Escape: Zack ©

By MariaLuna16

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Una novela sobre un amor rodeado de peligro, adicciones y persecución mafiosa. Zack es un chico que vive una... More

ADVERTENCIA
Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70- Final.
Epílogo
Especial Extra
Agradecimientos
Secuela- Escape: Brooke.

Capítulo 67

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By MariaLuna16

Todo el cansancio que tenía cuando baje de ese avión paso a segundo plano cuando estuve junto a mis hijos y Brenna, con quien no podía estar enojado de que no haberme dicho que teníamos un hijo, y que se llama Zayed, el nombre que yo le elegí. Al final de cuentas yo fui quien le dijo que no me contactara hasta que yo lo hiciera, para evitar el peligro y así fue. Estoy agradecido de qué pasó como le tenía planeado porque ellos están aquí sanos y salvos.

Nathan estaba igual de sorprendido que los demás de verme libre, mi relación con él no era la mejor, pero en esta etapa de nuestras vidas es diferente, el cuidó de Brenna como me lo prometió y eso debo agradecerlo, ya no lo veo cómo el hombre que ama a Brenna, lo respeto porque supo cómo superarlo y cuidar de Brenna sin intenciones, de verdad espero que haya sido así. Es por eso que pregunte si él tenía alguna chica y sí, hay una chica de la que no me habla mucho frente a Brenna.

Cuando estuvimos solos me preguntó cómo podía pedirle matrimonio a su chica, al parecer el lleva semanas pensando en cómo hacerlo y con miedo de que ella lo rechace, y sé cómo se siente eso, así que le di los mejores consejos según mi experiencia. Sé que Nathan ha retrasado su vida por cuidar de una mujer que no es su esposa y dos niños que no son de él, espero que eso no haya ahuyentado a la chica.

Durante el almuerzo Zayed y Brooke me hicieron un interrogatorio en el que no pude dejar pasar ninguna pregunta, tuve que responder a todo, ¿por qué me fui? ¿Por qué dure tanto en volver? Y todo ese tipo de preguntas que me dolían en el alma, porque tenía que mentirles.

Después de la comida Zayed y Brooke cayeron rendidos en un sueño, Nathan se fue a encontrar con su novia y Brenna y yo nos quedamos solos, poniéndonos al día de todo lo que había pasado mientras yo estuve en la cárcel. No hizo falta que me explicara mucho, yo mismo hice la cuenta, sé que el mismo día que me llevaron preso ella estuvo vomitando, sé que se trataba de un embarazo, luego la camiseta del hombre araña en aquella habitación, lo único nuevo que se es la fecha en la que nació Zayed, recién acaba de cumplir 5 años y lo celebraron en Londres.

Mientras los niños dormían yo sacaba de mi maleta solo la ropa que usaré hoy y mañana, lo demás lo dejo cómo está, Brenna se da cuenta del dinero y de las armas que traigo conmigo y casi me regaña por eso, ella no pretenderá que yo dejaré ese dinero abandonado. Intenté coquetearle a mi esposa halagándola con el increíble cuerpo bien trabajado que tiene, claro que hubo un beso pasional y subido de tono en su recamara, pero al final terminé durmiendo, ya no podía dejar en segundo plano el cansancio.

Cuando desperté, Brooke y Zayed me esperaban con las pilas puestas para jugar en el parque y claro que no podía rechazarlo, salí a jugar con ellos, incluso Nathan se unió, hasta que Brooke se fue con sus amigas y sólo quedamos Zayed, Nathan y yo con Brenna vigilando desde el pórtico de la casa. Me divertí con mis hijos hasta que empezó a anochecer y tuvimos que entrar.

Me encontraba en la habitación de Zayed y Brooke, con Brenna quitándole la ropa a Zayed para bañarlo, él está en esa etapa en la que la que se enjabona solo, pero con la vigilancia de Brenna, lo deja allí por algunos minutos.

—Brooke deja de saltar en la cama —le pide Brenna a Brooke, pero ella no le hace caso y sigue saltando en la cama.

—No me hagas volver a decírtelo —dice mi esposa mientras busca entre el ropero el pijama que Zayed usará, mientras que yo desde su cama lo veo quitarse el jabón del cuerpo con mucha tranquilidad.

—Brooke, te estoy hablando —dice en un tono más alto desde el umbral de la puerta del baño y antes de darse la vuelta me da una mirada, sé que significa haz algo. Ha pasado tanto tiempo sin Brooke que no creo que ella me haga tanto caso como a Brenna, pero lo intentaré, porque no quiero recibir otra mirada reprochadora de Brenna.

—Brooke hazle caso a tu madre, baja ya —le pido mientras extiendo mi mano para que ella la tome. Para mi sorpresa me hace caso y se sienta en la cama en forma de indio, la veo jugar con el dobladillo de su blusa y no me mira a la cara. Esta apenada.

—¿Qué son esos dibujos en las paredes? —pregunto cuando noto, un mar y lo que parecen ser árboles dibujados con colores, en la pared de su lado de la cama.

—Míos, pero mamá siempre me grita por eso —susurra con la mirada en sus dibujos.

—Bueno hija, si mamá te dice que no puedes pintar en las paredes, no lo hagas, usa las hojas para hacerlo y así ella no te gritará —le sugiero, pero ella niega con la cabeza.

—No es lo mismo —murmura.

—Lo sé a mí me gusta pintar en las paredes, pero tengo un lugar para eso, no puedes ensuciar las paredes de la casa así, ¿qué crees que podamos hacer para que mamá no se enoje? —Me levanto de la cama de Zayed y me recuesto a su lado. Así que tiene los mismos gustos que yo.

—Ella tiene que dejar que yo lo haga —susurra con la mirada en sus manos.

—Tengo una mejor idea, y si nos mudamos todos juntos, tendrás una habitación para ti sola en la que podrás pintar las paredes todo lo que quieras —le sugiero y ella me mira con los ojos brillosos.

—¡Si! —chilla emocionada y me abraza sin que yo lo espere, me rio de su reacción, me gusta hacerla feliz y consentirla. Brenna sale del baño con Zayed ya cambiado y listo para dormir con un pijama de batman, lo que me recuerda que tengo que darle su t-shirt de spider man.

—Brooke, entra a bañarte mi niña —susurra Brenna cuando Zayed llega a nuestro lado, lo cargo para tenerlo a mi lado y veo a Brooke entrar al cuarto de baño.

—Mamá, no tienes que vigilarme a escondidas —dice ella desde el interior del baño, Brenna le sonríe a medias y luego me mira, encoge los hombros y se ríe. Brooke está en ese momento en el que se cree demasiado grande como para que Brenna la bañe, está niña es demasiado inteligente.

—Papi, ¿vas a estar aquí mañana? —pregunta Zayed, su mirada es lo que me hace sentir aún peor.

—No voy a ir a ningún lado nunca más —le respondo y el asiente satisfecho. Su actitud de miedo a que yo vuelva a irme me deja dicho que Brenna le ha hablado bastante de mí y que a pesar de nunca haberme visto, me quiere a su lado porque está convencido de que soy su padre y al parecer él deseaba mucho tenerme a su lado, lo que a mí me hace feliz.

—Hay que dormir, mañana es otro día —susurra Brenna mientras acaricia el cabello de Zayed. Veo a Brooke salir del baño lista para acostarse y Brenna sale de la habitación cuando los deja en la cama, cobijados.

Yo me quedo en medio de las dos camas hasta que se están quedando dormidos. Vi esa mirada triste y entre sueños de Zayed, me sostuvo la mano todo el rato, realmente no quería que me fuera, estaba luchando para quedarse despierto y asegurarse que no me iré. Cuando ya están dormidos, apago las luces y cierro la puerta sigilosamente.

—¿Ya viste lo mucho que se parece Brooke a ti? —pregunta Brenna cuando llego a su lado. Ella tiene el cabello mojado, parece que yo soy el único que no se ha duchado.

