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59⛥The Orgasm

《NOTA; De los capítulos más esperados entre el fandom. Espero que disfrutéis, comprendáis y sintáis cada hechizada palabra. Gracias por este gran apoyo.
¡Un leal abrazo a todos y todas!》

Capítulo dedicado a @arianna241

Oscuramente delicado.

Me quedó claro cuando estampó mi cuerpo contra la puerta abierta de su habitación, colocando su mano en la parte posterior de mi cabeza para evitar dañarme. 

-Todo daño fuera de las sábanas es innecesario. -susurró sobre mi boca antes de volver a apoderarse de mis labios. 

Fue inevitable sonreír sobre los suyos y sin pensarlo dos veces le despojé de su abrigo para pasar lentamente mis manos por su torso y abdómen, soltando un suspiro a la vez que su lengua acariciaba la mía. 

No pude siquiera verificar si el anillo continuaba en el bolsillo de la capa ya que la retiró sin cuidado alguno para arrojarla a un lado de la habitación la cual estaba iluminada vagamente por tres velones rojos sobre el mueble de numerosos cajones. Descalza alcé los brazos y gustoso apresó los bordes bajos de mi vestido para quitármelo. 

Con su pecho subiendo y bajando por la adrenalina del placer dió dos pasos hacia atrás y me sorprendí a mí misma sonriendo con seguridad cuando se tomó el detalle de acariciar mi cuerpo con sus ojos. Discretamente mordió un poco de su labio inferior para después soltar una clase de profundo gruñido que manó de su garganta para dirigir un intenso escalofrío por toda mi espina dorsal. 

-He deseado tanto poder saborearte... -murmuró más para sí mismo que para mí, con la mirada perdida en mi piel y alzando una mano pasó sus nudillos por mis clavículas.

Pasé mis brazos por sus hombros y él acarició pecaminosamente mi espalda. 

-Déjame entonces hacer tus deseos realidad.

Sentí su cuerpo estremecerse ante mi lujurioso tono de voz y dándonos la vuelta le empujé para caer de espaldas en la cama. 

Mis cejas se alzaron al descubrir un gran espejo abarcando el techo sobre nuestras cabezas. Al bajar la mirada le observé con una pecadora sonrisa a lo que se encogió de hombros. 

Apoyado en sus codos medio sonrió cuando desabroché el botón de sus negros pantalones para después sentarme en su regazo. Él se irguió cuando jugué tentadoramente con la cadena de su cuello a la vez que me deleitaba con lo suave y perfecta que era su piel. Llevó sus manos a mi espalda de nuevo para desabrochar mi sujetador y cuando me despojó de él procedió a intentar concederme el primer orgasmo. 

Nunca imaginé sentir tanto placer con únicamente caricias, mordidas y lametones en mis senos pero cuando lo combiné con mover sensualmente mis caderas en su regazo tuve que echar la cabeza hacia atrás y cerrar los ojos con los labios entrecerrados. Angelo se tomó su tiempo en dominar aquella zona de mi cuerpo y tuvo asegurado el no parar hasta que, sintiendo su excitación entre mis piernas, cerré los ojos con fuerza y mordiendo mi labio inferior emití un débil gemido que fue la razón de su piel de gallina.