♡ Prólogo

33.6K 1.8K 456
                                    

Prólogo

—¡Eres un pedazo de mierda! ¿¡Cómo fuiste capaz de traicionarme!?

—¡Estás loca, tú solita buscaste eso cuando me seguiste!

—¿Resulta que ahora yo tengo la culpa que te fuiste a revolcar con otra mujer? —resopla con ironía mi mamá.

Aprieto mis ojos con fuerza, tratando de ignorar los gritos de mis papis, que es lo último que han estado haciendo durante estos días. Intento ignorarlos, y solo concentrarme en mis muñecas, pero es inútil.

Mi corazón duele demasiado, siento como si alguien lo estuviera apretando con fuerza y  no hay nadie sobre mí. Dirijo mi mano sobre el pecho, pero solo estoy yo en mi habitación.

Sacudo las dos barbies que tengo enfrente, ellas han sido mi único consuelo estos días, la verdad no entiendo mucho de lo que dicen, aunque intento descubrirlo. Es como un juego, y yo soy la detective.

¿Por qué pelean tanto?

¿Es porque soy mala hija?

Sé que tengo algunos problemas para leer como el resto de mis compañeros, pero me esfuerzo para hacerlo lo más rápido posible. También sé que no soy de muchos amigos, quizás el problema soy yo.

Tal vez si fuera una mejor hija, ellos no se estarían peleando tanto, y papi no tendría otra familia.

—Tengo hambre —digo en voz baja, arrugando la punta de mi nariz cuando mi estómago gruñe.

Dejo mi barbie morena, cuidando su larga melena negra para que no se maltrate. Repito la acción con la otra, y las observo fijamente. Por un segundo pienso que soy egoísta al no preguntarles si ellas tienen hambre también.

—¿Ustedes también tienen hambre? —preguntó en un tono de voz bajito, caminando hacia la puerta.

Me detengo unos instantes, posando mis ojos en el suelo, imagino que también deben de tener hambre, por lo que al menos debo de traer dos platos para compartir. Mi mami hace la comida más deliciosa que alguna vez pueden probar, siempre me ha dicho que la prepara con todo su amor.

O eso antes de dos semanas, donde mi hogar ahora solo se escuchan gritos y los regaños hacia a mí, porque no debo interrumpir a los adultos.

Camino por el gran pasillo hacia la habitación de mis padres, donde cada vez se escuchaba más fuerte. Mis nervios aumentan y mis manos se sacuden un poco. Desde el día anterior no he comido, y la verdad que ya no puedo soportar más esta sensación de vacío en mi estómago.

La puerta de madera está entreabierta, puedo percibir la ancha espalda de mi papi, pero no dejaba de gritarle a mami mientras que ella estaba con sus preciosos ojitos de lágrimas.

La ira se apodera de mi cuerpo e intento ser valiente por mi mami.

Empujo la puerta con fuerza, empiezo a golpear la espalda de mi papi, aprieto los ojos mientras estoy gritando a todo pulmón.

—Deja de lastimar a mi mami, papi, por favor.

Mis gritos se convierten en súplicas, mi corazón se acelera y la respiración es más pesada. El hombre gira sobre sus talones, sujetándome de las muñecas con fuerza, deteniéndome.

—¡No te atrevas a ponerme una mano encima, estúpida niña! —Me empuja con dureza.

Caigo sobre mi trasero, veo detrás de la espalda a mi mami y ella tiene los labios cerrados, parece que está avergonzada de mis acciones.

Y una vez más, siento como si alguien estuviera apretando mi corazón.

—No te debes de meter en las conversaciones de los adultos, Jolene —asevera, cruzando los brazos sobre su pecho.

NefelibataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora