10⛥Lilian

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Capítulo dedicado a arianna241

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Capítulo dedicado a arianna241










-¿Todo bien?

No.

Nada estaba bien.

-¡Sí! ¡Dadme cinco minutos!

Cuando finalmente los pasos de Lorcan se alejaron de la puerta del cuarto de baño reanudé mi labor de limpiar la sangre que inundaba mi boca, resbalando así por mi cuello y pecho.

Hice una mueca al acercarme al espejo y maldije interiormente al notar que las encías me seguían sangrando.

Sangrando a un grado anormal.

Tres días después éstos extraños sucesos sólo iban a peor. Mientras los demás planeaban el viaje y decidían por cuáles órdenes empezaríamos yo había estado lidiando con sucesos que terminaban conmigo a punto de perder los nervios. Por no hablar de lo mal que me había sentado el dormir poco. Puse una alarma cada media hora para cerciorarme de que seguía en la cama y tras funcionar la primera noche decidí adoptar esa especie de ritual. Se hizo un cálculo medio y el viaje duraría aproximadamente cuatro días. Siete ciudades en cuatro días... nada mal. Al menos no pisaríamos Salem.

Volví a escupir en el lavabo. Nunca me acostumbraría al color de mi sangre, por no hablar del sabor. El sabor metálico de la sangre humana se había triplicado en la mía hasta un grado desagradable. Observé de reojo la elegante toga y capa blanca que debía de llevar y la risa quiso apoderarse de mi. ¿Cómo demonios me pondría aquello si no dejaban de sangrar mis encías?

Por querer retener la risa sufrí un ataque de tos el cual sólo sirvió para pintar con mi sangre el espejo y el lavabo. A pesar de haber cubierto mi boca me tomó varios minutos limpiar el desastre que provoqué.

Los cinco minutos de espera se convirtieron en quince. Y los quince en media hora. Logré limpiar la sangre de mi cuello y pecho para después deshacerme de mi negro camisón de manga larga. Una vez quedada en ropa interior del mismo color que la vestimenta a portar entré al fin en la toga, con la boca llena de papel higiénico. Era necesario cambiar éste cada ciertos segundos pero la sangre empezaba a ser controlable.

Según Lorcan debíamos de vestir toga y capa blanca durante siete encuentros con las demás ordenes, incluyendo los Santos Amos. Tradiciones según él, por lo que me tragué preguntas y pensamientos sarcásticos acorde a dicha vestimenta. El color seguía sin agradarme pero el diseño una vez más logró deleitarme. La toga blanca se ciñó a la perfección a mi cuerpo, con detalles lineales de color dorado en el escondido escote y con un ancho cinturón del mismo color rodeando mi cintura. El cinturón traía el mismo heptágono que portaban los Santos Amos en sus espaldas, con la diferencia de que el mío poseía una piedra de distinto color en cada una de sus siete puntas. Lo acaricié con mis dedos varios segundos, mirándolo fijamente a través del espejo. En orden de las manecillas del reloj los colores blanco, rojo, azul, verde, negro, púrpura y amarillo resplandecían incluso más que el oro del cinturón. Ésta vez la capa salía desde la parte interior de mis brazos, careciendo de capucha y llegando hasta rozar de vez en cuando el suelo con mi caminar. Le di la espalda al espejo y retiré con cuidado el papel de mi boca. Tras observarlo por unos segundos decidí el no poner más. Me enjuagué con más cuidado aún y dejé mi largo y oscuro cabello caer a mis espaldas mientras me secaba las comisuras de la boca con más papel.

AMA© |TRILOGÍA AMOS 2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora