Estábamos en la mitad de la cena, hablando sobre los negocios de mi padre, algunos anécdotas que habían pasado en estos últimos meses en los cuales no nos habíamos visto.
–Y... Caitlin. ¿Ya tienes pensado en el nombre de tu bebé? –Preguntó George.
–Si es hombre, sí. –Miré a Louis quien tenía una sonrisa en su rostro. –La madre de Louis lo ha dicho antes de que... falleciera. –Suspiré. –Freddie, ese será su nombre.
–¿Y si es mujer? –Preguntó Joyce.
–No lo sé. –Me encogí de hombros. –No hemos hablado muy bien el tema.
–Tengo la certeza de que será hombre. –Comentó Louis. –Realmente lo que sea, seremos felices igual.
No me aguante y le di un beso en la mejilla a Louis, sin importar que todos nos miraban.
–¡Pues, brindemos por el amor! –Mi padre alzó la voz.
–Ya has hechos muchos brindis por hoy, querido. –Victoria lo intentó calmar un poco. –Por cierto, es un muy lindo nombre.
–Louis he escuchado tu nueva canción en la radio, es asombrosa.
–Gracias. –Respondió Louis. –Ya se vendrán más, si es que todo sale bien. –Sonrió.
–¿Y como prefieres tu carrera? ¿En una banda o como solista? Digo... ¿Qué es mejor? –Preguntó Ethan.
–No sabria como responderte, apenas he empezado como solista y me he presentado un par de veces. –Se encogió de hombros. –Pero estar en una banda es igual o quizás más increíble, compartes momentos y anécdotas. Las personas que te rodean hacen todo más entretenido.
–¿Extrañas One Direction? –Preguntó Joyce.
–Siempre extrañaré One Direction, lo que viví con esos chicos ha sido asombroso, y si me dieran la oportunidad de hacerlo... lo haría mil veces sin pensarlo.
Me causo mucha ternura sus palabras ya que transmitieron mucho sentimientos, en tan solo imaginar las cosas que hacía con sus amigos me ponían los pelos de punta, en tan solo conocer a Louis y sus locuras.
Hace mucho tiempo no había tenido una cena así, y era completamente raro y familiar, me recordaba a los viejos tiempos con la diferencia que no estaba mi madre ni April.
La cena siguió su rumbo, los Houston tuvieron que abandonar el local primero ya que tenían cosas que hacer al día después y debían recuperar un poco de energías.
Mi padre seguía pidiendo bebidas con alcohol, entre él y Louis nadie los podría parar.
–Esta noche manejo yo. –Le murmuré en el oído.
No se resistió a mi decisión.
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02:36 a.m
Louis y papá estaban completamentes ebrios, hablaban de cosas sin sentidos mientra Victoria estaba a mi lado contándome un poco de su vida.
–Mi familia es Italiana al igual que yo. –Siguió. –Estuve viviendo un muchos países porque mi sueño siempre fue recorrer el mundo y aprender muchos idiomas y culturas, hasta que me han ofrecido un buen puesto en Australia. –Se encogió de hombros. –Nunca me casé ni tuve hijos, cuando mis novios me decían que ya era de formar una familia, prácticamente escapaba. –Rió. –Hasta que conocí a tu padre, realmente no sé cómo empezó todo. Nosotros solo hablamos de temas laborales, luego unas cosas llevaron a la otra y ahora me tienes aquí. –Suspiró. –Dejé todo en Australia para seguirlo.
–Creo que es un encanto que viene de familia. –Reímos. –¿Y en que países has vivido? –Pregunté.
–Me fui a vivir a España, luego a Estados Unidos en donde aprendí un poco más de inglés, que por cierto es muy diferente que el inglés britanico. –Pauso. –Luego me he ido a México a aprender un poco de español y recorrí Argentina, Chile, Bolivia y Perú. Luego volví a Europa y ahí fue cuando me han llamado en Australia y trabajé durante 3 años.
–¡Woah! ¿Sabes hablar... tres idiomas? –Pregunté. –¡Que genial!
–Es muy entretenido. –Miró a mi padre quien estaba riendo a verdaderas carcajadas. –¿Hasta que hora crees que se queden hablando y bebiendo?
–No lo sé, pero tengo mucho sueño. –Murmuré.
–¿Y a que hora cierran este local? –Preguntó nuevamente.
–Ni siquiera lo sé. –Suspiré. –Pero mi padre siempre hacen que queden abierto hasta tarde cuando el está cenando... es un capricho. –Negué con la cabeza. –Pero los dejaré cinco minutos más, luego tomaré a Louis y lo llevaré a casa.
–Tienes razón, haré lo mismo con tu padre.
Suspiramos resignadas al mismo tiempo y reímos.
–Jo... Joseph, yo amo a tu hija. –Dijo apenas Louis. –Yo te... te juro que seré el mejor hombre que ella puede haber conocido.
–¡Y no te queda de otra! Ya está embarazada. –Rió.
–Uhm... cierto, cierto. Pero aunque no lo estuviera, seré el mejor hombre que ella pueda haber conocido, superando a ese idiota de Ethan.
–¿Porque lo insultas? –Rió.
–Siempre que está, nos mira demasiado. –Suspiró. –No me gusta que miren mucho a Caitlin porque soy muy celoso.
–Está bien, pues hombre. ¡Debes cuidar lo que es tuyo! Yo... yo cuido lo que es mío. Victoria es mía.
Miré a Victoria, no podía aguantar otros cinco minutos escuchándolos hablar, me desesperaba en la forma tan lenta que tenían de comunicarse.
–¡Ya, Louis! –Me puse de pie. –Es hora de irnos, cariño. –Toqué su hombro.
–¿Qué? ¡No! Son apenas... –Miró su reloj. –No me puedo concentrar. –Rió.
–Es muy tarde, tengo sueño y ustedes están horriblemente ebrios. –Suspiré. –Vamos, Lou. –Tomé su mano para intentar levantarlo de la silla.
–Está bien... si puedo caminar. –Se puso de pie apenas.
–¡Te tienen controlado, eh! –Mi padre se burló.
–A ti también te tienen controlado. –Victoria habló. –Vamos, cariño. Tú hija tiene que descansar, es muy tarde.
–Cierto, cierto. –Suspiró. –Pero me quiero terminar la botella de tekila. –Murmuró.
Miré a Louis quien miraba la escena con una pizca de gracia, negué con la cabeza y me acerqué a mi padre.
–Nosotros nos vamos, termina luego lo poco que te queda y ve a casa. –Le di un beso en la mejilla. –Y si puedes, date un buen baño... no estaría para nada mal.
Louis empezó a reír a carcajadas.
Me despedí de Victoria con un beso y un abrazo, miré a Louis quien le decía algo en el oído a mi padre y se reían como locos.
–Louis... vamos.
–Nos vemos, Joseph y Victoria.
Tomé a Louis desde el brazo para guiarlo en el trayecto hasta el automóvil, cuando nos encontramos afuera me quedó mirando por unos largos segundos.
–¿Me puedes pasar las llaves? –Pregunté.
–Uhm, un momento.
Empezó a buscar en sus bolsillos hasta que por fin las encontró, me las entregó sin hacer ningún berrinche.
Abrí el auto y ayude a que entrara en el auto, le puse el cinturón de seguridad y cerré la puerta.
Rodee el auto rápidamente ya que el frío me estaba consumiendo, entré y Louis miraba un punto fijo, quizás en que estaba pensando.
Encendí el auto y Louis me miró mientras acomodaba el retrovisor y los cambios.
–Caitlin... –Murmuró.
–¿Sí? –Pregunté mientras ponía en marcha el automóvil. –¿Aún no te gusta que maneje tu automóvil? –Pregunté mirándolo de reojo.
–No me mires, mirada fija... fija en la calle.
Reí negando con la cabeza.
Prendí la radio para hacer el viaje más agradable, una dulce melodía.
''Respira profundo, respira tranquila... Sabes que estoy aquí, sabes que estoy aquí, esperando.
Mantente fuerte, quédate. No tienes que temer, no tienes que temer... Te espero, hasta pronto, nos vemos pronto.
¿Cómo podría un corazón como el tuyo amar un corazón como el mío? ¿Cómo podía vivir antes? ¿Cómo pude haber sido tan ciego?
Tú abriste mis ojos. ''
Miré a Louis quien miraba por la ventana, no decía ninguna palabra.
Mientras tanto la letra de la canción me llegaba profundamente en el corazón, sentía ganas de llorar con tan solo escuchar a quien la cantaba.
Aguante mis ganas de derramar algunas lágrimas y suspiré.
–Mierda. –Murmuró Louis.
–Sí, mierda.
Mordí mi labio y seguí manejando, fruncí mi nariz en los momentos que mis ganas de llorar eran horriblemente fuertes, mis cambios de humor estaban a flor de piel, aunque sentía que en el fondo de mi corazón había deseado compartir esta noche con mi madre y April.
Fue chocante conocer a Victoria, y eso quizás me tenía un poco más sentimental que los otros días.
Mierda, extrañaba a mi madre.
Con tan solo recordar su rostro me daban ganas de llorar profundamente.
Era una pena que me estaba guardando en mi, en el último tiempo. Pero no podía demostrarlo y mucho menos ahora. Louis estaba en la misma situación que yo, y quizás más reciente y debía mantenerme fuerte, debía ser un ejemplo para él, para que pudiera sanar esa herida.
Una lágrima corrió por mi mejilla, que rápidamente la sequé.
Vamos, Caitlin... mantente fuerte.
Miré nuevamente a Louis, también sus lágrimas corrían por sus mejillas. ¡Mierda, hasta pensamos en las mismas cosas!
No dije nada.
Luego de unos 20 minutos, por fin llegamos a casa. Ayudé a Louis salir del auto y pude ver que sus ojos aún estaban un poco húmedos.
–Fue imposible no recordar...a mi madre. –Murmuró.
–Está bien, cariño. –Besé su mejilla. –Ahora debemos entrar.
Cerré el automóvil y caminamos lentamente hasta poder estar dentro de la casa.
Lo seguí ayudando a subir las escaleras y entrar a nuestra habitación.
–Gracias, amor. –Murmuró.
–No es nada, siempre estaré para ayudarte en tus momentos de ebriedad. –Reímos un poco. –¿Quieres que te ayude acostarte también?
–No, lo haré yo, tranquila.
Asentí con la cabeza.
–Bajaré a buscar un poco de agua.
Salí de la habitación con el mismo sentimiento de mi pecho apretado, necesitaba estar un poco a sola, necesitaba desahogarme un poco.
Apenas llegué a la planta baja, caminé rápidamente hacia la cocina.
Me apoyé en un mueble y empecé a sollozar en voz baja.
–No sabes cuanta falta me haces, mamá. –Susurré.
Me hubiera encantado compartir esta etapa que estaba viviendo junto a ella, que me aconsejara y me ayudara en todo el proceso del embarazo.
Me quedé un buen rato ahí, llorando, pensando, intentando aliviar la presión de mi pecho.
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Debo admitir que en la última parte he llorado escribiendo esto, simplemente en pensar que se sentiría perder a mi madre me parte el corazón:( este capitulo tiene muchas emociones, les dejo la canción.
Sé que la canción es totalmente romantica, pero simplemente ellos le dieron otro significado a la canción