24: Chismes.

4 1 0
                                    

"En la noche dichosa, en secreto, que nadie me veía, ni yo miraba cosa, sin otra luz ni guía sino la que en el corazón ardía" - San Juan De La Cruz.

He llegado a pensar que la vida a veces es injusta, que haya sido injusto que mis padres murieran en aquel accidente cuando yo tenía 10 años; injusto que me haya alejado por un malentendido con mi hermano lo que provoco que nos hayamos perdido la mitad de nuestras vidas; injusto que la persona que me crio, mi abuela, haya fallecido y yo haiga quedo sola sin ni siquiera haber empezado la universidad, sin saber como manejarme sola en el mundo; injusto que me haya pasado lo que pase con James. 

Pero comienzo a sentir que en todo hay un propósito, siento que todas estas experiencias de alguna forma me han ayudado a formarme como persona y a apreciar más la vida, de no tomar decisiones a la aligera. Incluso tengo la sensación de que he aprendido más sobre la vida gracias a mis "tragedias". 

Mis ojos estaban abiertos y recordé al mirar al techo que estaba en la cama de Roman, en su mansión, en su espacio. Mi cabeza estaba descansando en su hombro, siendo abrazada por él. Dormía tan profundamente que me contagiaba las ganas de seguir durmiendo al lado de este hombre que acelera mi corazón y no puedo evitar sentirme feliz. Sentía que estaba en un lugar seguro, un refugio donde mi corazón comenzaba a ser sanado. 

Sin evitarlo, mi mano fue directo a su rostro tan varonil que comenzaba a amar y a atesorar, lentamente y con cuidado acaricie sus pestañas y sus cejas. Tan pronto al hacerlo una sonrisa brillante y blanca apareció en su rostro anunciándome que se había despertado por mis caricias. Me enderece un poco más acerca estirando mi cuello para darle besos en su rostro.

-Que bendición despertarme de esta forma -Una sonrisa salió de mi rostro abrazándolo con cariño.

-Buen dia -Su mano se coloco en mi mejilla acariciándola para volver a empujarme hacia él y darme un beso en mis labios. Esta sesión de besos se había alargado bastante olvidándome por completo de que debía irme a trabajar -Rom -A pesar de que intentaba hablar, no dejaba de besarme -Necesito irme -Sus manos se colocaron en mi cintura estrechándome más a él. Una risa tentadora salió de mis labios al sentir que sus dedos juguetones me hacían cosquillas -Roman -Giro colocándose arriba mío separándonos un poco para mirarme a los ojos.

-Quédate -Me volví a reír colocando mis manos en sus mejillas mientras me mordía el labio inferior.

-Esta vez no funcionara -A pesar de su actuación de niño pequeño rogando a su madre por un dulce. Me negué haciéndolo a un lado para levantarme e ir al baño de la habitación.

-Trabajas demasiado -Dijo desde la cama aun acostado rezongando mientras que yo me reía colocando el cepillo de dientes ,que me presto Roman, en mis dientes cepillándolos.

-Así es la vida de una doctora, es inevitable. Tal como un policía, como un bombero. Debemos estar atento cada dos por tres, no podemos relajarnos.

-Pero... ¿no me vas a decir que no deseas tener vacaciones y poder descansar de toda la vida ajetreada de una doctora hermosa como tu? -Negaba escupiendo y enjuagando mi boca. 

-Primero, ya tuve vacaciones.

-Demasiada cortas diría yo -Rodee los ojos.

-Segundo, por supuesto que me encantaría tener vacaciones o por lo menos tomarme el día, pero... -Me acerque a la puerta asomando mi cabeza -Hay miles de vidas que me necesitan y si yo puedo hacer aunque sea un poco de diferencia, colocare mi vida entera para ayudar.

Le guiñe un ojo cerrando la puerta del baño para hacer mis necesidades. Al estar lista Roman me invito a desayunar, la mesa estaba completo de comida debido a que le preocupa que no coma. Realmente era una banquete, como la mesa era muy grande Roman invito a los sirvientes a comer con nosotros, fue una linda mañana donde pude conocer mejor a todos. Luego de que termináramos Rom se fue a cambiar para poder llevarme al hospital.

Curando HeridasWhere stories live. Discover now