LUJURIA - (Ya en librerías)

Oleh EvaMuozBenitez

183M 8.7M 57.4M

El mundo ardió volviendo cenizas a una mujer hecha para pecar. Ahora la lascivia le ha dado paso a una latent... Lebih Banyak

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CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPITULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPITULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPITULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
EL LEGADO PREVALECE.
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 37 II
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPITULO 41
CAPITULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 47
CAPÍTULO 48
CAPÍTULO 49
CAPÍTULO 50
CAPÍTULO 51
CAPÍTULO 52
CAPÍTULO 53
CAPÍTULO 54
CAPÍTULO 55
CAPÍTULO 56
CAPÍTULO 57
CAPÍTULO 58
CAPÍTULO 59
CAPÍTULO 60
CAPÍTULO 61
CAPITULO 62
JAQUE MATE
CAPÍTULO 63
CAPÍTULO 64
CAPÍTULO 65
CAPÍTULO 66
CAPÍTULO 67
QUERIDA RACHEL.
MINISTRO
CAPITULO 69
CAPITULO 70
CAPITULO 71
CAPITULO 72
CAPITULO 73
CAPITULO 74
CAPÍTULO 75
EN OTRO LADO
CAPITULO 76
CAPITULO 77
CAPITULO 78
CAPITULO 79
CAPITULO 80
OPERACION RESCATE
CAPÍTULO 81
CAPÍTULO 82
GOODBYE.
CAPÍTULO 83
CAPÍTULO 84
CAPÍTULO 85
CAPITULO 86
CAPITULO 87
KARMA PARTE 2
KARMA PARTE 3
Extra: Felices fiestas.
CAPITULO 88
CAPITULO 89
¡NO ES UN CAPITULO, ES UN EXTRA!
CAPITULO 90
CAPITULO 91
CAPITULO 92
EPILOGO

CAPÍTULO 68

1.5M 78.7K 594K
Oleh EvaMuozBenitez

Rachel.

Un día a la vez.

Tres semanas, 21 días, 504 horas sin HACOC: Me encuentro en una cama rodeada de monitores y jeringas, mi muralla de fortaleza cayó, así como se agotó la poca fuerza que tenía. Perdí peso y la pena moral me carcome al sentirme sola en un lugar tan lejano. El tratamiento arrasa conmigo, es doloroso inhumano y agresivo.

Seis semanas, 42 días, 108000 horas sin HACOC: Reece redujo un treinta por ciento del veneno y poco a poco me van quitando jeringas, Cho está escribiendo este diario por mí y yo le dicto lo que pienso ya que las fuerzas no me llegan todavía. La depresión me consume el alma y lloro todas las noches. Este calvario me consume quitándome la voluntad.

Me duele el no poder consolarme en el hombro de alguien y la carta de mi amiga solo saco más lágrimas. Mi médico no se me despega y cuando medio recopilo un poco de energía la desperdicio en mi otra adicción. En esa que tiene una C y una M como iniciales. Su ausencia merma los pasos que debo emprender en mi tratamiento.

Nueve semanas, 63 días, 1512 horas Sin Hacoc: No hay monitores, no hay jeringas. Hoy el césped verde toca mis pies y escribo este diario a puño y letra con Reece frente a mi vigilándome de cerca. Hay un 40 por ciento menos de HACOC en mi sangre ya que decidí darle el sí a mis toxicolos sometiendo a un doloroso experimento que logro sacarme de la cama.

Los miedos mermaron gracias a Cho, ya puedo compartir con otros pacientes y un psicoterapeuta lidia con la dependencia sexual que me hunde en la depresión y en episodios largos de ansiedad.

10 semanas, 70 días, 168 Dias sin HACOC: Tengo dos amigos; Frank un canadiense adicto a la metanfetamina y Melania una australiana que tiene seis meses de embarazo. Conocí a la chica en el comedor y es adicta al HACOC hace tres años, su padrastro la sometió y el niño que viene en camino trae una malformación en los pies, su cerebro no se desarrolla como debería y ella se la pasa más en cama que de pie.

Reece quería que conociera a Melania, mi médico es condescendiente, pero como todo Morgan es inhumano a la hora de hacerte aterrizar y mi compañera es la explicación perfecta del porque debo realizarme la cirugía anticonceptiva cuanto antes.

¿Qué clase de persona seria si traigo hijos anormales al mundo? ¿Con que derecho los condenó así? ¿Y con qué derecho me condeno yo a un tortuoso embarazo?

En este estado de depresión y ansiedad me doy cuenta que no hay algo más bello que la felicidad. Yo quiero tocarla y tenerme de vuelta. Quiero controlar mi vida, mi paz, mi calma.

Seria ingrato de mi parte decir que Reece no ha sido un gran apoyo, porque lo es. Es a quien veo cada vez que me levanto y es el último rostro que veo antes de dormir.

Doce semanas, 84 Días, 2016000 horas sin HACOC; Melania murió en la madrugada, se le adelantó el parto, no lo soporto y ahora su bebé está en cuidados intensivos. Fue un bofetón a la poca paz que tenía, pero según Reece ella sabía lo que conllevaba el embarazo y no quiso detenerlo.

Entre en crisis otra vez, la muerte de Melania trajo el recuerdo del asesinato de Fiorella y aunque compartí poco con ambas fallecieron con el anhelo de ver a sus hijos. Ya no quiero estar aquí, pedí hablar con mi familia y no me dejaron, rogué hablar con Christopher y tampoco. No entienden que en este estado se busca refugio en la voz y en los brazos de alguien.

Cho dice que debo ser fuerte, valerme de mi misma y no ligar mis emociones a nadie, quiere que escale esto sola aun sabiendo que ya recorrí este camino antes. Se vale de la excusa de que ya lo conozco, por ende, ya debo saber sobrellevarlo.

Reece me aisló al ver que estaba decayendo otra vez. Tuve un ataque de ansiedad y no supere la prueba de abstinencia. Cho no estuvo de acuerdo, pero ahora estoy en una comunidad nativa en una isla remota la cual es más inhumana todavía.

La comida es asquerosa (Llevo días aguantando hambre) Y aunque sea un militar, aunque me hayan preparado para esto me siento decadente durmiendo en la intemperie. Debo conseguir mi propia comida y pelear por un lugar no húmedo para dormir.

El rugido del volcán empeora mis nervios ¿Para esto me sacaron? ¿Esto es mejor que el HACOC? Los tratamientos anteriores no son nada comparado con esta mierda.

Aquí todo me golpea más fuerte, todo lo extraño más y el coronel no deja de dar vueltas en mi mente. Mi dependencia sexual lo necesita, mis brazos lo anhelan y mi pecho lo añora.

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No han sido días fáciles, sin embargo, he tratado de sobrellevarlo, el contacto con la naturaleza me tiene con energía y eso me ha servido a la hora de nadar, cazar y trepar árboles.

Los isleños practican un deporte llamado "paʻū maloʻ Es una de las cosas más violentas que he visto, pero sola lo he empezado a practicar. Intente pedir que me enseñaran, pero la tribu se negó porque es un deporte solo para hombres.

Me siento fuerte al nivel físico, ayer mire mi reflejo en la laguna y estoy siendo yo otra vez. El color está volviendo a mi piel y mis ojos vuelven hacer los de antes, la comida de la caza se está haciendo notar y hasta tengo el cabello un poco más largo.

El aislamiento me gusta. Me estoy empapando de costumbres y conocimientos, no quiero pensar en nada, ahora solo me importa mejorar mi destreza.

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Anoche rete a un nativo en el "paʻū maloʻ uno de los isleños más machistas, un tonto que aceptó solo por no quedar como cojonudo.

Me dejo vuelta papillas, pero no morí y ahora me están enseñando. Golpeada o no mostré estar a la par y aquí se admira la valentía. El deporte te desangra con cada ataque, pero a mí no me importa perder sangre contaminada.

Cambie los lamentos por prácticas de tiro, la ansiedad por trotes de cuatro horas sin parar. Desaforo la rabia cazando, participando en torneos y empiezo a sentirme fuerte. Imparable. Estoy evolucionando y Reece lo sabe, por qué ya vino por mí.

Quince semanas, 105 días, 2520000 sin Hacoc: Hoy pase la prueba de abstinencia y según los estudios hay un 15 %de HACOC en mi sistema, una genialidad en avances médicos ya que corte dos años en cuatro meses.

¿Ha dolido? Si y mucho, pero ahora siento que soy Rachel otra vez. Me gane un torneo de "paʻū maloʻ y marque la diferencia siendo la primera mujer en lograrlo.

Reece lo presenció y los nativos de otras islas también y lo mejor no fue el cinturón que gane, lo increíble fue la moneda que me dio mi médico. Una moneda que me da el derecho de hablar con mis padres y habrá más si sigo así.

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El viento me agita el cabello y los dedos se me encogen cuando mis ojos captan lo que hay abajo.

407 metros entre el risco y el mar. El vértigo me golpea y la duda me abarca, pero no desisto, solo inhalo una bocanada de aire antes de lanzarme de espalda al vacío.

Se me empequeñece el corazón cuando los intestinos se me contraen con la caída y aprieto los ojos cuando el agua me cubre y el oxígeno se acaba.

Los pensamientos me carcomen la cabeza, todo lo que he padecido en los últimos meses, lo bueno y lo malo. Dolores, angustias, miedos y experiencias que me llevaron a una decisión definitiva: No quiero que nadie me lastime, ni física, ni emocionalmente.

Quien se supera así, quien conquista sus miedos tiene el derecho de ser llamado héroe y yo me considero eso. Soy mi propia heroína, porque las peores guerras no son con otros, son contigo mismo y yo le he ganado la batalla a esto, a la depresión, a la ansiedad y la abstinencia.

Renací tantas veces que ahora quiero hacer lo que me plazca porque me lo merezco. Merezco ser feliz y haré todo lo que esté en mis manos para conseguirlo.

Emerjo y mis pulmones sienten el alivio al estar en la superficie, la corriente esta fuerte, pero con brazadas concisas nado en agua cristalinas hasta llegar a una de las rocas. Descanso un poco y sigo nadando hasta llegar a la orilla.

Reece me espera en la playa y medio se baja los lentes cuando salgo del agua.

—¿Caíste del risco o del cielo? —arquea una ceja paseando los ojos por mi cuerpo en traje de baño— ¿A qué hora vas por las compras?

Sonríe con picardía, ya estoy acostumbrada a los cumplidos de galán, esta fase final del tratamiento nos unió y ahora entiendo el gusto por los hombres maduros (Obviamente no me gusta Reece) ¡Pero, vamos! Es un maduro picaron que no para de elevarme la autoestima.

También es un ser supremamente interesante con toda la experiencia que se carga.

—Revise tus exámenes esta mañana —se mete las manos en el bolsillo dejando que me pegue a su brazo— El HACOC está en un 10%.

La noticia me llena de vida.

—¿Hay premio?

Rueda los ojos deteniendo el paso.

—Dejare que me beses a modo de recompensa.

Suelto a reír y extiende la mano escondiendo un mechón de cabello tras mi oreja.

—Me siento muy orgulloso de todo tu progreso —confiesa—. Y seré sincero al decir que por un momento pensé que no lo lograrías.

—La gente tiende a subestimarme sin saber que saco uñas y dientes cuando me aferro a algo.

—¿Ese algo es Christopher?

Me quedo mirando el océano, por tonto que se oiga la respuesta es; Si, por el mero hecho de que mis momentos más felices han sido a su lado y quiero experimentar todo eso otra vez, como ya lo dije me amo y como me quiero muero por atascarme con lo que me gusta.

Lo tengo aferrado de tal manera que, pese a la distancia, la ausencia y la tristeza no dejo de pensarlo de hundirme en el deseo carnal que me recorre cada vez que lo evoco.

—Tomare tu silencio como un si —continua Reece—. Y no tiene nada de malo, solo que él también es otra prueba para ti.

—¿Más pruebas? Ya he pasado suficientes pruebas con él.

—Rachel —vuelve a detener el paso—. No se es fuerte a medias, tú tienes que crecer más y el amor que sientes por otros no debe ser mayor al que sientes por ti. Porque si algún día esa persona te falla, se quiebra o se aleja tú debes tener cimientos para no derrumbarte.

No le contesto, tiene razón en muchas cosas, pero mi corazón están terco, sigue aferrado a mi tóxica relación.

—Para irte de aquí tienes que demostrarme que estas preparada, no sabemos si lograremos acabar con el HACOC que queda, pero si algún día lo logramos no te dejare partir hasta que no te vea convertida en un huracán.

Llegamos a la cabaña, por mis avances me he ganado el derecho de pasar uno que otro día en casa y no en el centro, Reece y Cho me acondicionaron una habitación y la empleada se encarga de suplir todas mis necesidades, cosa que no necesito. He aprendido a valerme por mi misma.

Cuando te ves obligado a cazar la presa que comerás, a pescar lo que te mantendrá activa durante el día y armar la choza donde dormirás dejas de esperar que otros hagan cosas por ti.

Tomo una ducha y me quedo desnuda frente al espejo, no es que quiera hacer uso de la terapia del espejo, es porque me gusta ver el cambio positivo que tuve. Ya no se me marcan las venas, por el contrario, tengo la piel un tanto más morena por el sol. Las piernas más esbeltas, el abdomen plano, los senos y glúteos firmes.

Reparo todo, el cabello negro azabache largo y con brillo el cual hace un contraste perfecto con el azul celeste de mis ojos «Soy hermosa» Y pensarlo no me hace superficial me hace quererme más, porque no creí que volvería a ver a esta Rachel.

Una Rachel que sabe pelear más, una Rachel más ágil, más veloz. Una Rachel que no necesita ser rescatada ya que ahora puede rescatarse a sí misma y esta Rachel se merece todo lo bueno del mundo.

Me envuelvo en un albornoz sopesando la decisión que llevo pensando hace días, meses atrás no me hubiese arriesgado, pero ahora me siento preparada para ello.

Reece abre la puerta justo cuando me estoy cerrando la bata (Nunca se molesta en tocar)

—Te daré el privilegio de almorzar conmigo —avisa desde el umbral.

—Quiero un ascenso en la FEMF —le suelto de golpe.

Se cruza de brazos enarcando una ceja.

— Ya es hora de ser capitán y tener mi propia tropa.

—Me estaba hartando de insinuarlo con cada oración —espeta— Vístete y lo concretamos abajo.

No se mueve de la puerta y me vuelvo hacia él.

—No me puedo vestir contigo ahí —inquiero.

—¿Por qué? No es que me vaya a excitar —espeta— . Y si tú te prendes lo solucionamos en la cama...

—A tu sobrino no le gustaría oír eso.

—Mi sobrino no tiene la experiencia que tengo yo, por ende, no puede opinar sobre lo nuestro.

Suelto a reír y entra a la alcoba tomando mi cara entre sus manos.

—Esta decisión tenías que tomarla cuando volviste a Londres —aclara—. No tenía que pasar lo que pasó para que notaras el potencial que tienes.

—Gracias por apoyarme en todo —le digo.

—Hago las cosas bien o no las hago —me suelta—. Ahora vístete y baja, no quiero sacar la manguera, así que mueve el culo.

Cada vez que dice eso lo tomo con doble sentido.

Almuerzo y repaso el reglamento de la FEMF asegurándome de tener el perfil que se requiere para ascender y Cho se encarga de reunir los documentos que necesito. Le asombra que sea políglota, que haya estudiado criminología y haya obtenido el título a los 21.

Lo cierto es que no soy solo yo, los soldados de la FEMF deben estar preparados académicamente y desde pequeños nos preparan y pulen en las ramas que demostramos talentos (Lo de los idiomas es necesario para ascender y nos lo enseñan desde niños)

Hasta los veintiunos estudiamos todo el tiempo y por ende a esta edad ya la mayoría tiene un título profesional. Laila es criminóloga como yo e íbamos a las mismas clases con Harry, Brenda es abogada (Aunque no le guste ejercer) Pero en la FEMF ser profesional es obligatorio por un sinfín de motivos.

En dos días tengo todo lo que se requiere, con Reece no tenemos claro si se puede o no en mi estado, sin embargo, no está de más intentarlo y si rechazan mi solicitud ahora lo intentare hasta que lograrlo.

No tengo firmas de nadie, pero me asegure de explicar porque quiero ser ascendida con un discurso de cinco hojas dirigido a Olimpia Muller (Ella es quien da el aval en los casos donde se debe saltar el debido conducto)

—Esperemos que todo salga bien —me anima Cho—, con todo lo que dijo Reece ascender no parece tarea fácil.

—No lo es, si ascender a teniente requiere esfuerzo para ser capitana se requiere más empezando porque te someten a un montón de pruebas y debes estudiar día y noche.

—¿Por qué no te quedas en tu zona de confort? —indaga— . Tienes un buen pago, eres la segunda al mando de tu tropa ¿No?

—Si, pero no está demás un poco de crecimiento.

—Tengo a Christopher en la laptop —avisa Reece—. Ebrio y con la cara reventada.

—¿Qué? —me levanto.

—Quiere hablar contigo y ya llevamos cuatro días en la misma discusión.

—Pero ¿Está bien? —indago preocupada, que ande de pelea en pelea no es raro, sin embargo, me agobia con quien haya sido porque normalmente son Bratt o Stefan los implicados.

—Obviamente no está bien, ese malcriado nunca ha estado bien y a este punto ya no sé qué respuesta darle.

Desde que se fue he querido hablar con él, pero Cho y el terapeuta me recomiendan que lo piense.

—Déjame tranquilizarlo.

—Habría que hablarlo con tu fisioterapeuta —interviene Cho.

—De aquí a que hablemos con él Christopher se pondrá peor.

Me cabrea que me traten como una prisionera, ya he demostrado los avances suficientes como para que se sigan comportando así.

—Tu salud emocional es importante todavía.

—Si, pero él también está mal —le reclamo a Reece—. Con que hablemos un par de minutos no se va acabar el mundo y no hemos cruzado palabra desde que se fue.

—No estoy de acuerdo —insiste Cho.

—Reece —me centro en el único hombre—, un par de minutos no le harán daño a nadie.

—No es cuestión de nosotros —vuelve a meterse Cho—. Es que tu dependencia sexual desencadena ansiedad y la ansiedad viene con la depresión y la tristeza te aísla a desear una sola cosa.

—¡Ya pasé la prueba de abstinencia! —me opongo.

—Bien —Reece alza las manos a la defensiva—. Si crees tener la inteligencia emocional para hacerlo, adelante. Pero ten en cuenta que el perjuicio será para ti si no sabes manejarlo.

Estoy trabajando en mi dependencia sexual y tengo prohibido tocarme, estimularme y fantasear, debo estar concentrada en desintoxicarme ya que la ansiedad por sexo retrasa mi proceso.

—Puedo hacerlo.

Cho sale molesta y Reece va por su laptop acomodándola en mi mesita. Me da un par de advertencias antes de irse y tomo una bocanada de aire antes de abrir la pantalla. Estoy en pijama y con el cabello recogido.

Abro la laptop y la pantalla se ilumina con la imagen de él al otro lado. Está en el estudio del penhouse con un vaso de licor en la mano derecha y la camisa blanca abierta sobre su tórax. Los tatuajes resaltan con la prenda y mi corazón salta con la oleada de dopamina que suelta mi cerebro.

Por cursi que se vea lo primero que hago es posar la mano en la pantalla como si pudiera tocarlo «Lo extraño demasiado» Es a quien más echo de menos y me jode verle la ceja partida y el ojo morado.

—Hola amor —las palabras salen sin poder detenerlas— ¿Cómo estás?

El vaso recae en la mesa cuando se inclina apoyando los codos en el escritorio.

—¿Cómo mierda crees que estoy? —inquiere molesto— ¡Si tengo más de tres meses sin verte y no haces el más mínimo intento por ponerte en contacto!

—No es mi culpa, Chris...

—¡Hace dos semanas estás hablando con tus padres! —trona.

—Porque Reece lo dispuso así, de haber podido hablar contigo hace mucho me hubiese puesto en contacto —no me amedranto con su tono— ¡Y deja los reclamos, te recuerdo que fuiste tú el que me trajo aquí!

—Esto es una mierda —se pasa las manos por el cabello. Se nota que destila alcohol por los poros.

—¿Con quien peleaste?

Sacude la cabeza.

—Estoy jodido —ignora mi pregunta— . Necesito verte...

—Me estás viendo ahora.

—¡Sabes a lo que me refiero! —entramos a lo mismo de siempre.

Su dependencia es mucho más fuerte que la mía y si a mí me ha costado manejarlo no me quiero imaginar lo que es para un hombre que folla casi a diario.

—El que bebas solo empeora las cosas...

—Ya nada puede empeorar la puta erección que me cargo —la confesión me altera el ritmo—. La tengo dura todo el tiempo y no dejo de pensar en las miles de formas en que me gustaría cogerte.

Paso saliva con el cosquilleo que se aloja en mis pezones, la terapia empieza a tambalear y las manos me pican ansiosa por tocarme.

—¿Sabes que haría si te tuviera aquí? —recuesta el peso del cuerpo en la silla.

—Mejor no lo digas...

—Te abriría de piernas sobre este maldito escritorio —cierra los ojos agarrándose la entrepierna—. Abriría tus pliegues y me comería tu coño hasta que te corras en mi boca.

Cierro los ojos también, este tipo de adrenalina te hace sentir viva y sin inseguridades me empapo más porque me imagino lo sexy que nos veríamos uno arriba del otro.

—Saborearía tus jugos y te pondría de cara contra la mesa embistiéndote por detrás —confiesa—. Estoy ebrio y cachondo.

Las hormonas hacen disparates en mi cerebro mientras mi tanga absorbe los jugos que suelto con el mero hecho de querer hacer realidad dicha fantasía. Baja la cámara de la laptop mostrándome el bulto que emerge en el vaquero y mis ojos se pierden en los dedos que sueltan la pretina cuando se la saca como si le doliera.

¡Dios! Se me secan los labios, la tiene totalmente erecta, el glande rosado esta húmedo y las venas se le marcan poniéndome a babear. Se aferra al tallo y acto seguido menea la mano sobre ella hinchándola más. Estira el brazo izquierdo y capto el encaje azul oscuro que sostiene.

—Cadin —huele mis bragas antes de ponerlas a absorber el líquido preseminal que destila— ¿Te gusta lo que ves? ¿Observar cómo me tienes?

Pregunta y asiento con la cabeza, pensé que lo de las bragas era mentira, pero es literalmente cierto y soy testigo de ello cuando las aprieta con una mano y se masturba con la otra.

¡Qué escena! Los músculos se le tensan y se estira en la silla acelerando los movimientos en la verga erecta que sostiene volviéndome agua la boca, con Christopher no se pueden tener momentos ni charlas románticas.

No hay una jodida palabra "¿Cómo estas? ¿Cómo te sientes" "Un te amo o te extrañe" Por el contrario solo me está reiterando que me quiere coger arruinando la terapia que trato de sobrellevar hace semanas.

—¡Nena! —exclama— Como me gustaría que la tuvieras en la boca.

Jadea y aprieto las piernas cuando imagino como se la lamería si estuviéramos frente a frente, como me prendería de su glande y como babearía con su tamaño. La fantasía me prende más y debo arañarme los muslos tratando de que el dolor me aterrice, pero no pasa.

—Pero no te tengo aquí y es lo que me jode...

—Sabes que también te echo de menos —tengo calor y los impulsos empiezan a quitarme la razón.

—No me basta —dice con ojos oscuros y la lujuria me atropella.

—¿No te basta esto? —lo empeoro.

Me saco la pijama quedándome en bragas y paso las manos por mi cuello tratando de calmar mi acelerado corazón.