—Sí, pero también se parece a ti —susurro sentándome frente a ella en la cama. Le doy un rápido beso antes irme a duchar, no esperaba que ella entrara cuando me estaba enjabonando, pero lo hizo, entró a la ducha con una sonrisa traviesa que conozco perfectamente, me quita la esponja de la mano y termina de enjabonarme, siempre terminamos teniendo sexo en el bañera.

—No quiero faltarle el respeto a Nathan, es su casa, no aquí Bren —susurro cuando siento sus manos deslizarse por mi cuerpo que rápidamente reacciona a sus caricias. Me doy la vuelta para tenerla de frente y me doy cuenta que su abdomen están empezando a marcarse, lo que me deja dicho que ha estado haciendo ejercicios.

—Será rápido —susurra sobre mi oído. Ella sabe lo caliente que me pone que haga este tipo de cosas, y claro que no lo rechazaré. Abro la llave para que el agua caiga encima de nosotros y no espero otro segundo para besarla, deslizo mi mano por su espalda y la dejo caer en su trasero, siento cómo sonríe en medio del beso.

—Entonces hagámoslo rápido —murmuro sobre sus labios. Algo de toqueteo, caricias y jadeos susurrados para evitar que Nathan o los niños nos escuchen, la tengo de espaldas a mi sintiendo el calor que emana nuestros cuerpos a pesar de que estamos bajo el agua que sigue corriendo.

Y sí que fue rápido, joder tenía seis años que no la tocaba, y ahora está así de hermosa, con un cuerpo que parece haber sido esculpido por los mismos dioses, para rematar es mamá y se ve así de bien.

—¿Sabes que he estado pensando? —le pregunto cuando me acurruco a su lado en la cama. Siquiera vi a Nathan llegar, estoy caí seguro que la está pasando bien con su novia, que pronto se convertirá en su prometida.

—¿En qué?

—Mudarnos mañana mismo si quieres, no podemos volver a Londres, y tampoco nos podemos quedar aquí por mucho tiempo, no es seguro si yo estoy aquí —le explico y la escucho gruñir entre dientes.

—Ay no, no quiero hablar de Fernández ahora, sólo quiero dormir acurrucada con mi esposo hasta el amanecer y quizás lo despierte para tener más sexo —dice con su mirada fija en mí y yo solo me rio de su comentario.

—Que libidinosa estás. Yo tampoco quiero hablar de él, pero tenemos que hacerlo por nuestra seguridad, él puede enterarse muy rápido que he salido y cuando eso pase tendremos que buscar un lugar en el que estemos a salvo, sabes lo que pasó la última vez que estuvimos aquí —le digo y ella se sienta en la cama con el ceño fruncido. De verdad que no quiere hablar de esto, pero es necesario.

—Bien, ¿Y a dónde iremos entonces? —pregunta con los brazos cruzados. Apoyo todo mi peso en mis codos y la miro a los ojos antes de responder:

—Paris.

—Me encanta Paris, pero no podemos mudarnos así, de la noche a la mañana, menos si es a Paris —dice ella con las cejas levantadas.

—Dime por qué no —murmuro sentándome apoyando mi espalda del espaldar de la cama.

—Mi trabajo, la escuela, no es bueno cambiar a los niños de escuela cuando no sabemos si estaremos a salvo allá, además, el idioma es diferente eso lo complica aún más —enumera con los dedos y yo asiento a la espera de que ella termine de hablar.

—Y luego está Nathan, los niños han creado un lazo emocional con él y no será tan fácil apartarla de su tío, tenemos que prepararlos mentalmente por un tiempo si nos vamos a mudar.

—¿Por qué crees que ellos te recuerdan como si hubieses estado con ellos todo este tiempo? Yo les hablaba tanto de ti, que sienten que te conocen como la palma de su mano, y te aman —Asiento con la cabeza porque sé que es así. Dejo salir un largo suspiro antes de responder.

—Lo de Nathan lo entiendo, por el trabajo no te preocupes y la escuela, pagamos para que le den clases particulares en casa mientras estemos en esta situación —digo sin mirarla.

—Te prometo que saldremos de esto pronto, ya me estoy encargando de eso — susurro. Ella no dice nada solo asiente y se acurruca en la cama a mi lado. La abrazo por la espalda y caigo rendido en un sueño en el que estamos tranquilos y somos felices.

***
Brenna

A tres semanas de Zack quedarse en casa de Nathan, ya teníamos todo preparado para irnos a Paris, el apartamento que Zack y yo compramos durante nuestra luna de miel esperaba por nosotros, por el momento es un lugar a salvo por que Fernández no tiene contactos en esa ciudad y eso es lo que buscamos, alejarnos de él mientras Zack hace lo que sea que tenga que hacer para mantenernos a salvo.

Los niños ya saben que nos iremos a otra ciudad y que viviremos allí por un tiempo, es por eso que he dejado que de alguna forma ellos se despidan de Nathan, sé que ellos no quieren alejarse de él, pero es necesario, además, Nathan tiene que iniciar su familia; aunque nosotros no dejamos de ser la suya a pesar de los malos ratos, las discusiones y todo por lo que Zack y él se llevaban mal.

El día en que tuvimos que irnos a Paris, fue más difícil de lo pensé, a pesar de que mis hijos ya tenían en mente que debían despedirse de Nathan, fue difícil cuando de verdad tuvimos que subir a ese avión, Zayed y Brooke lloraron bastante y claro que Nathan tampoco quería dejarlos ir así, después de todo él es quien ha cuidado de nosotros, ha sido una figura paterna en todo el tiempo que Zack estuvo en la cárcel, Nathan estuvo durante mi embarazo y nunca nos dejó solos, es difícil tener que dejarnos ir sin saber cuándo nos volverá a ver.

Y no hablemos de mí, luché por mantenerme firme y fuerte frente a los niños, pero también dejé salir algunas lágrimas, lo quiero mucho. En cambio, Zack no dejaba de agradecerle por todo lo que ha hecho, pudo haberme dejado viviendo sola y siendo madre soltera, y creo que por primera vez Zack se siente bien que Nathan me haya amado, porque fue por amor que el renunció a una parte de su vida, casarse y tener hijos, en el fondo los tres sabíamos que este momento llegaría y Nathan se quedaría sin una familia a su lado, al menos ya está haciendo los planes y eso me hace sentir mejor.

No encontré otra manera de agradecerle que, dejándole dinero en su casa, no era necesario, pero creo que es lo más prudente después de todo lo que le ha gastado, además se merece eso y más. No se lo di directamente porque sé que no lo aceptaría, solo lo dejé en una bolsa en su recámara, 800 mil libras en efectivo.

Cuando estuvimos en Paris las cosas se relajaron un poco, las primeras semanas fueron un poco complicadas, es un país que desconocemos y al que todos tuvimos que acostumbrarnos. Pero luego las cosas fueron fluyendo solas, Isacar sabe perfectamente la situación en la que estamos así que me quedé trabajando desde casa para la sucursal de Canadá, lo único que fue un poco difícil fue conseguir una institutriz para los niños, pero no imposible.

El apartamento en el que vivimos no es para nada lujoso, y no llama mucho la atención, es lo suficientemente espacioso para los cuatro, pisos de madera, un pasillo que da a la sala que comparte cocina y comedor, un sillón negro y frente a un estante del mismo color y una televisión pequeña. Una rinconera de cristal sostiene nuestras fotos y junto a ella el pasillo que da a las dos habitaciones, donde la última es la que comparten los niños por cuestión de seguridad. Nos encontramos en un quinto piso y sólo hay un ventanal que ilumina toda la sala, con cortinas grises que combinan a la perfección con el pequeño comedor que tiene en frente.

