23: Relato.

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"Esta es una historia sencilla, pero no es fácil de contarla. Como en una fábula, hay dolor. Y, como una fábula, está llena de maravillas y de felicidad" - Giorgio Cantarini.

Pasaron tres semanas desde que estuve en casa de Roman y descubriera que es viudo, al parecer a Adele se le paso aquella información, incluso me dijo que no era importante para comentarlo. Pero para mi si lo era, saber que aun su corazón sigue de luto por su esposa y aun no puede olvidarla, que aun la ame tanto que le cueste abrirse conmigo y tomar pasos importantes en nuestra relación es para mi muy importante y abrumador.

Estuvimos conversando por teléfono, nos veíamos en una cafetería en especifico e incluso pasaba por mi oficina a traerme comida sabiendo perfectamente que no estaba comiendo como debería. Todavía no hablamos de nuestra relación, de a que punto estábamos. Aun seguimos en proceso de conocernos y siento que, falta algo para que podamos dar ese paso y oficializar lo nuestro.

Y se perfectamente cual es ese paso, ambos tenemos nuestras sombras del pasado que nos cuesta expresar y se nos dificulta contar. Nuestros corazones aun siguen lastimados y nos limita a abrirnos con el otro. En estos cuatros días tuve como empujones que me llevaban a querer decirle todo lo que pase, pero mis temores, mis inseguridades, mi terror a contar un pasado que sigo odiando con todas mis fuerzas y que golpeara muy fuerte mi mundo, me hace retroceder dos pasa hacia atrás.

Por más de que estábamos convirtiéndonos en amantes, también estoy comenzando a sentir aquella conexión que nos une como amigos. Y eso me dejaba aliviada, porque no paso con James, siento como si esta relación comenzara a ser pura, inocente y sano de lo que era mi antigua relación.

Ahora no pudimos comunicarnos tanto por nuestro trabajos tan acumulados. Tuve cirugías de emergencias, una fila completa de documentos que firmar, acompañar al director del hospital porque había donado una cantidad enorme de dinero hacia una fundación de niños huérfanos para vacunarlos, luego debía de revisar análisis y observar las quimios. Sentía que iba explotar con tantas tareas por realizar.

Las chicas me mandaron varios mensajes preguntándome si ya iba a volver a casa, pero con todo lo que esta sucediendo ya era notable el hecho de que no volvería temprano a casa. Me quite los anteojos de descanso y los deje en el escritorio sobre los papeles, levante mis manos llevándolos hacia mi rostro para comenzar a refregármelos. Tan pronto como lo había hecho, detrás de la puerta alguien golpeo.

-¿Si? Pase 

-Doctora Rose -Sam abrió la puerta asomando su cabeza con una sonrisa de cansada.

-No me digas que hay más por hacer porque me muero en este instante -Sam se rio negando.

-No, ya no hay más por hacer. Ya se puede ir, a no ser que haya una emergencia, pero lo demás se encarga las enfermeras que les toca turno esta noche -Suspire asintiendo.

-Muy bien. Tu también te puedes ir y descansa.

-Gracias, nos vemos mañana.

-Nos vemos, cuídate -Sam se dio la vuelta cerrando la puerta.

-Igualmente.

Cuando cerro la puerta, lleve mi cabeza hacia atrás sacando todo el aire para luego levantarme estirándome a lo largo sintiendo como todos mis huesos crujían como ramas al pisarlas. Luego apague la computadora guardando todo en su lugar, para luego quitarme la bata y agarrar mi bolso e irme de mi despacho.

-Adiós, nos vemos mañana. Cuídense.

-Igualmente Doc. que tenga una linda noche.

Sonreí despidiéndome con mi mano desde lejos. Al salir, el aire fresco acaricio mi rostro calmándome un montón y sintiendome mucho más relajada. Hoy debía ir en bus porque el coche lo lleve a arreglar así que decidida comencé a caminar hacia la parada del bus correspondiente que me llevaría a casa. Pero tan pronto como lo pensé, a lo lejos vi a Roman apoyado en su coche con una sonrisa y una pinta de cansado al igual que yo, pero con la diferencia de que más guapo al notar como su camisa tenía desabrochado los tres primeros botones, su cabello un poco despeinado, las mangas remangadas y su barba de tres días.

Curando HeridasWhere stories live. Discover now