CAPITULO 78

1.8M 80.9K 805K
                                    

Metástasis.

Rachel.

Un dolor punzante se extiende a lo largo de mis pecho y costillas, me arden los pezones al igual que la piel de los senos. Las órdenes de Christopher truenan a lo largo de la casa mientras me mantengo en el baño, ya llevo dos dias con este malestar insoportable.

—Rachel apresúrate —entra a mi alcoba afanándome la tarea de empacar.

Recibió un mensaje al amanecer que lo saco de la cama, no solo a él a mí que tuve que levantarme a despertar a todo el mundo.

Echo tres cosas y me termina quitando la maleta dejando casi todo por fuera.

—¿Cuál es el afán? —no me quiero ir— ¿Quién llamo?

—¡Muévete al jet!

Me saca sin darme derecho a refutar y tampoco gasto tiempo en eso, gritos matutinos no me apetecen. Camino rápido al jet siguiendo a Alex que ha logrado una buena recuperación en los últimos días.

—¿Qué sucede? —le pregunto al ministro que camina lo más rápido que puede.

—Alerta de atentado en Castlebar —contesta— Anda rápido, por órdenes mías Christopher debe hacerse cargo.

Obedezco, los escoltas se preparan, Christopher toma el mando de la cabina elevándose en los cielos y se mantiene ahí en las horas siguientes con la vista al frente.

Al calvario otra vez, lo observo desde la mesa, los días anteriores no hicieron más que derribar mis cimientos. Noches durmiendo juntos, no supe lo que fue madrugar o levantarme temprano ya que el calor de sus brazos me dejaba por horas en la cama.

«Lejos de todo es donde deberíamos vivir siempre»

—Come —Alex deja un plato en mi mesa y el aspecto no se ve para nada apetitoso.

—¿Cocinaste? Alex, tienes que reposar.

—Los escoltas no cocinan nada saludable, así que come.

No logro descifrar si es pure o papas maltratadas.

—¿Qué esperas? —me regaña— Note que estas teniendo preferencia por el pollo.

Pero frito no pasado por agua, la seriedad me hace tomar la cuchara llevándomela a la boca. La garganta se me contrae, esta pastoso y salado, trago e inmediatamente mi estomago trata de devolverlo.

—La proteína —insiste.

No me gusta la comida que no tiene color y este pollo parece un papel, le doy un mordisco y sabe cómo se ve.

—Tu alimentación es un asco ¿Tu madre no te enseñó a cocinar?

«A usted tampoco, señor» Me reservo la respuesta tomando otra cucharada.

«No lo vomites, no lo vomites»

—¿Cómo ves mis planes? —busco la manera de distraer mi cerebro en otra cosa— ¿Crees que es factible?

—Eres una mejor herramienta que Thomson —aclara— A diferencia de él tu eres protagonista en muchos titulares, quitarlo no me costará nada.

Entre ser capitana o viceministra es que con el primero debo mantenerme en Europa y con el segundo puedo irme América. Lo siento por mi antiguo capitán, pero debo ser egoísta y obtener lo que quiero, aquí nadie está jugando limpio.

—Vas a estar a mi lado ¿Cierto? En cada paso, en cada decisión.

—Si estaré ahí, mi mandato estará presente a través de tus ojos.

LUJURIA  - (Ya en librerías)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora