Bloody Attraction [KookTae]

18

La expresión confusa de Jungkook ante las criaturas que se encontraban bloqueando su camino no era tanto de temor, sino más de bien de sorpresa e impacto. Jamás, en todos los años que había vivido, vio algo similar a eso.

Definitivamente la llegada de Taehyung a su vida marcó un punto de inflexión con variaciones constantes y sorpresivas, siempre al borde del abismo frente a situaciones casi irreales.

Desde mucho antes, se había visto involucrado en actividades peligrosas, como las peleas o las carreras clandestinas, pero era un vampiro, nunca lo consideró en verdadero riesgo o algo que atentara contra su vida, así que no se preocupaba mucho de ello. Eran actividades con las que podía pasar el tiempo y se divertía haciéndolo teniendo en cuenta que tenía una eternidad por delante.

No obstante, en la actualidad, con todo lo nuevo que conllevaba la presencia del rubio y los misterios que lo rodeaban, empezaba a cuestionarse si ser un vampiro le supondría cierta ventaja frente a demonios y seres cuya existencia era totalmente desconocida para él. El peligro acechaba en cada rincón, y aún más, con Taehyung a su lado, aunque eso solo lo hacía mucho más interesante.

Taehyung era el epítome de lo desconocido, y Jungkook quería hundirse en su piel y descubrir por su propia cuenta hasta el secreto más recóndito que guardara el rubio. No sabía de donde salía esa necesidad de conocerlo a profundidad, solo estaba ahí, como algo que siempre existió y despertó al verlo por primera vez. Quería saber mucho más de él. Aunque eso signifique estar en constante peligro y escapar de bestias que parecen monstruos asesinos, como lo que tenían que hacer en aquel preciso instante.

Antes, se habían logrado deshacer de dos de ellas con mucha dificultad, y con algunos daños causados, y Jungkook no solo lo mencionaba por el auto, que para su pesar era ajeno, sino también por el arañazo que le había dejado una de esas criaturas en el hombro, el cual dolía demasiado, y el malestar empezaba a extenderse por toda su extremidad, aunque dadas las circunstancias, ni siquiera podía detenerse un segundo a pensar en eso. Habían otras prioridades, como poner al chico a su lado a salvo.

—Hey — Taehyung llamó a Jungkook, ya que parecía haberse quedado en una especie de trance, y cuando los orbes oscuros del vampiro se conectaron con los suyos, continuó hablando —. Aquí es cuando haces algo heróico y nos salvas a ambos, no es momento para que te quedes en shock, despierta — su voz mantuvo cierto atisbo de recriminación, posiblemente por el temor del peligro que los acechaba.

Jungkook no tenía tiempo para enojarse por el tono empleado, así que gruñendo y apretando la mandíbula, asintió, recordándose que luego, si sobrevivían, se encargaría de darle un mejor uso a la boca altanera de Taehyung.

Sus ojos se entrecerraron y regresó su atención hacia adelante, analizando las posibilidades de la idea que había surgido fugazmente en su cabeza, aunque tampoco tenían muchas oportunidades o ventajas de cualquier forma, así que solo le quedaba confiar en sus capacidades de vampiro.

Se relamió los labios, sus manos se cerraron sobre el volante, y teniendo claro su objetivo, aceleró con fuerza; conduciendo lo más rápido que el auto pudiera avanzar.

—¿Qué estás haciendo? — inquirió Taehyung ante la acción tan irracional del vampiro, su cuerpo se balanceó un poco por el brusco movimiento del vehículo. No podrían escapar de esos monstruos como lo habían hecho antes con los otros dos, ahora eran muchos más, así que no entendía la finalidad de Jungkook al intentar repetir esa misma acción.

—¡Prepárate! — gritó Jungkook por encima de todo el ruido que hacía el auto en la carretera y los monstruos que se movían de forma inquietante, ignorando la pregunta del contrario.

—¡¿Para qué?! — Taehyung dejó la exclamación en el aire, su mirada viajaba de Jungkook hacia lo que les esperaba en frente, y al no obtener respuesta y ver que se acercaban cada vez más a lo que sería un impacto directo con las criaturas, sus ojos se cerraron y sus brazos se cruzaron delante de él, en un vano intento por cubrir su rostro.