[SEGUNDO LIBRO TRILOGÍA AMOS]
El ángel a decidido al fin olvidar sus principios.
El ángel olvidó a su clan y escogió a un demonio en su lugar.
Pero, ¿y el demonio?
Ella es la hija de un poderoso ángel caído.
Hija del primer demonio femenino.
Pero s...
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Bailó con el diablo tanto tiempo que comenzó a interesarse por Dios.
Aquellos pensamientos abundarán y conquistarán poco a poco la mente en llamas de la primera lilim en pisar tierras prohibidas. La primera mortal en obtener el título de princesa del infierno... Hija de la primera y última mujer.
¿Pero podrá la luz celestial apagar dichas llamas? ¿O únicamente ejercerá como combustible?
Cuando sus rodillas impactaron contra la alfombra de la sala de estar todos se alejaron de la chimenea para ayudarla, escandalizados por su llanto y su apariencia... Todos menos el guerrero caído quien en pie fue testigo de cómo ella se levantaba para alejarse de todos con la intención de acercarse únicamente a él. Deimos no respiró, ni siquiera cuando su amada apresó con fuerza su camisa para dejarse de nuevo caer al suelo.
Aferrada a sus piernas sollozaba y tartamudeaba sin cesar el nombre de su hija.
Los miembros de la orden de los primeros y últimos amos se miraron entre sí para luego poner la atención en el ángel caído quien con los ojos llenos de lágrimas comprendió todo sin contexto alguno.
Comprendió la razón del ataque del general de los seres sombra.
No podía lucir sorprendido ni enojado porque desde que se alejó de dios las bendiciones ya no estuvieron ligadas a su camino. Y con ese pensamiento cerró finalmente los ojos, dejando salir unas lágrimas capaces de agrietar el suelo más fértil.
Dejar el futuro en manos del creador a sido un mantra durante siglos pero lo que pocos han probado es a dejarlo en manos del diablo.
Kimberly Goetia fue escrita por el infierno pero representada por el paraíso... Y finalmente llegará el momento en el que ambos lucharán por ella.
Esta mágica y destructiva historia de amos, demonios y ángeles comenzó en la ignorancia para luego ceder ante la oscuridad. Ahora será el turno de la luz.
-¿Y si perdemos? -susurró aterrorizada a los pies de una gigantesca iglesia.
-Eso ya lo tendrías que tener asimilado. -le giñó el ojo al observar la cruz en lo alto.- Él siempre gana.
Una pérdida.
Una muerte.
Un dolor capaz de dar paso a la mismísima creación de lo prohibido, algo específicamente escrito en el libro imperial del alfa y el omega... Algo cuyas páginas advertían de no cometer ni ocultar.
¿Pero quién dijo que la historia de amor entre un ángel y un demonio sería algo simple?
-Pisaremos un nuevo terreno. Uno que quemará nuestros pies pero la única regla será el no detenerse. -voceó frente a todos antes de esbozar una sonrisa que prometía descubrir la terrorífica esencia de lo oculto.
Como cada vez que hablaba la rebeldía y la revolución se manifestaron, provocando que cuerpos y cimientos temblasen al presentir el porvenir.
Todos los presentes sabían que era difícil retar a un demonio apoyado por el mismísimo rey del infierno, pero nadie nunca imaginó lo que sería enfrentar a uno escogido por el mismísimo creador.
-He probado con el diablo pero el resultado a sido nefasto.
Miró al frente y sonrió lentamente.
-Es hora de intentarlo con Dios.
Deimos rezó por Kimberly, ahora es el turno de ella. ¿Contestará el omnipotente a sus plegarias?
