CAPÍTULO 30

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Tentaciones. 

Rachel.

El centro da escalofríos en la madrugada. El aire se cuela por las rejillas atrayendo el frio y un horroroso olor a alcantarilla.

Arrastro la maleta de ropa que me dio la caridad. La madre no me dejo entrar el domingo, me espero en la puerta y me embargo en un autobús con destino al orfanato de Manchester, las auxiliares tuvieron una epidemia de sarampión y me toco cubrirlas hasta que encontraran monjas de reemplazo.

Disfrute mis dias lejos por tonto que se oiga, disfrute estar lejos del caos que conlleva vivir en Londres. 

Pero bueno, la felicidad es efímera, mi existencia no tolera la paz y no tardó en devolverme al ojo del huracán.

Entro a mi edificio al edificio de voluntarios. Mis compañeras ya estan dormidas y dejo la maleta en la cama.

Saco mi neceser y los aparatos que compre en el sex-shop. Ya no hay rastros de mi periodo y me entrepierna me está advirtiendo que es hora de usar los juguetes... Soy ese tipo de chica que se enciende después de menstruar. No es que no lo haya estado antes, porque mis sueños eróticos siguen intactos.

Anoche soñé que me follaban en el confesionario. Si, es sucio teniendo en cuenta que soy una mujer de creencia, pero no lo contuve.

Me acosté sintiéndome culpable por lo que haré y de un momento a otro empecé a imaginar lo mucho que me odiaría Christopher si se entera, una cosa llevó a la otra. Cerré los ojos y de la nada me lo imaginé aplastándome la cara contra la madera mientras me embestía.

Le pongo pestillo al baño del pasillo. Desfundo el consolador de 25 cm y respiro hondo ansiosa por llegar al clímax. Apoyo la cabeza en la puerta, subo la pierna al inodoro y me alzo la falda bajando las bragas, se me aliviana la saliva cuando lo acerco a mi abertura y... 

El móvil me vibra en el bolsillo... «¡Tiene que ser una broma!» Vuelve a vibrar y me ahogo en saliva cuando veo el nombre que ilumina la pantalla

«¡El coronel!» Es un mensaje de texto.

Christopher: Hola

«¿Hola?» Desde cuando dice hola a media noche.

Respondo rápido.

Rachel: ¿Pasa algo?

Lo quiero a metros, no quiero espiarlo, verlo, ni que interrumpa los momentos donde me quiero auto consentir.

Christopher: ¿Esa es la forma de contestarle a tu coronel?

Ideo los posibles motivos del mensaje, de seguro es por el baile de las nórdicas. Quiere matarme por actuar como una puta.

Muevo los dedos en la pantalla.

Rachel: Si vas a regañarme por lo del club fue actuado, ¿sí? Hice lo que me ordenaron.

La respuesta no tarda en llegar.

Christopher: ¿Y qué te hace creer que escribo para eso? No tienes que aclararme lo que ya sé, es obvio que fue actuado, todos estábamos actuando.

No me ando con rodeos.

Rachel: ¿En qué puedo ayudarlo, coronel?

Christopher: Ven a mi habitación, quiero mostrarte algo.

LUJURIA  - (Ya en librerías)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora