45: Brindis.

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"Sueño mi pintura y pinto mi sueño" - Vincent Van Gogh 

UNOS MESES DESPUÉS.

Salí del coche abriendo el maletero para sacar dos cajas llena de cosas que necesitaría para mi clínica, mi gran proyecto que, gracias a la ayuda de mis amigos, compañeros, mi familia y por supuesto no queda atrás mi querido socio Roman, pude lograr cumplir este inexistente sueño. En estos largos meses nos costó bastante conseguir todo lo necesitaría para comprar un edificio, para cumplir con todo el papeleo, para conseguir permisos del estado.

A pesar de todo el camino duro que tome, logre cumplir mis sueños que antes ni siquiera sabía que tenía. Mañana sería la inauguración y necesitaba dejar todo listo, que todo salga increíble. Giselle, Sam y otros enfermeros que fueron parte de mi equipo en el hospital decidieron seguirme renunciando al hospital. Otros decidieron quedarse, que no me ofendió, mi intención no era pedirles que vengan conmigo, que dejen todo por mí. Era compresible y no me moleste con ellos, aunque se sentían culpables de igual modo, así que vendrían a la inauguración para apoyarme.

Acomode los últimos detalles en lo que sería mi oficina y ya estaría listo, ya tenía ganas de que sea mañana. Cuando ya terminé, me fui cerrando la puerta para irme, pero cuando me di la vuelta casi me dan un infarto cuando frente a mi esta James. Aún estaba confundida y por un momento pensé las peores cosas, pero se veía tranquilo como si no pasara nada.

-Dios James, me asustaste -Aun tenía mi mano en mi pecho tratando de tranquilizar mis latidos por el susto - ¿Qué haces aquí? ¿Tú no deberías estar en....?

- ¿Prisión? Me dieron libertad condicional por buen comportamiento, pero con la condición de que debo hacer servicio comunitario.

-Wow, vaya.

-Si -Un silencio un poco incomodo se instaló lo que me estreso, pero él decidió cortarlo - ¿Esto es? -Pregunto apuntando la clínica donde estaba el nombre de ella, "High Flying Rose".

-Ah, es uno de mis proyectos. Renuncié a mi antiguo empleo y decidí abrir mi propia clínica... -Se quedo observando el letrero -Mañana lo inauguro.

-Genial, felicidades.

-Gracias -Se rasco nervioso y dudando en si decirme algo que solo él estaba pensando.

-Rose, no quiero que creas que te perseguí hasta aquí... yo justo pase por aquí y te vi. Siendo honesto iba a pasar de largo.

- ¿Por qué?

-Por vergüenza. Pero mi cuerpo siguió otras ordenes diferentes. De hecho, me estan esperando -Dijo señalando un grupo de personas con chalecos fluorescentes que estaban limpiando y quienes lo saludaban y le decían que fuera para allá.

-Oh, cierto... servicio comunitario -Asintió.

-Espero que vaya todo bien para ti mañana.

-Gracias, igual con... -Apunte hacia el grupo -Lo tuyo.

Hicimos una seña de despedida y se marchó apresurando su paso hasta llegar a una mujer que lideraba el grupo, quien le dio el chaleco, una bolsa y un rastrillo. Gire en mi eje para dirigirme a mi coche aun confundida por todo lo que paso, aun no estando consciente de haber tenido segundos atrás frente a mí a James. Increíblemente me sentí aliviada por... no lo sé con exactitud, pero fue como si solo fuéramos conocidos y nunca allá pasado nada.

Mientras conducía recibí una llamada de Adele pidiéndome que vaya a su nueva casa que hace un mes se había mudado. Una casa económica y que no costo tanto, le gusto y necesario para vivir cuatro personas. Por lo que tuve que dar la vuelta y dirigirme hasta su casa un poco lejos de la cuidad, cuando estuve frente de su casa apagué el motor y salí dirigiéndome hasta la puerta y entrando gracias a las llaves que me dio en casos de emergencias.

Curando HeridasWhere stories live. Discover now