Bloody Attraction [KookTae]

28

Escapar de su hogar para pasar ese día con Jungkook fue una de las mejores cosas que Taehyung pudo haber hecho.

Seguramente tendría que dar muchas explicaciones al volver, o tal vez no, ya que había dejado una nota para que sus padres no estallaran en contra de Jungkook y comenzaran a buscarlo por todas partes. Pero sí estarían muy enfadados.

De cualquier forma no se preocuparía por eso en aquel momento, mientras caminaba tomado de la mano del azabache entre el mar de gente que había ido esa tarde a las atracciones. Sus dedos estaban entrelazados y se mezclaban a la perfección con el resto de personas, puesto que en su mayoría eran adolescentes y algunos niños de la mano de sus padres.

Todo se veía maravilloso; desde los grandes juegos metálicos hasta los más pequeños, los puestos de comida y golosinas, las decoraciones de la zona que estaban llenas de colores.

Definitivamente ese lado de Angelical distaba mucho del que era habitado por vampiros. Incluso Taehyung olvidó por un tiempo que el sol podía brillar tanto como lo hacía en ese lugar.

Ya habían transcurrido varias horas desde que salieron, y fueron a varios lugares antes de llegar ahí. Jungkook insistió en usar su motocicleta para el recorrido, y Taehyung había estado de acuerdo, puesto que eso significaba pasar más tiempo a lado del vampiro, e ir abrazado a él, percibiendo cada centímetro de su cuerpo apretado al suyo, con su delicioso aroma entrando por sus fosas nasales y la agradable sensación de protección que este le brindaba.

Así que no se arrepentía de nada. El tiempo podía seguir pasando y lo único que cambiaba era el grado de satisfacción, el cual iba en aumento.

—¡Oh, cariño, mira! Son hermosos, gana uno para mí.

Taehyung detuvo su andar cuando escuchó la suave voz de una joven desconocida, Jungkook también se detuvo a la par, primero miró al rubio a su lado, y luego dirigió su mirada hacia lo que había captado la atención de este.

Se quedaron de pie mientras veían a una pareja frente a un juego de dardos y globos. En el stand había una variedad bastante amplia de peluches de animales de diversos colores.

La joven los observaba todos con gran emoción, aunque el chico que la acompañaba, que probablemente era su novio, llevaba consigo un enorme oso que era casi de su tamaño.

—Pero hermosa, ya tienes este — le señaló el joven, levantando un poco el enorme peluche en sus brazos.

—Pero yo quiero que ganes uno de estos para mí — insistió la muchacha, haciendo un pronunciado puchero con sus labios.

—Dijiste que querías subir a la rueda de la fortuna, si nos quedamos ahora vamos a tardar mucho, y debemos volver pronto.

—¿Le está diciendo a su novia que no puede con un simple juego de dardos? — intervino la encargada del juego con una sonrisita maliciosa.

—¿Qué? — el joven frunció un poco el ceño.

—Es solo un juego, no le toma mucho tiempo, ¿verdad? — la encargada se dirigió hacia la muchacha, quien asintió con efusividad ante sus palabras.

—Tiene razón, además, él es muy bueno en todo.

—Se nota, se nota — estuvo de acuerdo la mujer mayor, aunque solo lo hacía para endulzar a sus potenciales clientes.

En medio de tantas palabras llenas de halago, al joven no le quedó más que hacer el intento por la insistencia de su pareja.

—Que tonto — rio Taehyung a un lado de Jungkook mientras veía al chico fallar una y otra vez.