—Joder... —gruñe relentizando los movimientos de su mano.

La mente se me nubla, no soy consciente de lo que hago y de la nada mi sangre se convierte en lava caliente «¡Control!» Me grito, pero la súplica es en vano.

—Traspasa esa maldita pantalla y ven a follarme —paso las manos por mis tetas—. Quiero verlo, tocarlo y cabalgarlo coronel.

¡Como un demonio! No debí decir eso, lo correcto sería cerrar la pantalla y no apegarme a la segunda dependencia que me agobia.

—Muéstrame las bragas —exige.

—No puedo —trato de hacer uso de mi cordura—. Terminare mal si continuamos.

—No puedes decir eso con la vista que me estás dando —gruñe molesto y sacudo la cabeza.

—Hablemos otro día.

—Mírame y te creo —replica—. Observa cómo me tienes y después toma decisiones.

Sé cómo esta yo también llevo semanas así, pero a diferencia de él yo si quiero ayudarme y no depender de esta dañina obsesión. Nos queremos, pero es mala para los dos y es algo que se debe tratar.

—Rachel, mírame —poso los ojos en la pantalla empapándome más—. Nena tengo que descargarme....

No puedo respirar bien, tengo las mejillas encendidas y mi coño es un charco de fluidos.

—Muéstrame las bragas —vuelve a pedir y me pongo de pie acomodando la cámara para que vea el hilo blanco que me cubre.

El cabello me tapa la aureola de los pechos y juego con el elástico moviéndome suave, tengo una puta voluntad de mierda y lo único que quiero es que venga a cogerme duro y él, aunque haya aminorado los movimientos no deja de tocarse.

—¿Estas húmeda?

¡A la mierda el tratamiento!

—Mucho —le contesto en un tono suave.

—Quiero ver.

No sé a dónde a carajos se fue mi pudor, pero el morbo es tanto que bajo las bragas y alzo la pierna en el banquillo introduciendo los dedos en mi canal, él ya me ha visto desnuda en todas las maneras posibles y por ende no tengo inseguridades frente a él.

Los dedos me quedan empapados y me es imposible contener el jadeo que emerge de mi garganta.

—Saboréate —ordena, obedezco probando mi humedad y soy tan descarada que abro mis pliegues mostrando como me estimulo.

—¡Diablos! —extrañaba estas sensaciones y a él mirándome como lo hace ahora. Los fluidos me empapan las piernas y siento la llegada del orgasmo cuando...

—¡No te corras! —ordena.

—Lo haré pensando en ti.

—¡No!

—¡Joder, Christopher no seas egoísta!

—¡No! —truena y me distraigo con lo que sucede al otro lado, con la mano que se agita sobre el falo grueso, me pierdo e hipnotizo con la imagen de él recostado en aquella silla masturbándose como un poseso e inconscientemente me relamo los labios con la eyaculación que le empapa el abdomen y baña mis bragas.

Están morbosamente delicioso y en vez de apagarme vuelvo a prenderme más, vuelvo al deseo incontrolable del viaje donde quería estar sobre él todo el día, aquellas semanas cuando recién llegue a Londres donde mi única fantasía era que me cogiera.

—¡Rachel ya fue tiempo suficiente! —Cho toca la puerta— Saca la laptop por favor.

Vuelvo a ponerme la bata tratando de tranquilizar el galope acelerado de mi pecho, miro lo que acaba de ocurrir y... ¡Mierda! Como cosa rara eche el maldito avance a la basura. Cho vuelve a tocar y cierro la pantalla de golpe cuando presiento que abrirá la puerta.

—¿Estas bien? —pregunta.

—Si.

Desconecto el aparato de mala gana entregándoselo con rabia. Detesto que la distancia duela, que el deseo se encienda otra vez y que esta dependencia sea tan difícil de lidiar como lo otra.

Me acuesto y los pensamientos obscenos me invaden la cabeza, los escenarios de él y yo desnudos en medios de besos, evoco los momentos repitiendo una y otra vez el día que me quito las bragas en Cadin. La misma prenda con la que se masturbo, la misma tanga que empapo con su eyaculación.

Tres días pasan y sigo igual, no me concentro mi psicólogo lo nota y me aguanto el regaño del siglo al no poner de mi parte sin entender que me es imposible no tocarme cada que puedo.

A la mañana siguiente despierto con las voces que hablan en la sala, es raro que Reece no haya venido a llevarme al centro, así que me levanto, visto y trato de recogerme el cabello mientras me encamino al pasillo, pero detengo el paso al ver a la mujer que sube las escaleras.

—Buenos días —saluda sonriente y mis ojos viajan a los hombres que esperan en la sala.

Es Sara Harts con unos lentes de sol en la cabeza.

—¿Cómo te sientes? —pregunta y sigo sin entender que hace aquí.

—¡Rachel! —me llama Reece— Arréglate que el ministro vino a hablar de tu ascenso.

◆ ▬▬▬▬▬▬ ❴✪❵ ▬▬▬▬▬▬ ◆ 

Christopher.

Manos suaves recorren mis muslos en tanto observo el espectáculo frente a mí, dos mujeres besándose desnudas. El vodka toca mis labios y la mujer que yace de rodillas en el piso me masturba con destreza mientras otra masajea mis hombros tratando de que me relaje.

La del piso acaricia mis testículos queriendo que eyacule, pero no pasa, el miembro crece, se hincha y una secuencia de imágenes pasa por mi mente, el jodido cuerpo con el que fantaseo y el coño que muero por penetrar. El alcohol corre por mis venas y siento que la piel me arde, estoy embriagado de deseo, frustrado, indispuesto y enojado.

¡Me estoy volviendo loco! Los pensamientos van de mal en peor, el malestar, la euforia y las ganas de descargarme en mi hembra. Me cuesta controlar el desespero e inhalo el olor de las bragas que empuño «Brasil» Seda negra que rompí a tirones.

Me relamo los labios sopesando su imagen y lo que mostró a través de la pantalla, los pechos que tanto ansío, el cuello que quiero chupetear y el más exquisito coño que he podido probar. 

La mujer mueve la mano de arriba abajo imaginando lo que le haría justo ahora creando la escena de ella entre mis piernas prendida de mi verga, lameteando el tronco erecto tal gata apetitosa «La necesito» Soy un jodido animal hambriento y deseoso de un apareamiento duro y salvaje.

—El mejor masaje para mis clientes favoritos –entra Nate el dueño del lugar.

Vine por un masaje erótico el cual me haga eyacular, pero ni con eso puedo. 

No soy el único aquí, Parker está a mi izquierda recibiendo los mismos servicios. La mujer se esfuerza porque las caricias terminen en derrame, pero no pasa y es eso lo que me frustra, que pese a tener un jodido espectáculo con especialista incluida no me baste y tenga que recurrir al vídeo como un jodido enfermo.

—¿Champagne? —pregunta Nate y sacudo la cabeza. La masajista se sigue esforzando hartándome en el acto.

—Déjalo estar —me pongo de pie— Las manos no te sirven para una mierda.

—¿Te traigo otra? —pregunta Nate.

Callo y salgo desnudo encaminando a las duchas, el club está repleto de gente y yo entro a la regadera quitando el exceso de aceite. Nunca había estado tan urgido, ando peor que hace unos meses y desde la vídeo llamada no he podido descargarme, la pienso a toda hora y no paro de fantasear con todo lo que quiero hacer.

Apago la regadera y me visto de mala gana frente a mi casillero, el club de Nate ofrece de todo, mujeres despampanantes, sitios para fetiches, espacios sados y salas para parejas. Soy miembro hace años y tenía meses sin venir, pero la urgencia me gano y la visita termino siendo en vano.

—¿Privates Treffen? —pregunta Parker cuando pasa por mi lado y asiento con la cabeza.

Al carajo todo, es viernes no tengo cabeza para nada y lo único que me apetece es embriagarme todo el fin de semana y Parker... No es que seamos amigos, pero ahora nos movemos en el mismo entorno y ya hemos congeniados en varias cosas.

Me encamino a la salida ignorando las llamadas de Alex, Regina y Gema. Make me abre la puerta de la camioneta y abordo el vehículo enfocándome en el móvil. Las primeras notificaciones que me aparecen son las de la candidatura, en un par de semanas logre remontarme en las encuestas y estoy a nada de sobrepasar a Kazuki quedándome en segundo lugar, la diferencia es de 1,5% y ya la radio anuncia que si sigo así lo sobrepasare en menos de nada.

Y todo gracias a Gema que ha desplegado una campaña de ayuda la cual nos tiene en buen concepto, está en todos los titulares de la prensa y no paran de citarla a distintas entrevistas, yo en la última semana me la he pasado aquí y allá.

—Señor no asistió al almuerzo que tenía con la esposa del fiscal —me avisa Make— La señorita Gema lo estuvo llamando a lo largo de la tarde.

—Es mi fin de semana y lo quiero libre —aclaro— Así que nada de trabajo...

—Entiendo —me mira por el espejo retrovisor— Sin embargo, le informo que la señorita Cristal llamo a informar que...

—Lo que sea que tengas que decirme háblalo el lunes —ordeno— Así que cierra el pico y ábrelo sólo cuando te lo ordene.

—Sí mi coronel —es lo último que dice.

Los escoltas estacionan frente al edificio y me apresuro a bajar cuando reconozco la guardia de Leonel «Ese imbécil se está buscando otra paliza» Está saliendo de mi torre acompañado por el padre de Meredith y su director de campaña. Un calvo cincuentón que no ha parado de señalarme con cuanta pendejada se le atraviesa.

—Colega buenas tardes —saluda Leonel— Quisimos reunirnos contigo, pero como no se pudo le informamos todo a tu noviecita.

No me molesto en indagar cosas que terminaran en puños, ya tuvimos una pelea y lo que busca es otro escándalo al que apegarse.

—Vuelve a pisar mi casa y te juro que vivo no sales —es lo único que digo.

—Cuide sus palabras coronel —me amenaza su director de campaña— En la justicia y la política todo puede ser usado en su contra.

Miro al padre de Meredith dando por entendido que el rubio ahora tiene el apoyo de todo el concejo mientras yo me estoy quedando solo con Alex y Regina.

—Buen fin de semana —me desea Leonel antes de marcharse.

Subo al pent-house, Gema está sentada en el sofá con un vestido suelto color marfil y el cabello semirecogido, su porte ya es como el de una primera dama.

—¿Dónde estabas? —inquiere con los ojos llorosos.

—¿Te llamas Alex Morgan? —me voy directo a la licorera.

—El padre de Meredith estuvo aquí con Leonel y no estabas...

—Por suerte...

Atraviesa la sala a grandes zancadas quitándome el vaso de la mano.

—El lunes es la audiencia del asesinato —espeta— Tú, Bratt, Milla y tres personas más tienen que rendir informe sobre que hacían y donde estaban la noche que murió la irlandesa.

—¿Y?

—¿Y? El director de campaña de Leonel nos está poniendo en contra de todo el mundo ¡Quiere sacar a relucir lo de Sabrina y la prensa no está sobre las buenas obras de tu campaña. Está en la audiencia del lunes!

Camina por la sala.

—Lo que dice tiene coherencia, el asesinato, la escena del crimen —agrega— La violencia del acto....

Se lleva las manos al rostro.

—¿Cuál es el jodido problema? —indago. 

—¡No puedo apoyar la campaña de un asesino! —me grita— Christopher, Meredith estaba embarazada y la acuchillaron llenándole el cuerpo de tiros.

—Pero yo no tengo nada que ver en eso —miento.

—El padre de Meredith asegura lo contrario. 

—El padre de Meredith está respirando por la herida —me defiendo— El dolor de la partida de su hija lo tiene ciego y por eso lo vamos a callar afirmando que estaba contigo a la hora del siniestro.

Niega con los ojos repletos de lágrimas.

—Eso no fue así...

—Pero es lo que dirás —doy un paso adelante y ella uno atrás— A estas alturas querrán pegarse de cualquier cosa y no me creerán que fui por un trago esa noche, así que dirás que estaba contigo.

—No...

—Si —tomo su cara entre mis manos— Somos un equipo, recuérdalo.

—No voy a mentir por ti...

La ira me corroe, perder su respaldo si me pesa empezando porque tiene a la mayoría de los periodistas comiendo de la mano.

—¿La mataste Chris? —indaga— ¿Acabaste con la vida de un bebé inocente? ¿Con una mujer que su único error fue equivocarse?

—Claro que no...

—No te creo.

—Entonces no me amas como dices —sujeto sus hombros— Dices quererme y me vas a dar la espalda cuando más te necesito.

Le tiembla la barbilla y baja la cara.

—¿Me amas, Gema?

—Con mi vida, pero no puedo permitir que...

—Shh —poso el dedo en sus labios— No lo digas demuéstramelo, cariño.

Alza la cara y nuestros ojos se encuentran.

—Yo te quiero, pero tú no haces más que burlarte de mí echando por la borda todo lo que hacemos por ti.

—Lo aprecio, solo que no lo demuestro —vuelvo a mentir— Aunque no lo creas tengo presente todo lo que haces y como el equipo que somos vas a testificar a mi favor.

Niega y empieza a acabar con mi paciencia.

—No empecemos con...

—Lo hago si me demuestras lo que sientes por mí —se impone— Necesito confiar en tu palabra, así que deja de lado la patanería, la altivez y trátame como el ser humano que soy, como la mujer que se merece tu respeto.

Le dedico mi mejor sonrisa. 

—Hazte notar en todos los sentidos, Christopher.

—Claro —apoyo mis labios en su frente.

—Ahora mírame a los ojos y asegúrame que no la mataste —pide— Que como dices, fuiste por un trago, caminaste un rato y luego te fuiste a ver a Rachel porque te preocupaba su estado de salud.

—Tal cual lo dijiste, tal cual fue.

Me abraza y correspondo tratando de que se coma el cuento y deje de joder.

—Sabía que era mentira, mamá no crió un asesino —se alza en puntillas besándome los labios— ¿Vamos a la cama? —ronronea— ¿O quieres que nos consintamos en la chimenea?

—Voy a estar ocupado...

—¿Con quién? Deja que te acompañe —me vuelve abrazar— Te echo de menos y tú sabes en qué sentido.

El timbre resuena y Miranda se apresura abrir. En perímetro seguro nadie te toma a traición y yo... Voy asegurar el perímetro. Parker aparece en la puerta con Nate y la masajista más sumisa del club.

—Buenas tardes —Nate pasa a la sala y Parker lo sigue medio ebrio.

—Hola —se acerca Gema— Bienvenidos.

—¿Esta gatita es? —pregunta Nate.

—Gema Lancaster.

Se saludan con un beso en la mejilla y Nate me mira con insinuaciones.

—A lo que vinimos —Parker se quita la chaqueta— Lancaster no quiero sonar como un patán, pero no creo que este tipo de actividad sea para ti.

—¿Disculpa? —se ofende— No hables como si me conocieras.

—La gatita quiere jugar —dice Nate— Que interesante.

—Que conste que lo advertí —el alemán esta tan pasado de tragos que se baja el vaquero dejando que le vea la verga erecta, Gema se pone de todos los colores y la masajista se deshace del abrigo prendiéndose de la polla alemana mientras Nate la termina de desnudar.

Morbo puro, en eso se define mi lazo con Parker en que nos gustan las mismas cosas y aunque trate de aislarse de esto. hay cosas que nunca podrá dejar. El lado dominante prevalece en la mayoría de los hombres que padecen nuestro problema y eso es lo que lo está jodiendo con Brenda.

Se inclina un trago antes de aferrarse al cabello de la rubia que se la chupa y literalmente le folla la boca poniéndola a babear.

—Mira este culo, Chris... —dice Nate.

—Vete —le ordeno a Gema y sacude la cabeza.

—No soy una monja socarrona —se molesta.

—Déjala que juegue —insiste Nate— Es adulta y sabe lo que hace.

—Gracias por entender, pero te agradecería que no le ofrezcas culos a él estando conmigo —avisa— No estoy pintado en la pared.

El rubio se pone en pie ofreciéndole un trago y no me opongo.

—Perdona no sabía que eran exclusivos —le sonríe— No vuelve a pasar.

—Bien —alcanzo la botella yo también— Pongámonos cómodos.

Parker esta vuelto un lío y lo demuestra nalgueando, dominando a la mujer que trajo, con Nate la amarran y Gema no para de abrir los ojos cada que el dueño del club se descontrola (Parker no penetra a la rubia) Pero si saca a relucir lo que tanto quiere ocultar, vuelve a ser el alemán que vi en las vegas con el gran detalle que se nota a leguas que hace todo por despecho.

Las horas pasan y las botellas se van acabando, la rubia va embriagando a Gema y esta se va soltando poco a poco coqueteando e incitándome a que la mire, baila con Nate y con la rubia y el ambiente se va poniendo más caliente cuando la hija de Marie muestra lo que hacía estando con las nórdicas, se vuelve protagonista cuando Parker despide a la masajista, la mujer cumplió con su trabajo y con las insinuaciones de Gema es suficiente.

El dueño del club se sienta en el brazo del sofá sin quitarle los ojos de encima. Gema prende ¿Para qué negarlo?

—No pierdes el mal gusto —Nate se inclina su trago— Llévala al bar, a lo mejor le gusta lo que hacemos —pasa la mirada de Parker a mí.

La morena se sigue moviendo paseando las manos por su cintura. No juzgo las mujeres abiertas y tampoco juzgo el que se levante el vestido despacio alcanzando el elástico de las bragas bajándolas con cuidado, las patea en el suelo y se relame los labios dejando ver el coño desnudo.

—Quiero jugar, coronel —se acerca apoyando las manos en mis rodillas, apoya los labios contra los míos— Ven y cógeme como te gusta.

Voltea a besar a Nate tambien que la recibe gustoso sujetando su cara, una buena escena, un buen espectáculo y una buena motivación.

—Primero Chris y luego tú, Nate.  

El alcohol no es amigo de nadie, Parker esta tan ebrio que se quedó dormido en el sofá y Gema se venda los ojos bailando suave, i put a spell on you resuena en el altavoz y ella trata de mantener el ritmo a la hora de sacarse el vestido.

Nate no deja de mirarla y nos quedamos en silencio dejando que la música sea lo único audible en la sala, cuento los segundo siendo consciente de que el sexo es una buena forma de manipular cuando estas enamorado, yo ya lo hecho con varias consiguiendo lo que me apetece y Gema pues no será la excepción.

—Aunque si le dan celos a Christopher lo dejamos así —vuelve a decir— No quiero problemas con mi novio, ¿Te dan celos ogro? 

Se relame los labios y no contesto, Nate me conoce sabe que soy posesivo con lo mio. 

—Gema lo que pides es arriesgado —habla Nate— Ya conoces a tu novio. 

—Si, pero quiero experimentar sin que dejes de amarme —me dice Gema— Tengo mucho por dar y mucho que probar. 

Me poso a su espalda soltando el sostén, arquea el cuello para que lo bese y lo hago apretujándole los pechos con fuerza, la rodeo tomándole la nuca y la empujo al sofá dejando que se abra de piernas, cruzo miradas con Nate y este se ríe.

Miradas que dicen todo y quedan claras cuando le devuelvo la sonrisa mostrándole el preservativo, se saca la playera, se desabrocha el pantalón y se deshace de los zapatos sin apartar la vista de la morena.

—Que crea que tambien participé —susurro entregándole el preservativo—  Se los dos. 

—Cariño ¿Estás ahí? —pregunta Gema.

—Obvio —me le acerco, rozo nuestros labios y dejo que Nate haga su trabajo.

Nos quiere a los dos, pero yo no quiero ser participe de esto cuando ni la polla dura me pone. 

Por muy hija de Marie, por muy blanca paloma no me satisface y por ello no me la cojo por muy urgido que este, no le meto la polla porque tengo las expectativas sobre la capa de ozono y ella es solo un escalón el cual tengo que pisar.

Mala persona no es, pero como siempre he dicho a los buenos no les va bien y menos cuando son tan manipulables. Que mal que sea la hija de Marie y que mal que yo sea un puto mal agradecido.

Observo como se la cogen mientras me inclino el trago, Nate no es un hombre tierno, eyacula por primera vez, se coloca un nuevo condón sin quitarle la venda y Gema le pide que la lleve a la alcoba «Que hagan lo que se les de la puta gana» Yo tengo otros asuntos que resolver y debo darles solución antes de perder la poca cordura que me queda.

Parker se va en la madrugada y Nate dos horas después. Todo sale tal cual lo imagine, «Gema es super manejable» Me deja en paz el fin de semana ocupándose de todos los eventos que le corresponden y el lunes siguiente declara a mi favor sin saber que no ocupa ni un 5% por ciento de espacio en mi cabeza, sin saber que mientras ella habla yo estoy en otra atmósfera fantaseando con la mujer que quiero desnudar.

El asesinato se le atribuye a la mafia rusa dejando la certeza de que mi nombre está limpio, la prensa nos adula, Gema me sigue defendiendo y en cierta parte me recuerda a Bratt que presumía lo que no tenía.

Los brazos de Gema me rodean por detrás en el juzgado besándome el cuello.

—Te descubrí  —susurra en mi cuello y me vuelvo hacia ella— Y pasaste la prueba.

—¿Qué prueba?

Rueda los ojos aburrida.

—Sabia que no eras capaz de compartirme, te puse la prueba con Nate y la pasaste ¿O es que crees que no iba a notar que estuve con una sola persona y dicha persona eras tú? —dice— ¿Por qué fue así, cierto? Me conoces y sabes que no soy de esas zorras que...

—Claro —escondo un mecho de cabello tras su oreja— ¿Que tal estuvo? 

—Genial como siempre —me abraza— Eres un celosin que me conoce como la palma de tu mano. 

«Aja» Esta mal de la cabeza poniendo pruebas que ni al caso, pero por mí, que crea lo que quiera.  

—Debo irme ogro celoso —besa mi mejilla—  Y si soy solo tuya, para que lo tengas claro. 

Se va con Cristal creyendo que me importa, Alex no sé dónde diablos esta. Los escoltas me rodean y antes de cerrar la puerta de mi vehículo cruzo miradas con el director de campaña de Leonel quien le cuchichea no sé qué en el oído.

Tranquilo llego a casa, me quito la corbata y saco el móvil de reserva que tengo asegurándome de que no esté interferido por ningún lado. Marco el número que necesito y enciendo un cigarro yéndome al balcón.

—Coronel, buenos días.

—¿Conoces a Cesar Baker? —pregunto.

—¿El director de campañas políticas?

—Si —le doy dos caladas a mi cigarro.

—Lo distingo ¿Qué quiere que haga con él?

Suelto el humo y respiro hondo.

—Mátalo —ordeno— Que parezca un accidente.

Cuelgo, sé cómo hago cada cosa y la fuente es de mi extrema confianza. Me echo en una de las tumbonas y me abro el pantalón hundiendo la mano directo a mi entrepierna la verga erecta sale y de mi bolsillo izquierdo saco las bragas violetas que tome esta mañana «Hawai» Me masturbo con su recuerdo, la adrenalina me toma, los labios se me secan, pero por más que intento la jodida eyaculacion no llega y solo termino con la verga hinchada y dolorida. 

«Necesito su coño» No creo aguantar mucho y por mi bien tengo que verla «No sé que me hizo esa maldita, pero soy adicto a ella»


════ ⋆★⋆ ════

Perdón por los errores de contexto y línea de tiempo. Recuerden que esto es un primer borrador que más adelante será corregido.

Aclaro que los hechos contenidos aqui son ficticios y por ende son parte de la trama, se recomienda mente abierta con las diversas situaciones a causadas por los ANTAGONISTAS.  


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