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—¡Taehyung! Qué... ¡¿Qué te ocurrió?! —La voz preocupada del demonio azabache resonó en las paredes de aquella pequeña cabaña en medio de la nada tan pronto como el hombre de cabello rubio ingresó a ella —. ¡¿Fueron esos desgraciados, verdad?! Voy a...

—No —Taehyung lo interrumpió, y lo sujetó del antebrazo cuando el demonio quiso pasar por un costado suyo en busca de un problema que no tendría solución luego —. No fue cómo crees, ¿bien? Fue culpa mía. Me acerqué a uno de los niños pensando que necesitaba ayuda, y sus padres se asustaron, eso fue todo.

—¿Por qué se asustarían de que tú te acercarás?

—Jungkook... A ningún padre le gustaría que un desconocido se acerque a su hijo.

—Pero tú no eres un desconocido —insistió el demonio —. Has vivido toda tu vida con ellos. Has sido su médico y los has ayudado... y ellos... Esto es mi culpa.

—No, no lo es —se apresuró a negar Taehyung —. Ellos solo... tienen miedo ahora, pero ya se les pasará. Todo estará bien.

Jungkook no lo creía así.

Se le hacía difícil creerlo al ver el gran moretón que tenía Taehyung en la frente, la marca en su mejilla derecha y sus prendas desordenadas.

Apretó los puños con fuerza tratando de reprimir toda la ira que se concentró en su cuerpo, y ejerció mucha más presión al notar la canasta vacía en la mano libre de Taehyung.

—No quisieron venderte los alimentos de nuevo... —concluyó sin la necesidad de que el recién llegado dijera algo.

Taehyung soltó la canasta y la dejó caer al suelo, encogiéndose de hombros luego.

—No importa, ¿sí? Podré arreglármelas. Iré al bosque y... —Taehyung se interrumpió a sí mismo cuando Jungkook se liberó de su agarre.

—Te odian por estar conmigo. ¿Acaso no lo ves? No quieren que estés con un demonio. Creo que...

—¡No lo digas! —Taehyung acunó con ambas manos el rostro del demonio, y le dirigió una mirada que rozaba lo suplicante —. Por favor, Jungkook, no digas algo de lo que luego te puedas arrepentir. Está bien. Estamos bien, no importa lo que los demás digan. Solo no digas que no quieres estar conmigo, por favor.

La mirada de Jungkook se ablandó. Tomó las manos de Taehyung y llevó una a sus labios, presionándola contra ellos.

—No iba a decir eso, Tae... —habló con voz dulce —. Yo nunca podría decirte algo como eso. Sé que tal vez es lo que debería de decirte en este momento y solo marcharme para que tú puedes regresar a tu vida feliz... Sé que si yo desaparezco ellos te aceptarán de nuevo, pero soy un maldito egoísta y no te puedo dejar ir. Te amo demasiado como para dejarte ir.

—Yo no permitiría que me dejes ir, Jungkook. Porque tampoco quiero dejarte ir —se aferró al torso del demonio con demasiada fuerza, como si quisieran arrebatárselo —. Así que seamos egoístas con el otro juntos.

Jungkook asintió correspondiendo al abrazo de Taehyung. Lo escuchó sollozar contra su hombro y sintió como cada parte de su corazón se rompía en miles de pedazos.

No soportaba verlo llorar.

Quería... Él realmente quería asesinar a cada persona que provocaba esas lágrimas en su ángel, pero sabía que si lo hacía, este no lo perdonaría nunca.

No lo entendía.

Taehyung hacía de todo para mantener a esas personas a salvo.

La única razón por la que seguían ahí era por ellos, porque Taehyung los amaba y no podía dejarlos desprotegidos, porque para él solo eran aldeanos inocentes de un pueblo olvidado a la merced de criaturas oscuras, pero aún así, cada vez que tenían la oportunidad la aprovechaban para herirlo.

Bloody Attraction [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora