Exactamente, un mes sin Lauren aquí, un mes encerrada en un cuarto del castillo, un mes desde que Lauren está en rehabilitación. Hace un mes que siento que estoy más muerta que nunca.
Perdí los pocos tornillos que me quedaban cuando Keana me dijo que tenía que ir a un psiquiatra, porque necesitaba medicamentos.
Según ella, tenía depresión.
Depresión mis calcetines.
Me moví entre la ropa de cama, tenía demasiado cansancio como para siquiera sacar mi mano afuera y tomar mi celular para revistar que hora era, minutos después supe que eran las seis de la tarde al oír las campanas.
Suspiré, un día más malgastado.
No lo sé, tenía tanto cansancio, pero no hacía nada, era como un cansancio emocional, no puedo explicarlo.
Bostecé y me levanté al baño, noté los pequeños vellos en mis brazos y revisé mi espalda, también los tenía allí.
Me miré al espejo y no era nada de lo que era antes. En un mes me consumí muy rápido. No era la "carita hermosa" que Lauren solía mirar y admirar.
Bajé, se me apetecía un té de manzanilla. Caminé hasta la sala principal, no había nadie, así que tuve que bajar a la cocina, los trabajadores quedaron mirándome fijamente.
Aclaré mi voz y ellos bajaron su mirada.
—Quiero un té de manzanilla, por favor. —Me senté en una esquina, rápidamente llegó hasta mis manos
Me lo tomé, agradecí y me marché, vi de paso a Sofía y a Josh.
Mi hermana desvió su mirada y Josh le tocó el hombro, salió.
—Hey, ¿en qué andas? —El castaño me sonrió
—Nada, quería un té de manzanilla, voy de regreso hacia arriba. —Elevé mis hombros
Me di cuenta de que estaba en el mismo pijama hace seis días, no me había bañado y se me veía suelto, había perdido un poco de peso. Pero ya me da lo mismo.
—Oh, creí que estabas con las niñas, estaban dibujando.
Sonreí.
—Deberías ir a darles un vistazo, están con Miriam, Keana anda por ahí dando vueltas.
—Iré, ¿ustedes a donde van?
Aclaró su voz, vi que Sofía estaba ya dentro de la camioneta con un abrigo rojo vino y una bufanda negra, Josh iba de abrigo gris y bufanda blanca, ambos con guantes negros.
—Si, vamos a ir a...bueno, nosotros iremos a ver a Lauren —dijo un poco nervioso—. Se cumplió un mes y decidimos ir, además sabemos que tu no estás muy en condiciones de verla, menos las niñas
Asentí con un poco de tristeza.
—Realmente espero que tu te pongas bien para que puedas ir a verla. —Me sonrió
—Estoy bien, no tiene nada que ver con las visitas, Josh, que les vaya bien. —Me molesté
Caminé escaleras arriba, él me llamó pero no volteé a verlo.
Toqué la puerta de su habitación, se demoraron en abrir.
—Mamá, entra. —Era la voz de Fiorella
Miré hacia abajo y allí estaba, con su mano en la manilla.
Le sonreí, pero tardó en regresarme la sonrisa.
Entré y ella estiró sus brazos, me agaché y ella acarició mi rostro.
—¿Cómo estás? —Me preguntó, juntó su nariz con la mía.
—Bien amor, ¿qué estás haciendo? —Besé su frente
—Dibujando, Cameron pierde los lápices, dile que no lo haga. —Se sentó en la blanca y peluda alfombra.
—No es mi culpa Fiorella, ya te lo dije, lo lamento, deben de estar debajo del cuaderno. —La miró, excusándose.
Sonreí, tenían un año cuatro meses y pronunciaban muy bien, además de tener un vasto vocabulario.
—¿Puedo ver lo que están dibujando? —Me senté a su lado
Miriam no me quitaba los ojos de encima.
—Claro, dibujé un árbol. —Fiorella buscaba la hoja con su dibujo
Me imaginé algo como esto.
—¿Un árbol grande o pequeño? —hablé mientras buscaba la hoja
—Es grande, muy grande, pero aquí obviamente se verá pequeño. —Sonrió y me mostró el dibujo
Bueno, estaba sorprendida, pero no tanto.
—¿Te gusta, madre? —Fiorella miró mi rostro fijamente
—Claro que me gusta, me encanta. —Le devolví el cuaderno.
Hubo un pequeño silencio. Ella se puso de pie y caminó hasta su mesa de noche, sacó una caja de madera amplia.
No pregunté que haría, porque la estaba mirando.
Sacó cuidadosamente la hoja y firmó con sus iniciales, lo dobló cuidadosamente y lo metió en un sobre blanco y escribió una dirección.
Me lo entregó y la miré casi riendo.
—¿Y esto? —Miré el sobre
—Es para que se lo envíes por correo a mamá Lauren, ¿sabes cuando hace un mes? realmente quiero ir a verla, la extraño mucho.
Casi vomité.
¿Cómo Fiorella sabía que...
—¿Un mes de qué? ¿a donde quieres ir a verla?
—A la clínica, se supone que dentro del primer mes podemos visitarla, ¿no es así? —Cameron habló sin despegar su mirada de su hoja
Miré a Miriam y ella negó.
—¿De dónde escucharon eso? —Las miré fijo
—Lo oímos cuando lo hablabas con Keana, Lucía también está ahí, ¿las podemos visitar a las dos cuando cumpla el primer mes? —Cameron me miró
—¿Por qué mamá está en la clínica? —Quería saber si conocían el motivo
—No es algo que podamos revelar frente a Miriam, madre, sería de mala educación dar información familiar delicada. —Fiorella dijo como si fuera algo obvio, pero de una manera sutil y agradable
Asentí.
—¿Y cuando quieren visitarla? —Jugué con mis dedos
—Lo más pronto posible —dijeron las dos al mismo tiempo
—¿Y quién las va a llevar? —Ladeé mi cabeza
—Tu madre, ¿no te dan ganas de verla? ¿no la extrañas? —Fiorella me miró
Me puse de pie y tomé el sobre entre mis manos.
—Me encargaré de enviarlo personalmente, ¿te parece?
Fiorella asintió confundida.
—Las amo, ¿de acuerdo? las dejaré en su actividad artística.
Salí de ahí un poco shockeada, no lo entendía.
Bajé al despacho de Alex, entré sin tocar.
Me quedó mirando.
—Por favor Camila, ¿qué te sucede? —Se tocó el pecho
—Lo siento, solo que estoy algo alterada, desconcertada, ¿puedes enviar esto? —Le di el sobre
Lo leyó.
—¿Es la clínica? ¿el buzón de Lauren? —Elevó sus cejas
—Si, se lo manda Fiorella, quiere que lo vea y ¿puedes creer que me dijo que querían ir a verla.
—Bueno, es su madre, no la ven hace un mes, es normal que quieran verla.
—Lo sé, pero ellas saben que Lauren está en rehabilitación. —Pasé mis manos por el cabello
Lo tenía grasoso.
Él casi se desmayó.
—¿Cómo es eso?
—No lo sé, me dijeron que les avisara cuando se cumplía el mes, que querían verla y que yo tenía que llevarlas, porque me escucharon hablando con Keana sobre eso y saben también que Lucía está ahí, estoy completamente en shock.
—Santo cielo, tu deberías hacerlo, tienes que llevarlas, no puedes romper ese lazo, Lauren es su madre.
—Como si no lo supiera. —Rodé mis ojos
—Camila, no hagas eso, porque ellas no han tenido unas madres muy presentes, una que tu estuviste viajando, Lauren haciendo esas barbaridades, ahora Lauren está internada y tu decidiste casi aislarte en la última torre, ¿podrías pensar en esas niñas?
—Envía ese sobre lo antes posible. —Lo miré arriba de su mesa y salí
Todo el mundo quería hacerme sentir culpable por todo.
—¡COMO SI NO LO SUPIERA YA! —Tiré las lámparas contra la pared una vez que estuve sola
Me tiré al suelo a llorar.
Todo el mundo me decía lo obvio, sabía que era culpable, sabía que estaba haciendo todo mal, que era una estúpida, pero no sabía que mierda hacer. Todos se acercan apuntando lo que ya sabes, como su eso fuera a reparar las cosas, como si con eso todos mis problemas se solucionarían, sabía que estaba todo mal, pero no sabía como repararlo.