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En medio de la espesa e intangible bruma que se había formado en su cabeza desde hace varios días atrás, SeokJin podía sentir la boca de Yoongi jugando con su cuello, cerrando sus dientes sobre la piel para tirar de ella antes de succionar.

Sus párpados se apretaron con fuerza, tratando de corresponder a las impúdicas caricias que eran proporcionadas por su pareja en un intento de mermar el libidinoso lumbre que corría por sus venas, como su fuera lava.

No obstante, aunque lo tuviera sobre su cuerpo, con las manos recorriendo la dermis de su espalda con agilidad bajo su camiseta, simplemente no podía enfocarse en el placer que le provocaba, o le provocó en algún instante.

No podía corresponder con el mismo ímpetu que Yoongi aplicaba para transmitirle el deseo desmedido que sentía por él.

Y SeokJin se sintió tan mal por eso.

Su novio siempre había sabido cómo y dónde tocarlo para lograr tenerlo en el punto justo antes de comenzar cualquier encuentro íntimo.

La complicidad que ellos compartían cruzaba cualquier límite, incluso el carnal, por ello, siempre supieron cómo tratar al otro para complacer la necesidad implícita de sus deseos más reprimidos. En cualquier situación.

Por esa razón, ahora todo le resultaba tan nuevo y abrumador. El bucle al que entraba al estar siendo acariciado por su novio lo hacía sentirse culpable y asqueado de sí mismo, porque no lo estaba deseando en lo absoluto.

Solo quería huir y refugiarse en alguien que no debería estar deseando.

En todos los años que llevaba con Yoongi, nunca le había pasado algo como eso.

Nunca hasta que aquel demonio con cara de ángel lo tocó.

Ahora cada vez que cerraba los ojos aquellos orbes feroces y tenaces solo llegaban para atormentarlo y hacerle una especie de reclamo por no acercarse, por no fundirse en aquel ser que abrió una puerta directo al infierno para él. Escuchaba su voz aterciopelada, impidiendo que se quedara solo con sus pensamientos.

Como si una voz en su cabeza le dijera que ya ni siquiera se pertenecía a sí mismo.

Como si su dueño ahora fuera ese rubio recién llegado.

Su cuerpo se calentaba al recordar la manera que en que lo tocó, sus labios hormigueaban cuando recordaba el beso amargo que le concedió, como si estuviera sellando su final a través de él.

Sus pensamientos se volvieron más caóticos, y en cuestión de segundos, el cuerpo que tenía encima de él ya no era el de Yoongi, sino el de Taehyung.

El beso continuaba siendo vehemente, con la misma pasión que el humano le transmitía, pero la fuerza y ferocidad del mismo había disminuido. El toque no era tan vigoroso, sino más bien parsimonioso. Tomándose el tiempo para encandilarlo antes de hacer que su cuerpo estalle en un vórtice infernal.

No notó el extraño rumbo de sus pensamientos y sus acciones.

Pero su novio sí lo hizo.

—Bien, se acabó — Yoongi se separó inesperadamente, sorprendiendo a SeokJin, quien abrió los orbes de manera instantánea, notablemente agitado y abrumado —. Me dirás en este preciso momento qué mierda te está pasando.

SeokJin se relamió los labios y tragó con pesadez el nudo en su garganta, aún aturdido por la forma en que todo estaba ocurriendo.

¿Qué se suponía que debía decir?

Ni siquiera él sabía qué era lo que le estaba ocurriendo. Nunca había sentido algo con tanta intensidad, y todo eso solo lograba asustarlo. Un miedo tan latente e irracional.

Bloody Attraction [KookTae]Where stories live. Discover now