[SEGUNDO LIBRO TRILOGÍA AMOS]
El ángel a decidido al fin olvidar sus principios.
El ángel olvidó a su clan y escogió a un demonio en su lugar.
Pero, ¿y el demonio?
Ella es la hija de un poderoso ángel caído.
Hija del primer demonio femenino.
Pero s...
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Capítulo dedicado a @yormendoza2110
El poder y la influencia del rey y príncipe del pecado fueron notables a medida que caminaba tras él por el extenso corredor del vestíbulo de su castillo.
Maravillosos velones de cuerpo entero iluminaban de manera tenue todo con todos los colores del arcoíris en sus llamas. Pasé mi dedo juguetonamente por una de ellas y sonreí cuando todas bailaron a la vez.
Su atractiva espalda contenía un ritmo sensual de hombros al caminar de modo que apenas pude centrarme en la lujosa e íntima decoración de a mi alrededor. Su cabello, su postura, su energía...
Absolutamente todo te hacía desear el ser suya.
Culpando al deseo de aquello me detuve cuando él lo hizo frente a una pared. Fruncí el ceño al darme cuenta de que no había salida alguna hasta que extendió la mano derecha para posarla justo en el centro de un círculo situado en el centro. Mis cejas se alzaron cuando su sigilo atravesó su mano con un intenso color naranja que casi podría confundirse con el rojo. La puerta se desbloqueó y partiéndose en dos nos permitió adentrarnos en una gigantesca sala.
Baile para violín de Paganini nos recibió y me adentró en una atmósfera de una fantasía de la que no deseaba salir. Al menos no en un largo tiempo. Gigantescas estatuas de mujeres desnudas de distintas formas y posiciones esbozaban expresiones de placer y algunas sostenían cuencos negros con carbón y fuego en su interior.
Toda la arquitectura de su morada era oscura y gótica.
-Espero que este banquete sea de su agrado. -murmuró cerca de mi oído mientras pasaba los dedos de su mano con delicadeza por mi espalda al descubierto.
Me removí cuando aquel gesto gustó a mis sentidos más de lo permitido.
La gigantesca mesa que nos recibió estaba a rebosar de todas las carnes comestibles imaginables. Asadas, rebozadas, a la parrilla... etc. Bandejas repletas de frutas y de apetitosos dulces y...
-¿Eso es una cabeza?
-De cabra. -asintió tras arrastrar mi asiento para que me sentara.- Le sorprenderían lo apetitosos que son ciertos ojos. -murmuró al agacharse junto a mi oído con ambas manos sobre mis hombros.
Fue curioso cómo de heladas se encontraban y cómo de ardiente dejaron la zona sobre la que reposaban.
Se alejó de mí y antes de alcanzar su asiento enterró la uña de su dedo índice en un ojo de la cabra para después llevar este a su boca. Esbozó una atractiva sonrisa ante mi mueca infantil y cuando al fin se sentó desabrochó los tres primeros botones de su abrigo.
Con las manos sobre mi regazo simulé estar interesada en todo lo que nos rodeaba. La lámpara sobre nuestras cabezas eran las esculturas de numerosos ángeles luchando con demonios y el fuego que cubría sus espadas era el mismo que nos iluminaba. No pude evitar perderme en tan magnífica obra de arte. Cuando me sacié de ella procedí a centrar mi atención en la que tenía en frente de mí.
