37: Duele.

1 1 0
                                    

"De cualquier forma los celos son en realidad una consecuencia del amor: os gusten o no, existen" - Robert Louis Stevenson. 

Preparada para salir, me encontraba al lado de Roman esperando a Zaid y a tía Denise. Los cuatro iríamos a visitar a mamá y a papá, sentía una sensación de nervios y también lo note en Rom lo que me parecía raro, aunque apreciaba su preocupación a la hora de conocer a mis padres. El camino hacia el cementerio no era tan lejos, pero si llevaba tiempo en llegar.

Tía Denise estaba bien arreglada con un ramo de flores en sus manos, Rom también se había arreglado para presentarse y dar una buena impresión causándome ternura. Al estacionar, todos salieron del coche esperando a que Roman apagara el motor y luego salió tomando mi mano, siendo guiado por mi.

A nuestro alrededor había otras personas visitando a sus seres queridos; algunos estaba riendo, otros cantando, parejas abrazándose y simplemente muy poco llorando en solitario. Llegamos a una esquina y finalmente llegamos hasta la tumbas de mis padres. Tía Denise se agacho acariciando la lapida de mamá notando que lagrimas de sus ojos salían sin parar susurrando disculpas por haber sido una mala hermana siendo abrazada por Zaid. Solo me oculte entre el abrazo de Rom para no permitirme llorar, sintiendo como miles de recuerdos caían sin parar. 

Se sentía raro presentarle a alguien a mamá, nunca le presente a James y tal vez porque nunca tuve la confianza necesaria para hacerlo. Era como si, él no fuera lo suficientemente especial para presentarle estos dos tesoros que no los tenía presente, pero si estaba guardados en mi corazón. No llegaba a brindarme es confianza, es certeza para decirles "papá, mamá... él es mi novio y el amor de vida". 

Roman hablaba con ellos como si realmente estuviera aquí presentes, les hablaba con respeto y como si mi papá estuviera apretándole la mano y brindándole esa mirada aterradora de "les haces daño a mi hija y verás". O por lo menos esa es mi imaginación de lo que pasaría si siguieran vivos... de hecho comencé a imaginarlo desde que salgo con él.

Luego de estar por un gran rato, decidimos irnos a comer cerca de una cafetería donde siempre iba yo cuando visitaba a papá y a mamá. Si lo veo desde otro punto de vista, me veía muy solitaria y ahora que lo comparto con mi hermano, con tía Denise y con Roman, lo hacía menos triste y solitario. De hecho me sentía sola... por más de que estaba rodeada de personas, no podía evitarlo... porque es diferente a tener amigos cercanos a tener a tu propia familia, a tu sangre contigo, abrazándote, acariciando tu cabello diciéndote "hija o princesa, todo va a estar bien... aquí estamos nosotros. Tu familia esta aquí". Por supuesto no quiero ser malinterpretada, estoy agradecida y me sentí amada, pero aun así necesitaba a mi familia.

Cada uno se fue por su camino, Zaid se fue con tía Denise a presentarle a su esposa e hijos y yo le enseñe a Rom toda Malibú llegando hasta la playa. Es increíble lo bello que era la playa, el mar y el agradable clima cuando bajaba el sol y el cielo comenzaba a oscurecerse notándose puntos pequeños brillantes. Ambos estábamos descalzos con nuestros zapatos en nuestras manos y con nuestra otra mano desocupada nos tomamos de la mano.

Aquí fue cuando perdí el control de mis emociones. Luego de lo que paso con James, me quede varios meses recuperándome en Malibú en la casa de mis padrinos. Un día, cuando mi cabeza me estaba matando con tantos pensamientos, decidí venir a la playa a tomar aire. Era de noche y no había nadie... solo yo, el mar, las estrellas y una agradable brisa que acompañaba las ondas de mi cabello. Y por primera vez me pregunte... ¿Por qué yo? Paso los de mis padres y nunca me lo pregunte, solo pensé en como haría sin ellos en mi vida... luego no volvió mi hermano y nunca me lo pregunte, solo me encontraba enojada con él. 

Luego paso lo de mi abuela y nunca me lo pregunte, solo pensé que pasaría con su florería, con su trabajo de años. Me estrese como loca con la medicina y nunca me pregunte nada, solo dije: "es parte de la vida" y lo es. Y por último, la gota que rebalso el vaso, James... Ahí uní las piezas de todo lo que paso y ahí fue cuando me pregunte ¿Por qué yo? ¿Qué había hecho para quedarme sola, destruida, rencorosa y amargada? Incluso pensé en la posibilidad de que algo no hice bien y que pude haberlo hecho mejor o haber buscado una mejor solución o no hice nada para que no pasara todo lo que pase. Entonces, grite, llore y me lance a esas aguas que estaban tranquilas, conteniendo la respiración pensando que tal vez me ayudaría a saber la respuesta. Seguí así hasta que mis fuerzas se acabaron, mi voz se cansara quedando afónica, mis lagrimas se secaran sin volver a mojar mis mejillas, hasta que me tire en la arena y me quede dormida casi muriéndome de hipotermia.

Curando HeridasWhere stories live. Discover now