CAPÍTULO 37

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¡Feliz cumpleaños, Rachel!

Rachel. 

Siento que trago piedras cuando paso saliva y se me ruboriza la cara, mis ojos buscan una distracción, pero no la hay. No hay forma de ocultar que me estaba abejorreando con el coronel en mi propio pasillo, ligera de ropa y con el coño al aire.

—No hay duda de que llegamos en un pésimo momento, capitán —Hela sale de la escalera y fija la mano en el hombro de Parker— Mi gemela es una egoísta al guardarse un novio tan... —se muerde los labios— Sugerente.

—¿Qué haces aquí? —pregunta el coronel.

—Trabajar —Parker responde tranquilo— ¿Y usted?

Lo tomo de la muñeca cuando aprieta los puños.

—Que no se te olvide con quien hablas  —suelta rabioso.

—Respondo, preguntas con preguntas mi coronel —viene de civil. 

—¡Oh! —Hela se atraviesa con las manos en alto— ¿Va a ver pelea? Eso sería muy sexi.

Ignoro la coqueta mirada que le lanza a Christopher.

—No vine a crear disputas —habla Parker— Solo cumplo lo que me ordenan.

No sé porque no lo vi venir, de hecho, no tengo idea de porque estoy afuera.

—¿Enserio? —alega el coronel— Tengo la curiosidad de saber quién te ordeno hacer el lienzo gigante que tanto exhibes.

Temo por el rumbo de las cosas, Parker no es de los que se deja echar agua sucia.

—El arte no pide permiso —contesta tajante.

—Que inspirador —se ríe Christopher— Te puedo aplaudir ya o...

—No voy a discutir con mi superior —se defiende— Sé que peleas puedo ganar.

— ¿Eso fue lo que te cautivó? —me mira y tomo cartas en el asunto.

—Vete —le señalo el pasillo— Ya estamos a mano y no tienes nada que hacer aquí.

—¡¿Perdona?! —espeta ofendido— Estaba por hacerlo hasta que cierta persona se me abalanzó encima...

—¡Largo! —lo callo.

Mira a Parker sin disimular la chispa de celos.

—No quiero saber que pasa entre los dos —se defiende el capitán.

Se me cae la cara de vergüenza, la vida no me alcanza para pagar los líos en los que he metido a este hombre.

Hela me mira socarrona uniendo los índices en señal de que estamos follando.

—No me interesa ser su rival, coronel —pasa de largo— Y si quiere el retrato con mucho gusto se lo vendo.

Entra a mi apartamento seguido de Hela que no deja de reírse.

—La guardia del ministro esta abajo —Tyler se asoma en la escalera, Christopher empuña las manos y me aparta molesto.

«¿Lo sigo o no lo sigo?» Esta medio maniático y no me conviene que esté suelto, desaparece en el pasillo y corro alcanzandolo en la escalera. 

—¡Oye! —lo llamo y no me mira.

Atropello a Tyler cuando paso por su lado.

—¡Vete a tu casa! —le advierto— Te cobraste la ofensa y lo mínimo que exijo es que dejes de joderme la vida.

LUJURIA  - (Ya en librerías)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora