La vida sucede (LIH#1)

Por allyouneedishope

675K 50.8K 3K

LIBRO Nº1 serie Let it happen. A Alexia Brooks no le ha tocado una vida fácil, si bien a simple vista podía... Más

Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1: Primer día de clases
Capítulo 2: Culpables
Capítulo 3: Enfrentamiento
Capítulo 4: Amigas por siempre
Capítulo 5: Fiebre
Capítulo 6: Pensando en ti
Capítulo 7: Aún hay algo
Capítulo 8: Recordando el pasado
Capítulo 9: Peleas
Capítulo 10: El nuevo médico
Capítulo 11: Cena familiar
Capítulo 12: Malos sueños
Capítulo 13: Preocupaciones
Capitulo 14: ¿Amigos?
Capítulo 15: Venecia
Capítulo 16: Más problemas
Capítulo 17: Fantasmas
Capítulo 18: Besos desconocidos
Capítulo 19: Noticias
Capítulo 20: La tercera es la vencida
Capítulo 21: Es una cita
Capítulo 22: interrupciones
Capítulo 23: Nacimiento
Capítulo 24: Exámenes
Capítulo 25: Momento perfecto
Capítulo 26: Verguenza
Capítulo 27: Recuerdos de adolescencia
Capítulo 28: Noche de chicas
Capítulo 29: Resaca
Capítulo 30: Frágil como un cristal
Capítulo 31: Invitación
Capítulo 32: Negligencias médicas
Capítulo 33: Resultados
Capítulo 34: Desahogo
Capítulo 35: Incomodo
Capítulo 36: Dolor
Capítulo 37: Buenas amistades
Capítulo 38: Sala de quimioterapia
Capítulo 39: Visitas inesperadas
Capítulo 40: Momento a solas
Capítulo 41: Desayuno a la cama
Capítulo 42: Tarde de sábado
Capítulo 43: Charla de amigas
Capítulo 44: Sinceridad
Capítulo 45: De cabeza
Capítulo 46: Olvidar lo malo
Capítulo 47: Reencuentros
Capítulo 48: Dramas familiares
Capítulo 49: Efectos secundarios
Capítulo 50: Darse por vencido
Capítulo 51: Aniversario
Capítulo 52: Heridas del pasado
Capítulo 53: Momento exacto
Capítulo 54: Primer amor
Capítulo 55: Reunión de apoderados
Capítulo 56: Navidad diferente [PT. 1]
Capítulo 57: Navidad diferente [PT.2]
Capítulo 58: Tormenta recargada
Capítulo 59: Nuevos problemas
Capítulo 60: Concéntrate en mí
Capítulo 61: Sorpresas
Capítulo 62: Sin ganas de seguir
Capítulo 63: Panorama no romántico
Capítulo 64: Confuso
Capítulo 65: Amistades extrañas
Capítulo 66: No es suficiente
Capítulo 67: Química
Capítulo 68: Corazón roto
Capítulo 69: Amistades que curan
Capítulo 70: Dejarse ir.
Capítulo 72: Encuentros dolorosos
Capítulo 73: «El mejor día de mi vida»
Capítulo 74: Oportunidades
Capítulo 75: Última quimioterapia
Capítulo 76: Ángeles
Capítulo 77: Colapsos nerviosos
Capítulo 78: Despedida
Capítulo 79: Situaciones inesperadas.
Capítulo 80: Decisiones difíciles
Capítulo 81: Cuando la vida sucede [PT.1]
Capítulo 82: Cuando la vida sucede [PT.2]
Epílogo
Extra I: un nacimiento inusual
Extra II: Nuevos encuentros
Extra III: Palabras que curan
Extra IV: Felices para siempre
Agradecimientos
Continuación serie Let it happen
Página y grupo de facebook

Capítulo 71: Dejar de creer

4K 339 18
Por allyouneedishope

Lexie se sorprendió al llegar a casa y encontrar todo tan tranquilo. Esperaba escuchar el ruido del videojuego favorito de Adán o esa música asesina de tímpanos que le gustaba escuchar en ese tiempo pero solo se encontró con un silencio sepulcral, tanto que por un momento creyó que el chico había salido de casa sin avisarle y se estaba preparando para regañarlo apenas llegara.

Acomodó a Cielo en el sillón y la dejó mirando televisión luego de que le sacara la mascarilla que debía usar cuando salía de casa para evitar cualquier tipo de infección. La pequeña estaba más débil que otras veces pero no quería volver a su habitación tan pronto, después de pasar tanto tiempo ahí, estaba comenzando a detestar ese lugar.

—Espera acá, princesa —le pidió a su hija, aunque sabía que no se movería a ningún otro lado, no podría haberlo hecho aunque quisiera—. Voy a comprobar si debo castigar a tu hermano o no.

Justo en ese momento, la puerta de la habitación de Adán se abrió y cuando Lexie estaba suspirando de alivio porque su hijo no se había escapado, vio a Lucy salir de ahí. La chica se dirigía al baño pero al ver a la madre de su novio dio un paso hacia atrás inconscientemente.

—Creo que ya lo comprobamos —susurró Lexie a Cielo antes de volver a mirar a la chica—. Hola, Lucy. No sabía que estabas aquí.

—Sé que Adán tiene prohibido invitar gente cuando está solo pero le juro que esta vez fue una emergencia. Por favor, no lo castigue.

—¿Sabe tu mamá que estás aquí? —la chica apenas negó con la cabeza mientras apartaba la mirada hacia sus pies y Lexie puso sus brazos en jarra, en un intento de pose intimidante—. ¡Lucy!

—Necesitaba unas horas lejos de ella, no podía pensar bien con ella atrás de mí todo el tiempo.

—La llamaré, luces cansada y no dejaré que te vayas sola. Si Nick estuviera aquí te iría a dejar yo misma pero no puedo volver a sacar a Cielo.

—No es necesario, puedo tomar un taxi.

—De ninguna manera, señorita. Ahora se me sienta al lado de Cielo a ver Frozen hasta que me comunique con Georgina y sin derecho a reclamos.

Lucy hizo lo que le dijeron mientras Lexie se alejaba un poco de ellas para comunicarse con su madre. Al contestar, Georgina se escuchaba desesperada por no saber dónde estaba su hija, la rubia la entendía a la perfección.

—Tranquila, Lucy está en casa conmigo. La noto un poco decaída y pálida, además de que tiene los ojos muy rojos. Ella insiste en que se puede ir en un taxi, pero no me atrevo a enviarla sola y en este momento no puedo ir a dejarla yo, aunque en un par de horas, sí puedo hacerlo.

—No te preocupes, ya has hecho demasiado por nosotros. Estoy pasando cerca de tu casa y pasaré por ella.

—Está bien, le avisaré.

—¿Alexia? —la señora esperó a que respondiera y cuando Lexie hizo un sonido de pregunta, continúo al borde de las lágrimas. Su voz estaba temblorosa—. Gracias, de verdad, muchas gracias.

Poco después de que cortaran la llamada, llegó la madre de Lucy para llevársela. Lo primero que hizo al verla fue abrazarla y no la regañó por haberse escapado, ella también llevaba bolsas bajo los ojos y los tenía levemente enrojecidos. Se fueron a los pocos minutos y Lexie fue hasta la habitación de su hijo preguntándose por qué no habría salido en todo ese tiempo aunque sospechaba la respuesta desde que notó que Lucy tenía marcas de una almohada en la cara.

El suspiro de alivio de Lexie al verlo dormir en la silla del escritorio y completamente vestido fue tan grande que logró despertar al chico, quien estaba un poco desorientado.

—¿Dónde está Luc...? —se dio cuenta de quién estaba frente de él—. ¡Oh!

—¡Oh! —repitió Lexie—. Vamos a tener una larga conversación cuando llegue tu padre, jovencito.

El chico puso los ojos en blanco e intentó enderezarse ya que le dolía un poco el cuello por la mala postura en la que se había dormido. Sabía que su madre no lo regañaría cuando supiera la verdad. La verdad, esa verdad que tanto le dolía y que lo golpeó con toda su potencia una vez que su madre cerró la puerta de la habitación.

Destruido y sin ánimos de seguir soportándolo, comenzó a desquitarse arrojando todas las cosas de la habitación haciendo el ruido suficiente como para asustar a su madre que entró nuevamente a la habitación sin saber qué estaba pasando y lo encontró a punto de destruir su tan preciada consola con un palo de béisbol.

—¡Adán, detente! —exclamó poniéndose entre la consola y él, el chico estaba cegado—. Mañana te arrepentirás de haberla destruido.

—¡Me importa una mierda! —gritó, Lexie se asustó pues nunca lo había visto así.

—¿Qué te pasa, hijo?

El chico no lo soportó más, dejó caer el palo de béisbol al suelo y luego de un momento, cayó también él. Lexie de arrodilló a su lado y lo abrazó, no sabía qué pasaba, si Lucy lo había dejado, si se había enterado de algo, si habían discutido. No podía saberlo y su mente no la ayudaba imaginando los peores escenarios.

—No puedo ayudarte si no me cuentas qué pasa.

—No podrías ayudarme ni aunque lo supieras.

—¿Por qué no lo intentas? Dicen que todo en la vida tiene solución y yo lo creo —o intentaba creerlo aunque eso no se lo podía decir.

