29: ¿Quieres ser mi...?

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"Es en los momentos de decisión cuando se forma tu destino" - Tony Robbins.

Caminaba enojada con los puños bien cerrados, sentía que podría mandar bien lejos a cualquiera que se pusiera en mi camino. Detrás mío venía corriendo James pidiéndome disculpas, pero yo seguía cegada por el rencor, la bronca y el odio. Llegué hasta nuestro cuarto cerrando con llave, de forma apresurada me agache debajo de la cama agarrando mi maleta colocándolo sobre la cama para abrirlo y dirigirme hasta mi ropero sacando toda la ropa y colocarla dentro la maleta. 

-Rose, amor por favor escúchame. Fui un imbécil, me equivoque. Ábreme por favor.

Negaba errada, sin querer escucharlo. Fui hasta el baño y agarre todas mis pertenencias colocándolo en la maleta, luego vendría a buscar las demás cosas. Pero necesitaba irme y desparecer de la vida de James, ya no podía soportar su maltrato, su violenta personalidad, sus mentiras y sobre todo el que no me respetara, ya sea mi espacio, mi persona, mi entorno, mi trabajo, todo lo que soy. Resoplando cerré con fuerza el cierre y coloque la maleta en el suelo.

Agarre una mochila y coloque lo demás, incluido mi trabajo de toda la vida, mi notebook, mi Tablet, algunos libros que necesito de medicina. Lo único que dejare para siempre son sus regalos. Me coloque la mochila y agarre la maleta acercándome a la puerta, coloque mi mano en la llave inhalando y exhalando para no caer en su manipulación, hacerme frente a él con valentía. Decidida gire la llave y tomando del picaporte abrí la puerta notando que James estaba llorando suplicándome con la mirada.

-Lo siento, James. Pero esto... -Dije señalándonos -Solo nos lastima más y esto es lo mejor.

Lo hice a un lado dirigiéndome hasta la salida, pero James tomo de mi maleta agarrando mi mano con dulzura y a la vez con desesperación evitando que me fuera. Se arrodillo al suelo rogándome que me quedara algo que movió mi corazón regañándome a mi misma por sentir debilidad por James.

-Basta James, no lo hagas más difícil.

-Te he pedido miles de disculpas, he hecho todo para demostrártelo. 

-No James, ¿no te das cuenta? Te he dado miles de oportunidades, he tratado de ayudarte. Pero vuelves a cometer los mismos errores y para agregarle más al asunto, me acabas de golpear y eso no lo voy a permitir. 

-No, no es por eso. Es porque ya no me amas -Resople colocando los ojos en blanco -Ya no me amas, es eso. Pero no importa puedo lograr que te vuelvas a enamorar de mi.

-Basta, siempre haces lo mismo. Siempre dices lo mismo, el asunto no es ese. Tu eres el problema. Yo quiero ser feliz, pero al lado tuyo no lo soy. Si realmente me amas, déjame ir. 

-Rose te lo ruego.

-No, yo te ruego a ti que me dejes ir y que por tu bien busques ayuda, porque yo no puedo dártela.

Aprovechando su agarre débil y su desconcierto, con fuerza lo aleje y salí por la puerta principal directo al ascensor. Al bajar fui directo a mi coche, colocando la maleta en el maletero y luego subí colocándome el cinturón de seguridad. Coloque mis manos en el volante llevando hacia atrás mi cabeza dejándolo descansar en cabecera, para finalmente sacar todo el aire y comenzar a llorar. 

Lo amaba tanto que dolía alejarme de él, pero instantáneamente el recordatorio de que "el dolor se multiplicaría si seguía con él", volvía a mi mente. Ambos dejamos de ser felices con el otro, ambos dejamos de amarnos porque lo único que teníamos era obsesión y eso provocaría una tormenta sin fin. 

Agarre con fuerza el volante y decidida prendí el motor arrancando hacia el departamento de Alice, una amiga y compañera de trabajo. Creo que ella es la única que sabe de mis problemas con James y al ser la única, me casi obligo a alejarme de él y me invito a quedarme en su departamento hasta que logre conseguir uno para mi. Cuando llegue era como si sintiera que comenzaría una nueva vida.

Curando HeridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora