10: Tu sonrisa.

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"Lo que me gusta de las fotografías es que capturan un momento que se ha ido para siempre, imposible de reproducir" - Karl Lagerfeld.

Estuve las últimas horas del día de ayer siendo perseguida por Adele tratando de persuadirme de estar con Roman, digo tratando porque no funciono, hasta soñé con ella y eso dio miedo. Al día siguiente me había dado cuenta de que había ignorado por completo el mensaje de Roman gracias a mi insistente amiga, por lo que decidí contestárselo cuando estuviera en el hospital en persona.

Sentía que era ridículo contestarle a esta hora cuando ya iré al hospital y de seguro lo visitaría. Cuando había terminado de desayunar me fui a lavar los dientes para luego agarrar mis cosas y dirigirme al hospital. Finalmente, cuando me encontraba visitando a mis niños, donde cada uno de ellos venían corriendo a mi pidiéndome que jugaran con ellos, sin poder resistirme a aquellas encantadoras sonrisas dulces no me quedo de otra que jugar al lado de ellos. Cada segundo que pasaba al lado de ellos era cada segundo valioso para mí y obviamente para su familia.

- ¿Doctora Rose? -Di la vuelta para encontrarme con Jackie quien tenía un sobre en sus manos.

- ¿Sí? ¿Qué pasa? -Me levante logrando que los niños se quejaran porque me estaba yendo, causándome ternura. Con una sonrisa les respondí -Ya vuelvo, no se preocupen. Sigan jugando, ¿okey? -Luego de una afirmación positiva de parte de ellos fui hasta ella.

-Ya salieron los análisis de Katie, la niña que fue hospitalizada hace nueve meses atrás.

-Si, me acuerdo -Sin poder evitarlo la mire preocupada - ¿Y qué salió?

-Descúbrelo por ti misma. Adiós niños, pórtense bien.

-Si!!! -Dijeron todos al unisonó mientras seguían jugando. Jackie no pudo evitar sonreír al escucharlos para luego irse dejándome con la curiosidad.

Tome un profundo aire mientras mi vista solo estaba en aquel sobre en mis manos. Mire hasta donde se encontraba Katie quien está jugando con unas muñecas al lado de Charlie. Aquella niña al principio estaba muy triste y sin ninguna alegría, sorprendentemente entendía todo lo que estaba sucediendo a su alrededor. Tiene solo seis años para lograr entender el porqué de todo y lo único que decía era: "doctora no hace falta que me mienta, sé que voy a morir".

Aquellas palabras me habían impactado de sobremanera dejándome distraída, pensando por un día entero en esas palabras tan sin vida y dándome cuenta de que los niños sienten y entienden, por más que pensemos que sean seres ingenuos e inocentes, realmente no lo son. Pero luego comenzó a sonreír más, a jugar, a reír, charlar con los niños, cuando sus padres vienen a verla, ella solo los abraza y les dice el "te amo".

Impaciente volví mi vista hasta los papeles y comencé a abrirlo con las manos temblorosas. Cuando lo abrí por completo comencé a leerlo poco a poco logrando una sonrisa en mi rostro. Mi corazón comenzó a latir rápidamente emocionándose por aquellos resultados. Saque mi teléfono para mandar un mensaje a una enfermera para que llamaran a los padres de Katie.

-Niños, ya vuelvo. Debo hacer algo.

Luego de escuchar una afirmación positiva de parte de los niños me fui con paso apresurado hasta mi oficina, deje los papeles en mi escritorio y espere a que sus padres llegaran. Mientras tanto comencé a firmar algunos papeles que me faltaban por firmar. Finalmente, cuando había terminado, escuche que alguien tocaba la puerta.

-Adelante.

-Doctora, los padres de Katie Johnson ya están aquí.

-Diles que entren -Deje todo a un lado. Inhale y exhale ansiosa por darles la noticia a los padres de Katie. Volví a escuchar que llamaban a la puerta -Adelante.

Curando HeridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora