que es un simple amigo y compañero. Aunque no es lo mismo para Charlotte y Adele, al igual que mi equipo, dicen que le gusto y bla bla bla. No soy ese tipo de persona que le interese estar con alguien como el doctor Rayan, además creo que... me estoy enamorando de Roman. 

Es como si al terminar de trabajar deseara que estuviera afuera del hospital esperándome apoyado en su coche como aquella noche, con aquella sonrisa dulce y matadora. Es como si sintiera aquellas cosquillas en mi estomago cuando estoy cerca de él o me este por encontrar con él en un lugar en específico, o cuando me trata con tanta delicadeza, de forma tan respetuosa y encantadora. Incluso cuando estoy en sus brazos, siento aquella seguridad y cálido hogar que nunca llegue a sentir luego de quedarme completamente sola al perder a mi familia.

Justo en ese momento alguien toco la puerta de mi despacho entrando Giselle al pronunciar la palabra "adelante". Al entrar tenía en sus brazos un ramo enorme de claveles rojos que desde la distancia se sentía su perfume. La sonrisa traviesa de Giselle no me dejo indiferente causando una risa de mi parte mientras negaba. Se acerco con ellos hasta mi escritorio dejándolo encima de el. 

-Alguien te mando esto -La picardía en su voz me causaba risa. En un momento suspiro con una sonrisa -Me alegro saber que no se pierden las buenas costumbres -Dijo ilusionada -¿Quien te lo envió? Creo que hay una carta por ahí.

-Que chismosa que eres ¿No tienes trabajo que hacer? -Hizo un mohín con sus labios asintiendo.

-Esta bien, ya me voy. Suertuda -Dijo riendo retirándose por completo de mi oficina. 

Suspire levantándome de mi asiento y acercándome donde se encontraba el ramo de flores que dejo Giselle segundos atrás, son preciosas con su rojo tan intenso y profundo. Acerque mi nariz a una de ellas, su perfume me cautivo al igual que su color. Dentro de ellas había un sobre mediano de color blanco, al abrirlo saque un papel con mezcla de colores pasteles. 

"He escuchado que los claveles rojos son símbolo de amor y fascinación. Mientras reflexionaba en eso, me di cuenta que siento un profundo amor por todo lo que complementa a la Rose que me sorprende cada día. Siento una fascinación y admiración completa cada vez que contemplo tu rostro con leves pecas, tu cabello naranjado con esos rulos perfectamente formados y naturalmente radiantes y de como se enreda mis dedos en ellos, tu sonrisa sincera y tus ojos verdosos que me hacen perderme, que parecen pequeñas estrellas que me iluminan. Me fascina cada vez que escucho tu voz, o cuando hablas de esa forma tan humilde y comprensiva, me fascina como tus labios besan los míos, como tus manos acarician mi rostro. Amor y fascinación es lo que siento por ti mi Rose. Tuyo, Roman".

Quien diría que el Roman gruñón, irrespetuoso, enojado con la vida por haberle quitado a su esposa y casi dejarlo invalido que he conocido en un jardín de hospital en circunstancias que para cada uno eran horribles, ahora es dulce, amoroso y me anda escribiendo carta románticas con un ramo de flores. Cerré mis ojos colocando la carta en mi pecho suspirando con una sonrisa. Siguiendo aun embobada por las palabras tan lindas que me escribió Rom, se escucho nuevamente la puerta.

Curando HeridasWhere stories live. Discover now