♡Capítulo treinta y ocho

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El mes de junio transcurrió un tanto lento, lo debo de admitir. Todo este tiempo he acompañado a Bea con su trabajo, he aprendido sobre los animales, incluso me paga un pequeño sueldo en lo que le ayudo a cuidar niños. Ella también me está apoyando de manera discreta para alquilar un departamento en París, no me lo ha dicho textualmente, pero lo sé. En ningún momento he dejado de practicar, y, además, he ido a la academia de Odette a bailar con ella.

Es distinta la manera en la que nos desenvolvemos cuando somos compañeras de baile como alumna-maestra. Sin embargo, logro disfrutar de ambas dinámicas. A veces he ido con Edith a su casa para que me enseñe algunas cosas de ballet.

Asimismo, he estado investigando sobre el plan de estudios de la escuela a la que me han ofrecido la beca. Todavía no les he dicho que sí he aceptado, porque tengo dudas, aunque mi mamá me diga que no hay problema, que me puedo ir del nido y volar, que ese ha sido su mayor sueño con lo que respecta a mí. Que me va a apoyar en cualquier decisión que tomara, que, si necesito más tiempo para poder analizarlo o en dos años más, ella va a estar siempre apoyándome.

Sin embargo, creo que he tenido el tiempo suficiente para analizar, y para darme cuenta de que lo quiero arriesgar todo. Voy a dar todo de mí para triunfar, pero si no lo intento, pasaré el resto de mi vida pensando en qué hubiera sucedido si lo hubiera intentado.

Kaleth ha tenido mucho trabajo como pianista en este mes y medio ya que su tiempo libre ha sido muy escaso y no lo he estado con él. Eso sí, todas las noches me llama para saber cómo estoy. Lo extraño, y lo único que quiero es estar con él, sin importar lo que hagamos. Le he dicho que lo voy a acompañar a sus presentaciones, pero dice que no puede llevarme, por más que quiera, ya que son reuniones exclusivas, donde solo él puede acudir.

Pero, hoy es distinto, porque hoy no tiene ni una función, por lo que puede estar conmigo. Y eso es lo que voy a hacer, por lo que sonrío con emoción cuando termino de atarme las agujetas de los tenis para ir con Kaleth a su casa.

Me toco el cabello, asegurándome de que todos los mechones estén en orden. Tomo la mochila que he preparado el pijama, lo único que me falta son unos bocadillos, donde los compraré en la tienda de la esquina. Quedamos en ver series durante toda la noche, ya que mañana también tiene el día libre.

Tomo el bastón y la correa de mi perro para irnos, me aseguro de cerrar la puerta antes de bajar por las escaleras.

—Primero vamos a ir a comprar algunos pedazos de jamón para ti y unas papas con fruta para nosotros, ¿eso te parece bien? —pregunto, agachando la cabeza.

Aketus me ladra, afirmando la petición, por lo que emocionado me lleva hacia la tienda más cercana. La visita a la tienda es breve, porque no quiero estar más del tiempo necesario, ya que compraría más chatarra y la mochila estaría más pesada. Solo busco productos que no sean de origen animal para Kal, aunque yo puedo sin problema.

Tomo el metro para llegar a la casa de Kaleth, aunque tengo que caminar unas calles más, pero por los pasos de mi perro, llegamos en la mitad del tiempo. Está ansioso por su jamón y yo por verlo a él. Toco la puerta con los nudillos, en menos de tres segundos se abre y yo me lanzo a sus brazos.

Creo que lo he tomado desprevenido, ya que sus piernas no soportan nuestro peso juntos y se cae de espalda. Él gime con dolor, pero permanece quieto. Aketus se acerca a nuestros rostros para olfatearnos. Le da un par de lengüetazos en la mejilla de Kaleth y no repite la acción conmigo, por lo que estoy ofendida.

—Hola, Aketus —saluda con su profunda voz.

Recargo la mejilla en su pecho, lo froto, en busca de su atención. Lo nota, ya que sus manos me acarician la espalda.

NefelibataWhere stories live. Discover now