3: Un perdón imposible.

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"A perdonar solo se aprende en la vida cuando a nuestra vez hemos necesitado que nos perdonen mucho" -Jacinto Benavente.

Cada una de mis mañanas eran extremadamente tranquilas, no había ruidos, no había desorden y siempre la mantuve limpia, ya que me encantaba la limpieza y el orden, podía levantarme temprano para darme una calentita ducha, poder tomar mi te matutino mientras leía un libro, realizaba pacíficamente yoga que es lo que me recomendó la psicóloga y lo cual me termino encantando, pero esta mañana era muy diferente, demasiado diferente diría yo. Por primera vez había demasiado ruido, la cocina era un desastre, el baño estaba sucio, el living se encontraba repleto de ropa y lleno de equipaje de las chicas, ni que decir sobre las habitaciones para invitados donde se hospedaran las chicas.

No pude ducharme tranquilamente, no pude tomar mi té favorito ni leer un nuevo libro de Danielle Steel, mi autora favorita en paz. Por ende, tampoco pude realizar mi pacífica y muy relajante clase de yoga matutina. No me malinterpreten, amo que estén aquí las chicas y realmente las extrañe, aunque siempre nos llamábamos por llamada o videollamada, incluso nos mandábamos mensajes y siempre nos juntábamos para festejar nuestros cumpleaños por unos días o para año nuevo.

Pero llegué a acostumbrarme a una vida diferente a la de las chicas, también me encanta tener mis momentos de soledad, poder recapacitar, pensar a solas me resultaba gratificante y de gran ayuda. Cuando hay mucho ruido no puedo concentrarme y pensar bien las cosas y llega un punto donde digo cosas que al final termino arrepintiéndome profundamente.

-Chicas, me tengo que ir a trabajar, por favor, con el amor más grande que les tengo, cuando llegué quiero mi departamento ordenado y limpio -Les rogué mientras agarraba mi bolso y mis llaves -Si no quieren despertar al dragón interior que tengo. Adiós -Les di a cada un beso tronado y luego me fui.

Al llegar hasta mi trabajo, todo estaba bajo control, mis pacientes estaban sanos y uno que otros tenían refriados por lo que les recete algunos medicamentos. Los niños que estaban recibiendo tratamiento, algunos estaban mejorando y muy pocos seguía igual, lo bueno es que no empeoraban y solo seguía buscar otro tratamiento para que pudieran mejorar. Hoy era el último día de Cassie en el hospital ya que había ganado contra el cáncer, claro que debía venir días para hacerse revisiones.

-Te extrañare tanto, pero más es mi felicidad de que hayas sido tan fuerte y valiente, que hayas ganado esta batalla.

-Muchas gracias, Rose. Sobre todo haberme tenido paciencia -Le sonreí acercándola a mi para que nos abrasáramos cariñosamente.

-Antes de que te vayas necesito mostrarte algo. A ustedes también papas.

Los lleve hasta un salón donde por lo general se hacen evento de caridad para aquellas familias que no tienen como pagar las quimioterapias. Le vende los ojos y con cuidado la lleve hasta el salón, cuando estaba ubicada, le solté el vendaje y todos lo que estaban ahí gritaron "sorpresa" y lanzaron papelitos de colores. Cassie estaba muy sorprendida que no sabía que decir, unas enfermeras le trajeron una corona y unos obsequios.

Verla tan feliz junto a su familia me vuelve a mi feliz, cuando supe de los resultados de análisis de Cassie había saltado de felicidad y cuando le di la noticia a ella y a su familia comencé a llorar junto a ellos. Lo que realmente amo de mi profesión es ver los resultados positivos de los análisis y tener que ver ese brillo y esa felicidad en los ojos de las personas. Mis ojos recayeron hacia los padres que me miraron con una sonrisa de agradecimiento mientras que yo se lo devolví con otra sonrisa al momento en el que asentía con la cabeza.

Cuando me despedí de ellos seguí con mis tareas ateniendo a niños y adolescente, a lo que horas después examiné a los que estaba en quimioterapia. Cuando paso por algunas habitaciones escucho los llantos y gritos de niños sufriendo por los tratamientos fuertes que tienen que pasar, me ponen triste y se me parte el corazón cuando pasa eso. No me puedo imaginar lo que sienten esas inocentes criaturas y lo que deben de sentir sus padres y sus familias.

Curando HeridasWhere stories live. Discover now