♡Capítulo diez

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Estoy nerviosa, las palmas de las manos me están sudando y por más que las froto con mi pantalón de mezclilla no logran secarse. Aprieto mis ojos con fuerza, inhalando, sosteniendo el aire en mis pulmones por unos instantes antes de expulsarlo.

Hoy es el gran día en el que danzo al público por primera vez frente al público, hace unos momentos, Kaleth me ayudó a dar una vuelta por el estrecho escenario, donde pude calcular el espacio.

Espero no cagar esto, sé que Odette está un poco ansiosa, pero confía en mí.

El pequeño cuarto, creo que es un salón. Nos han prestado dos, uno para vestir a las niñas con ayuda de sus madres y el otro con los niños. Escucho los murmullos, palabras alentadoras para sus hijas.

—Hola, Joly —saluda una voz aterciopelada, reconozco a Bea y una sombra está parada enfrente de mí.

—Hola, Bea. —Giro me montón a la segunda mancha que logro percibir.

Bea me dijo anteriormente que su novia, Colette que es maquilladora me iba a arreglar el pelo y realizarme un maquillaje. Acepté la oferta y ahora ellas están paradas delante de mí, aunque está es la primera vez que converso con la otra chica.

—Soy Jolene. —Extiendo mi mano hacia Colette—. Muchas gracias por venir a maquillarme y peinarme. —Esbozo una sonrisa.

—Es un placer para mí, aquí traigo todo mi equipamiento. —Sacude lo que creo que es una bolsa, se oye ajetreo.

Colette se sienta a un lado mío, ella tiene un ligero olor a frutos rojos. Su voz es un poco más grave que la de Bea, su piel es oscura con cabello afro largo, por lo que me comentó Kaleth. Me gusta ponerle rostros a las personas con las que hablo.

—Te voy a maquillar primero y luego voy a arreglar tu cabello, ¿te parece?

Asiento con la cabeza.

Sus manos suaves cuando me informa que va a hacer mi cabello hacia atrás para que no interfiera en su proceso. Colette es muy dulce, empieza a hablar conmigo sobre cómo empezó en el mundo del maquillaje.

—Me voy a ir, creo que Odette necesita un poco de ayuda para la escenografía en el pequeño escenario de la cancha. —Frota sus manos, escucho un chasqueo de lengua.

La sombra se acerca hasta a un costado de mí, se inclina hacia ella y oigo sus labios aplastarse contra su piel.

—¿Y cuánto tiempo llevas con Bea?

—Dos años... Creo.

Musita en voz baja, por lo que deduzco que está contando el tiempo.

—Ya casi completamos dos años, en un mes —asevera, suspirando profundamente—. Voy a empezar a aplicarte crema hidratante, pero ya me he desinfectado las manos.

Escucho que atomiza un frasco dos veces. Una crema humectante la coloca en mi rostro, en los puntos altos. Los esparce con una brocha por las partes, luego un poco de protector solar, a lo que ella me dice.

—Tu traje es azul clarito, casi blanco, ¿verdad? —asegura ella antes de empezar a aplicar las sombras en mis ojos—. Tengo piedras plateadas. Te pondré algunas en la frente.

—¿Si vas a alcanzar con el tiempo? Creo que, en cuarenta minutos, Hollie va a empezar a narrar, y yo bailo en las tres canciones.

—Claro, hasta he hecho más en menos tiempo —promete con seguridad, siento más brochazos en mi rostro, son sutiles y no me irritan.

Es relajante.

Su tacto es relajante, por lo que, si no estuviera tan ansiosa, estoy segura que estaría durmiendo.

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