[SEGUNDO LIBRO TRILOGÍA AMOS]
El ángel a decidido al fin olvidar sus principios.
El ángel olvidó a su clan y escogió a un demonio en su lugar.
Pero, ¿y el demonio?
Ella es la hija de un poderoso ángel caído.
Hija del primer demonio femenino.
Pero s...
Cuando mis pies abandonaron el helicóptero el alivio y la seguridad volvieron a inundar mi ser.
-Esperaremos su regreso en éste mismo punto.
Lorcan asintió ante las palabras de la soldado, la cual volvió a encerrarse en el helicóptero junto al piloto.
Las hélices fueron descendiendo su velocidad hasta detenerse por completo. Mi mirada se alzó entonces hacia el gran edificio a nuestras espaldas. Habíamos aterrizado en la parte posterior del templo de Boston. Lorcan comenzó a andar seguro hacia éste y Deimos siguió sus pasos.
Coloqué la capucha blanca de mi capa sobre mi cabeza para después alzar la mirada hacia la punta del gran edificio. Una figura dorada resplandecía en todo lo alto pero mi vista de halcón no era.
-¿Kimberly?
Bajé mi mirada hasta Lorcan, quien se había detenido en frente de una de las tres puertas que portaba la parte trasera. Me miraba por encima de su hombro. Nunca dejaría de sorprenderme lo agudos que eran sus sentidos.
Notaba incluso mi ausencia.
A paso rápido me volví a unir con ellos. El alivio que había sentido cuando mis pies volvieron a tocar tierra firme lo empecé a perder en cuanto la primera puerta se abrió, dando paso a un pastor.
-Bienvenidos. -dijo con tenue voz, observándonos detenidamente.
Procedí a hacer lo mismo.
El hombre mayor carecía de cabello en la cabeza y en las cejas, pero portaba un abundante bigote inglés. La tez morena de su cuello poseía pequeñas cicatrices, cicatrices que desaparecían bajo el alzacuellos de su camisa negra. Su pantalón vaquero portaba un llavero de innumerables llaves y no pude evitar esbozar una pequeña sonrisa al observar las cruces blancas dibujadas en sus calcetines negros.
-Soy el pastor Alfie. Es un placer... Es un placer el poder conocerla al fin. -acabó por decir con sus vridriosos ojos mirándome con emoción.
Me tendió la mano, ignorando por completo a Deimos. Éste último alzó las cejas y desvió la mirada, con fastidio.
Procedí entonces a imitar su acción. Ignoré por completo la mano del pastor para mirar a Lorcan.
-Cuanto menos tiempo pasemos aquí mejor. ¿Podemos entrar ya?
Mis palabras soprendieron a Alfie, quien retiró su mano con rapidez.
-P-Perdone si se a sentido ofendida. Simplemente es... es un verdadero milagro su presencia en...
-¿No debería de estar rezándole a Dios?
Dio un paso hacia atrás, ciertamente asustado por la brusquedad de mi pregunta.
