¡NO ES UN CAPITULO, ES UN EXTRA!

986K 63K 223K
                                    

«Capitulo extra el cual estará  por cierto tiempo. NO ES OBLIGACION LEERLO»

Dudillas.

Tyler.

Las polacas atraen, al menos las pocas que he visto rondando cada que salgo a asegurarme de que el perímetro sea seguro. Es poco el reposo que tenemos y echo a andar a la propiedad resguardada cuando Dalton me indica que regrese.

—Parte sin novedad —le indico a Ivan que viene a reemplazarme.

Llevamos cuatro semanas aquí y la casa huele más a tensión que a otra cosa. El capitán Linguini está en la sala trabajando con tres computadoras al mismo tiempo mientras su esposa lo asiste, ambos con una cara que no se les ha quitado desde que llegamos.

No sé dónde está el resto de la Élite que se escapó, pero los vi salir esta mañana sin Stefan, él está recogiendo leña afuera.

—Ve a revisar la cámara treinta y nueve —vuelve a pedir Dalton en el sistema de comunicación—, ya que pierde resolución cada cuatro minutos.

Busco el destornillador y realizo el conteo mental queriendo ubicarla y eso me hace subir la escalera, «Es la habitación de los mellizos». Make está vigilando la puerta abriéndome para que siga.

—Espera que yo vuelva para irte —indica.

Le digo que vaya tranquilo. Hay dos incubadoras, pero una está desocupada. El pediatra de neonatos ha de estar con la teniente James y tomo la banqueta para revisar la cámara. Es un problema pequeño que soluciono rápido.

—Solucionado —me digo a mi mismo antes de bajar.

Desde mi punto veo como una manito se mueve y me carcome la curiosidad de que al fin conoceré a los mini millonarios. «El coronel se cree tanto que no ha tenido la amabilidad de presentarlos» y la teniente James como que se le está pegando lo mismo, ya que tampoco los muestra. Le echo un vistazo a la puerta y sigo caminando hacia la incubadora.

Los aparatos empiezan a notarse y uno tiene más que el otro. Las cabecitas aparecen y me acerco más.

—Hola criaturitas —doy un paso más y ambos se ponen a llorar al mismo tiempo haciendo que dé un paso atrás con el que tiene las sondas en la nariz.

¿Qué Diablos...? Lo primero que hago es persignarme sin poder dejar de mirar estático, ¿Cómo carajos? La piel se me eriza, su llanto no cesa y... Eso no es de Dios...

—¡¿Qué mierdas haces aquí?! —entra el coronel enfurecido— ¡Fuera!

Lo hago mirándolo antes de marcharme y él actúa como si no tuviera lo que tiene en esa incubadora. «Necesito un maldito té y por ello bajo a la cocina a prepararlo», parece que hubiese estado en la cuna de Judas, de la bestia, del anticristo.... Dios, no puedo...

—¿Estás bien? —preguntan en la barra y no noté que había alguien.

«Death». Apoyo los codos en la estructura acercándome para que no me escuchen afuera.

—¿Me creerías si te digo que le tengo miedo a un niño de un mes de nacido? —inquiero— Porque lo tengo.

—Se nota —contesta y noto que tiene los ojos verdes— ¿Quieres contarme?

Sacudo la cabeza buscando una taza. El maldito del coronel me pateara el culo si sabe que ando diciendo lo raro que es su hijo.

—Es hijo de la teniente James, sobrino de la hermosa Emma —no lo asimilo—. No puedo creer... Mejor me callo antes de que el coronel me pegue un tiro.

LUJURIA  - (Ya en librerías)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora