Nos bajamos del avión y tomamos nuestras maletas, allí mismo nos subimos a un helicóptero que nos llevaría a nuestro hotel
Lauren: Bebé ¿qué haremos sin Alex estos días?
Camila: Hacer lo que las personas normales hacen. —Miré a Lauren y ella rió
Lauren: Tienes razón, ¿pero no te da miedo ir sin guardaespaldas?
Camila: Nadie sabe que somos nosotras, ¿lo recuerdas?
Lauren: Cierto, cierto —ambas nos reímos.
En todo el viaje nos quedamos en silencio, yo apoyé mi cabeza en su hombro y ella entrelazó nuestros dedos.
Poco a poco el hotel se comenzaba a hacer más grande a medida que nos acercabamos.
Lauren: ¡No es cierto! —pegó su nariz al cristal del helicóptero— ¿Nos quedaremos aquí? —me miró
Camila: ¿Donde más? Es obvio Lern —besé su mejilla
Mi esposa se veía muy emocionada y eso me hacía muy feliz.
Íbamos a aterrizar y Lauren apretó mi mano fuertemente
Lauren: Es que me da miedo —me miró con algo de vergüenza y yo le sonreí, acariciando su mano.
Camila: No pasa nada, que es normal.
El helicóptero se detuvo y nos bajamos, nos recibieron cinco hombres, los cuales tomaron nuestras maletas, los otros dos simplemente nos acompañaron a nuestra suite.
Lauren: Cielos Camz —ella miraba emocionada todas las instalaciones del Burj Al Arab— Esto es enorme y muy hermoso.
Camila: Muy hermoso —repetí y seguimos caminando detrás de los hombres
Ellos se detuvieron y nos miraron.
—¿Desean que entremos sus pertenencias?
Camila: No, muchas gracias —hice un ademán para que se sintieran libres de dejar las maletas en el suelo —Supongo que ustedes ya estarán enterados de toda esta situación.
—Completamente, su majestad, nuestro hotel le prestará la máxima seguridad hacia su persona, pertenencias y privacidad.
Camila: Me parece magnifico, muchas gracias por acompañarnos, pero ya pueden regresar a sus labores.
—Que disfrute su estadía.
Todos los hombres y yo hicimos una reverencia y Lauren abrió la puerta, empujando las maletas ella sola.
Lauren: Santo cielo Camz
Camila: ¿Te gusta?
Lauren: Claro que si, ¿es de dos pisos?
Camila: Así es, bebé, solo para nosotras dos.
Pude ver como una sonrisa bastante picarona se formó en los labios de mi amada y mi nerviosismo aumentó.
Lauren: ¿Y que hay acá abajo?
Camila: A eso vamos ahora —tomé su mano y nos fuimos a recorrer
Camila: Este es nuestro comedor, para evitarnos ir a alguno de los restaurantes, más allá hay una cocina.
Lauren: No juegues —soltó mi mano y corrió por todos lados
Camila: Me alegra mucho que te guste, bebé
Lauren: Me encanta, amor —me abrazó y besó mi frente
Camila: Esta es como una sala de estar, ya sabes, no creo que pasemos mucho tiempo aquí —reí y ella me siguió.
Lauren: Es todo tan elegante y hermoso, me encanta.
Camila: La parte más emocionante está arriba, te lo aseguro, pero por acá continua —caminé un poco más— Esta es como una oficina, pero creo que definitivamente no vine a trabajar
Lauren: Llevame a ver la habitación, Camz —Me tomó por la cintura y yo reí.
Camila: ¿Para qué? ¿no quieres comer antes?
Lauren: Comer es lo que menos necesito, yo quiero que me lleves a ver la habitación. —dejó un beso en mi cuello.
Camila: Está bien, subamos, mañana terminamos de recorrer aquí abajo.
Lauren: ¡YAY! —me sonrió como una niña pequeña y subimos—. Cielos, hay puertas por todos lados.
Camila: Bien, ¿abres tu?
Lauren: De acuerdo —puso su mano en la manilla y abrió la doble puerta—. Por alguna razón no me sorprende, porque es igual de grande que nuestra cama, pero me sorprende un poco que una cama tan elegante esté en un hotel.
Camila: Es mucho más grande de lo que se ve en internet
Lauren: Entonces supongo que aquí vamos a dormir. —puso sus manos en mis hombros y besó mi cuello lentamente.
Camila: Pero parece que tu no quieres dormir. —dije un poco tímida.
Lauren: Claro que si, ya me dijiste que no podías y lo entiendo. —tomó mi mano y fuimos a los vestidores, simplemente a mirar y regresamos a la habitación.
Camila: Ven, vamos.
Lauren: ¿A donde?
Camila: A la otra parte de la sorpresa, pero me tienes que prometer que vas a cerrar los ojos cuando te lo pida.
Ella me miró con sus profundos y brillantes ojos verdes y me sonrió.
Lauren: Te lo prometo, bebé.
Yo reí, enternecida por aquel apodo y caminamos de la mano, yo con el nerviosismo a mil.
Camila: Este es la sala de espera del segundo piso, es enorme.
Lauren: Y pensar que todo este enorme lugar es para las dos.
Camila: ¿Acaso querías venir con todos?
Lauren: Uy, no gracias —reí y ella pasó un brazo por mi cintura.
Lauren es la persona más coqueta y romántica que he conocido.
Camila: Bien, aquí es donde tu cierras los ojos ¿de acuerdo?
Lauren: Si hermosa, ya te lo prometí —cerró sus ojos y yo mordí mi labio, completamente nerviosa, abrí la puerta y no había vuelta atrás.
La empujé para que ella avanzara y cerré la puerta con llave.
La habitación estaba tal como la había pedido.
Camila: Ya Lolo, puedes abrir tus ojos amor.
Ella abrió sus ojos y cubrió su boca.
Lauren: Amor —Se volteó a verme—. Es precioso.
Camila: Pedí que arreglaran la habitación para nosotras —Mis mejillas enrojecieron y ella sonrió por eso.
Habían cumplido con todo, la cama y su alrededor estaban con pétalos de rosas blancas y rojas, no pedí velas pero si que las lamparas estuvieran con una luz tenue y que las cortinas y puertas estuvieran completamente cerradas.
Lauren: Eso es un detalle muy adorable de tu parte, Camz. —sus ojos tenían un brillo hermoso, el cual cada día me aseguraba que nunca iba a poder amar a otros ojos que no fueran los de ella.
Camila: Yo estaba nerviosa sobre lo que iba a pasar luego —acaricié mis brazos y ella ladeó un poco su cabeza.
Lauren: ¿Qué cosa?
Me acerqué con lentitud y tomé su rostro entre mis manos para poder darle un suave beso, luego bajé mis manos a sus hombros y la empujé un poco más atrás. Lauren se sentó en la cama y puso sus manos en mi cintura.
Lauren: Me habías dicho que no podías —me miró hacia arriba.
Yo estaba muy colorada, por lo que ella acarició mi mejilla.
Camila: Yo solo quería esperar a que llegaramos aquí. —le sonreí y ella mordió su labio.
Lauren: Bueno, ya que estamos aquí —dio un beso en mi vientre por encima de mi vestido y yo reí—. No sigamos perdiendo el tiempo.
Se puso de pie y depositó otro suave beso en mis labios, bajando sus manos hasta la parte inferior de mi vestido.
Lauren: ¿Cómo te quito esto, bebé?
Camila: Tiene un cierre atrás, pero mejor quitamelo por arriba.
Ella asintió, picarona.
Tomó el doblez del vestido y lo fue subiendo poco a poco, murmurando "por favor" un montón de veces, yo cerré mis ojos y sonreí sin mostrar mis dientes cuando comenzó a dejar mi estómago al descubierto. Levanté mis brazos y ella tiró mi vestido a uno de los sofás.
Lauren: Lo imaginé, pero no pensé que podrías hacerlo, me decía "Es del vestido, es del vestido" —yo reí un poco cohibida—. Eres hermosa, Camz
Y me volvió a besar mientras acariciaba mi espalda y mi cintura, tal vez queriendo ir más abajo. Yo, con mis manos en su pecho, comencé a desabotonar su blusa y a retirarla sin dejar de besarnos, ella sola se quitó la prenda inferior y me recostó con suavidad en la cama, para ella posarse arriba de mi, haciendo que nuestras piernas y vientres rozaran, causandome cosquillas. Ella estaba a punto de besarme otra vez cuando ríe.
Camila: ¿Qué pasa? —dije avergonzada.
Lauren: ¿Acaso piensas continuar con los tacones puestos? —sonrió y yo negué.
Camila: Lo he olvidado —me iba a sentar para quitármelos, pero puso su mano en mi pecho y me recostó otra vez.
Lauren: No te preocupes. —ella quitó mis tacones y seguido los de ella.
Amo que Lauren siempre se preocupe de todo, desde ser atenta, hasta ser la persona más adorable del mundo, incluso cuando hacemos el amor...O a punto, como en estos casos.
Sus labios no se despegaban de los míos por nada del mundo, me encantaba la sensación de tener sus húmedos y cálidos labios sobre los míos, besándome con amor y suavidad, pero también tenía la necesitad de sentir sus labios recorrer mi cuerpo una vez más, pero yo me sentía muy apenada como para pedírselo. Su cuerpo casi desnudo sobre el mío era una de la cosas más hermosas del mundo, tenerla queriendo hacerme el amor era una de las mejores sensaciones del mundo, sentir que me ama, que me desea, que soy atractiva para ella, simplemente no lo cambiaría por nada.
Lauren: Bebé, ¿será que puedo desatar tu cabello? —susurró cuando se separó de mis labios.
Yo me incliné apenas unos centímetros y acaricié su nariz con la mía, haciendo que ella riera.
Camila: Claro que si —me senté en la cama y le di la espalda a Lauren, ella desataba mi cabello y lo peinaba con sus dedos, para después masajear mi cabeza con la yema de sus dedos.
Lauren: Hueles delicioso.- dejó un beso en mi cabeza y yo me giré nuevamente para quedar frente a frente.
Camila: Tu siempre piensas cosas lindas de mi
Lauren: Es que tu solo tienes cosas lindas —ella bajó su mirada hasta mis labios y luego a mis pequeños pechos y allí la dejó por unos segundos, hasta que yo empujé su hombro.
Camila: Lern, no seas una mirona —dije riendo y ella sonrió, juguetona.
Lauren: Vamos, recuéstate preciosa. —ella acomodó unos cojines detrás mio me recosté, esta vez ella comenzó besando mis piernas, pasando por mi vientre, la piel entre mis pechos y mi cuello, donde se quedó besando y mordiendo muy levemente.
Camila: Bebé, marcas no —murmuré entre suspiros mientras acariciaba su nuca. Sentí sus labios despegarse de mi cuello.
Lauren: Ya lo sé, porque te duele luego, ¿no?
Yo asentí, aparte luego tenía que maquillarme y no me agradaba la idea, pero tampoco podía andar mostrando al mundo las marcas que me dejaba Lauren.
Con un poco de fuerza giré y Lauren me permitió estar arriba de ella con una tierna sonrisa, mientras nos besabamos sus manos recorrían mi espalda y un poco de mi trasero, ella acariciaba simplemente con la punta de sus dedos, un simple roce que me volvía completamente loca.
Camila: ¿Puedo quitarte esto? —toqué el tirante de su sostén.
Lauren: Primero deja quitarte el tuyo —dijo con su mano en mi mejilla y asentí, me quité de arriba de ella y me acosté dándole la espalda, haciendo que ella moviera mi cabello para permitirse besar la parte posterior de mi cuello y toda mi espalda, a veces su lengua recorría toda mi columna haciéndome suspirar entrecortadamente, provocando que ella se riera.
Camila: ¿Me lo quitas ya?
Lauren: Está bien, siempre es bueno esperar a que tu me lo pidas, amor —sentí como desabrochaba mi sostén.
Sin que ella me lo dijera, me di vuelta y yo sola quité mi sostén, haciendo que ella solo sonriera como una boba.
Camila: Ya Lauren, no me mires así —dije bastante cohibida, cubriendo mis pechos con mis manos—. Es tu turno.
Lauren: Hey, ¿pasa algo? —estiró su mano y acarició mi mejilla.
Camila: Solo no me mires así, me da vergüenza. —bajé un poco mi mirada
Lauren: ¿Y eso por qué? Si eres preciosa. —me sentó en su regazo y yo enrojecí más de lo que estaba.
Camila: Porque me pones nerviosa —dije bajando los tirantes de su sostén.
Lauren: Debes saber que si te miro mucho, es porque pienso que eres perfecta y porque me encantas —me dio una bonita sonrisa, sus labios estaban muy rojos, al igual que su rostro en si.
Yo seguía bajando los tirantes de su brasier, hasta que ella lo quitó por completo, haciendo que suspirara y me imaginara muchas cosas.
Camila: Yo también pienso que eres perfecta Lolo, me haces muy feliz —besé sus labios y ella me recostó una vez más, esta vez para comenzar a masajear mis pechos.
Lauren: Te apuesto a que esta noche puedo hacerte más feliz.
Camila: Estoy segura de que lo harás —busqué su mano y una seguridad me invadió cuando ella entrelazó nuestros dedos—. Te amo, Lauren
Lauren: Y yo te amo muchisimo más, Camila.
No lo dude ni un solo segundo.