1: Un pasado que aun duele.

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"Tienes que aprender a dejar la mesa cuando el amor no se sirve" -Nina Simone.

Al recibir el primer golpe supe cómo sería el proceso, al caer al suelo supe como acabaría. Aun aturdida, con miedo me levanté tambaleante y salí corriendo hasta mi habitación para encerrarme en ella con llave. Con mis manos temblorosas y mis ojos inundados por las lágrimas agarre mi teléfono tratando de llamar a la policía o alguien que corriera a mi socorriéndome. Atrás de lo que se sentía como una puerta frágil, se escuchaba a James insultándome mientras pateaba la puerta.

Busque llamadas y marque 911 con los nervios a flor de piel. Trate de tranquilizarme sintiéndome un poco segura por tener la habitación cerrada con llave, fuera del alcance de las garras de mi agresor. Sin tenerlo en cuenta mi teléfono se apaga logrando que la ansiedad surgiera en lo más profundo de mi corazón y me viniera un solo pensamiento a mi cabeza: "Hasta aquí llegue".

-Por favor.... por favor. Tengo mucho miedo -Agarre mi cabello con frustración por no saber que hacer en esta situación desesperante.

Con todas las fuerzas me levanté del suelo con mis piernas débiles y mi cuerpo adolorido, me dirigí hasta el balcón tratando de buscar una solución. Mire al lado donde se encontraba el departamento de mi vecina. Una idea loca se me vino a la cabeza, " era eso o ser golpeada hasta la muerte". Con cuidado, pase me pierna derecha sobre la barandilla para luego pasar la otra. Sin querer mirar abajo seguí mi vista hasta mi objetivo.

Solo era unos metros cortos, pero el hecho de cometer un error y caer de un edificio de seis pisos no me lo hacía nada fácil. De lejos escuche como la puerta de la habitación se habría con fuerza escuchándose la voz enferma de mi James o lo que pensé que era mi James. Eso era suficiente para darme el impulso para agarrarme de la barandilla de mi vecina y saltando hasta ella, cayendo y golpeándome mis rodillas y manos, pero sin importarme el dolor me levante con las fuerzas que hasta ahora no sabía que podría llegar a tener en estás circunstancias.

Rápidamente ya me encontraba en el balcón de mi vecina Tania y con prisa comencé a tocar con desesperación su puerta corrediza y gritando que me ayudaran, aunque más que eso por dentro pedía que me salvaran con desesperación. James salió al balcón y me vio, sus ojos se llenaron de un color oscuro inusual y aterrador sintiéndome muy pequeña. Negaba susurrando con miedo.

-Por favor no. Déjame en paz, vete.

James con lágrimas en sus ojos y su mandíbula tensada, comenzó a ir hasta a mí. Negaba rogándole que me dejara y se fuera. Me coloque en una esquina tocando nuevamente la puerta para que me escucharan aun con mi mirada en él. La luz de adentro se prendió mostrando a una Tania confundida.

Una luz de esperanza salió dentro de mí y comencé a llamarla a gritos. Tania abrió la puerta y al verme su rostro mostro la preocupación y terror que cualquier persona con corazón mostraría al ver una chica en su balcón con su cara llenas de moretones, hinchada por los golpes y ensangrentada. Luego vio a mi balcón y vio a James. Preocupada me tomo de la mano y me entro adentro cerrando la puerta con seguro.

Agarro su teléfono llamando a la policía y a emergencias. Me llevo hasta el comedor y me dio un vaso con agua y un abrigo tapándome. Por más que me sentía segura estando con Tania, me sentía vulnerable a cualquier cosa. Me causaba escalofríos cada pequeña cosa, aun cuando agarro un colero para atarme el cabello, ya que me trae recuerdos cuando James me agarraba del cabello y me tiraba de él arrastrándome en el suelo.

Sin poder evitarlo comencé a llorar, llorar por todo lo que me paso por estar con una persona que me trato como si fuera una basura, una persona sin humanidad en su corazón. Tania con lastima me abrazo dando palmadas en mi espalda. Su voz me calmaba un poco logrando que me sintiera consolada por primera vez luego de tanto tiempo.

Curando HeridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora