♡Capítulo veintisiete

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​Odette está agitada, sé que no es algo relacionado con la clase de las estudiantes más chicas, porque ya me hubiera comentado al respecto. Así que las niñas pueden sentir la tensión y se les transmite.

—¿Qué es lo que le sucede a la maestra? —preguntó una niña en un murmuro mientras me sujeta de la muñeca, tirándome hacia abajo.

—Sólo está cansada, nada de qué preocuparse —replico en el mismo tono.

Continuamos con el enfriamiento de los músculos. Hoy no fue un día muy productivo. Incluso, soy yo la que lo está terminando. No estoy segura si las niñas están realizando los pasos que estoy haciendo.

La canción se termina y les doy permiso de ir a beber agua y cambiarse, porque varios padres ya están esperando por ellas. Todas se despidieron de mí al cruzar por el salón.

Yo opto por seguir probando mi flexibilidad al subir una pierna en la barra que está en el otro extremo del espejo. Me inclino hacia delante, tocando la punta de los pies, doblándome con suavidad un par de veces.

El lugar se encuentra vacío que podría escuchar el eco de mi respiración. Escucho los pasos acercándose a mí y dejo de moverme.

—¿Te sientes bien? —pregunto, girando el rostro en su dirección—. Las niñas han notado que estás un poco tensa y terminé la clase por ti.

No me molesta en absoluto dar la clase, lo que me frustra es que no puedo guiarlas de la mejor manera y saber si están realizando los pasos correctamente. Una sola mala posición y podrían lesionarse. No quiero eso.

Mi psicóloga me dice que es un proceso, que puedo hacer las cosas a mi manera, hay que adaptarse en la vida. Pero ¿cómo se supone que las voy a ayudar si no las veo? Ah, y tampoco creo que sea apto que esté tocándolas para corroborar.

También he estado conversando sobre mis sentimientos negativos hacia Edith. Lo importante es identificarlos y trabajar con ellos. Aunque sigo con la odiosa envidia cuando ella me conversa acerca de lo emocionada que está por ello ¿Qué se supone que deba de decirle? "Oye, no me hables de eso, porque no tolero saber todo lo que tienes planeado para ti y yo no lo voy a poder hacer".

—Estoy bien, ¿por qué crees lo contrario? —contesta mi maestra de baile.

—En la clase, si hay algo en lo que pueda ayudarte, estoy a toda disposición —ofrezco.

—Gracias, Jol. —Suspira con pesadez—. Aunque en realidad no se me ocurre nada para el siguiente año, referente a la obra de teatro.

—¿Sabes de qué va a tratar? —averiguo, precisa de las preguntas, porque no quiero incomodarla.

Ella gesticula un ruido con negación, así que supongo que está meneando la cabeza.

—Lo bueno es que ya reservaste el teatro —intento animar y ceo que estoy fracasando— ¿Qué día va a ser?

—¡El siete de junio! —chilla con emoción, pero se agota tan pronto.

—Eso es un gran avance, ya mero se va a terminar noviembre, Kaleth me ha dicho que ha estado trabajando en piezas musicales —balbuceo, nerviosa.

—Es que lo que hago, a veces, es tomar las obras de teatro famosas y adaptarlas —resoplo con irritación—. Y el año pasado me adapté una del cascanueces, y lo intercambio. Así que, debería de tener una obra original, y por más que me siento delante del escritorio, las ideas no fluyen, y no avanzo en lo absoluto —escupe, conteniendo la frustración.

Asiento con la cabeza, escuchando con atención.

—Pensé en hacer una reina de dulces, pero hace un par de años utilicé la idea...

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