—Se está rindiendo, mamá —lloró desconsoladamente en el hombro de Lexie—. No piensa en mí ni en sus padres ni en nadie más, piensa solo en ella y ya no quiere nada más, solo... morir. ¿Y sabes qué es lo peor? Que la entiendo completamente, porque nadie quisiera tener la vida de mierda que ha tenido. No puedo enojarme con ella por querer rendirse porque yo también lo haría si estuviera en su situación.

Lexie no sabía qué decir y hubiese dado lo que fuera para que su hijo no tuviera que pasar por eso la primera vez que se enamoraba, por que esa pequeña no tuviera esa enfermedad de mierda que también estaba consumiendo a su hija. Y lo peor, era que por más que se esforzaba en que sus hijos no sufrieran, la vida de había encargado de hacer todo lo contrario. Cielo cada vez estaba más enferma y Adán, sufría por partida doble por culpa de esa maldita enfermedad que destruía lentamente a dos de las chicas que más quería en el mundo.

—Eso no suena como algo que diría la Lucy que conocemos —intentó tranquilizarlo un poco aunque sabía que era absurdo.

—Lo diría cualquier persona a la que le dijeran que el cáncer se sigue esparciendo como si nada por su cuerpo. Ahora está en su hígado también.

—Es la primera impresión, nada más. Debe haber sido terrible para ella enterarse de algo como eso y actuó impulsivamente pero ya volverá a ser la Lucy de siempre. Ya vas a ver, ella no se dará por vencida aunque a veces parezca que sí, renacerá.

—¿Cómo puedes estar tan segura?

—Porque ella no te dejaría por voluntad propia, ni a Georgina ni a Mark. Ustedes son la fuerza que ella tiene para seguir y no los dejará.

—¿Me lo prometes?

—No puedo prometerte algo así por más que lo quiera con toda mi alma, mi niño.

—Ya lo sé, los médicos también siempre dicen eso.

Una punzada de dolor recorrió su pecho al recordar por un segundo al médico que le robó el corazón pero decidió no ahondar más en eso, estaba bien intentando olvidar que él existía aunque sin mucho éxito.

Se quedó abrazando a su hijo un buen rato hasta que este se tranquilizó un poco más y cuando llegó Nick, los dejó solos conversando ya que sabía que necesitaría a su padre más que nunca. Por su parte, ella se dio cuenta de que Cielo se había quedado dormida en el sillón así que la tomó en sus brazos y la llevó hasta su habitación, había decidido que ese día dormiría con ella para que cambiara un poco el ambiente ya que estaba detestando su propia habitación por pasar tanto tiempo ahí.

La acomodó en la cama de dos plazas y dejó un par de almohadas a su alrededor como cuando era más pequeña para evitar cualquier tipo de accidente, luego fue a la cocina a buscar algo que cocinar para la cena y notó que no había ni siquiera arroz para improvisar algo, por lo que interrumpió la charla padre-hijo que se estaba dando en la habitación del chico y haciendo como que no vio que ambos tenían lágrimas en los ojos para no arruinar la conversación, les avisó que iría al supermercado porque no había nada para comer.

—Si me esperas unos minutos puedo acompañarte —se ofreció Nick.

—Prefiero que te quedes con los niños pero gracias por el ofrecimiento.

Su ex esposo le sonrió y luego ella volvió a dejar la habitación de su hijo. Antes de salir a la calle, se aseguró de que Cielo estuviese aún dormida y una vez que lo hizo, se dirigió al auto.

Mientras conducía, su mente no dejaba de dar vueltas. La radio comenzó a tocar la canción que había escuchado la primera vez que se subió al auto de Gianluca, lo que la hizo colapsar y apagarla de un golpe seco. Lágrimas corrían por sus mejillas, estaba cansada, sentía que la vida se reía de ella y se dio cuenta de que con el tiempo cada vez creía menos en las cosas divinas que podrían existir, la palabra Dios ya no significaba nada para ella porque si algún ser tan superior existiera, no se encargaría de arruinar su vida una y otra vez y mucho menos de la forma en que lo estaba haciendo.

Seguir leyendo

También te gustarán

6.2K 858 40
❛❛ ¡Eres tan raro! ( ¡No cambies! ) ❜❜ 𝐀.𝐆. 𝐀𝐈𝐃𝐀𝐍 𝐆𝐀𝐋𝐋𝐀𝐆𝐇𝐄𝐑. ______ 𝐌𝐀𝐑𝐈𝐀𝐍𝐎. ©𝗦𝗧...
1.4M 104K 81
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...
2.2K 520 21
La imaginación puede llevarnos a crear momentos, acciones y diálogos perfectos. Todo aquello que contemplamos en nuestras mentes puede ser tan perfec...