Estaba terminando de trabajar mientras Zayed y Brooke jugaban en la computadora de su recámara, luego de que su institutriz se haya ido a casa, se supone que las vacaciones ya se terminaron. Zack ha salido a comprar al supermercado, no sabemos cuánto tiempo nos quedaremos aquí, así que debemos prepararnos para lo que sea. Por más que no quise tuve que volver a tener mi cuchillo conmigo, el asunto de pistolas se lo dejo a Zack, estoy lo suficientemente preparada para pelear con quien sea, he estado entrenando todos estos años que Zack estuvo en la cárcel, creo que sabría cómo defenderme.

Entro a la habitación de Brooke y Zayed, los encuentro dormidos con el ordenador encendido, imagino que tanto jugar también cansa. Recojo las muñecas qué hay en el piso, cierro la cortina de su habitación y un poco la ventana. Mientras camino por el pasillo escucho un ruido que viene desde la sala, intuyo de inmediato se trata de Zack, levanto la mirada para asegurarme que es el, pero me detengo en seco cuando veo a una chica apoyarse con una mano de la encimera, esta vestida completamente de negro y en su mano libre lleva lo que parece ser un látigo.

Mi corazón empieza a latir rápido y no sé qué hacer, estoy paralizada y llena de miedo, sé que se trata de Fernández y su gente, de verdad espero que sea solo ella, porque no creo que pueda con alguien más hasta que Zack vuelva, de la chica me puedo ocupar, pero primero tengo que respirar.

—Con que tú eres la famosa Brenna Majid —susurra con voz venenosa y burlona.

—La misma —digo tratando de sonar amenazante mientras me amarro el cabello en una coleta, estoy convencida de que tendré que pelear con ella, me estoy preparando para darle una paliza, aunque aún me esté muriendo del miedo, no se lo voy a demostrar, es una de las cosas que he aprendido de Zack.

—Como ves, en muy pocas ocasiones uso mi pistola, me gusta hacer sufrir un poco antes de llegar a la muerte, debes saber cómo es, tu esposo hacia lo mismo —La observo con detenimiento desde mi lugar, lleva una coleta bastante alta, un corsé negro y botas de tacón, como demonios pretende tener una pelea conmigo con tacones, debe ser muy buena en esto.

—¿Por qué ustedes hablan tanto y no simplemente van al maldito punto? —me quejo. Le doy un vistazo a la puerta cerrada de la alcoba de mis hijos. Esto es por ellos, no permitiré que les hagan daño a mis bebés. Me pongo en posición y espero a que ella de el primer golpe.

—Me dijeron que eras un poco mojiganga e indefensa —susurra mientras se acerca a mí y yo hago lo mismo; camino hacia ella con la misma calma y sin dejar de mirarla en ningún momento.

—Supongo que la esposa de un asesino nunca lo es. Me gusta que creas que puedes vencerme — Zack una vez me dijo que quienes hablan demasiado antes de hacerte daño son con quienes tienes oportunidad de vencer, porque hablan más de lo que hacen. La chica se pasea alrededor de mí, y pasa sus dedos por mis hombros. Aprieto mis labios y espero.

La chica habla, camina y actúa como una asesina profesional, deje de prestarle atención a lo que dice solo estoy escuchando sus movimientos. Sin que ella se lo espere le golpeo la cara con mi codo y me giro rápidamente para pegarle un puñetazo, pero ella detiene mi puño y me empuja lejos, a duras penas puedo mantener el equilibro, pero lo logro. Siento el látigo arder en la piel de mi muslo, que lamentablemente está al descubierto. Inesperado.

La cuerda se enrolla entre mis piernas y me hace caer de espaldas contra el piso, doloroso. La chica me mira con una sonrisa malévola, y pretende tirar de su látigo contra mi cuerpo una vez más, pero, aunque me queme lo sujeto con la mano y tiro de el con todas mis fuerzas haciendo que ella caiga el piso, es mi oportunidad, me subo encima de ella y aprieto su cuello para cortar su respiración, al parecer no será así de fácil. Recibo un golpe fuerte en mis costillas, cuando me quejo de dolor, ella aprovecha para tirar de mi cabello, y me arroja al piso. Joder.

Ahora la tenía encima mío lanzando golpes, la mayoría los evito con los antebrazos, lucho para quitármela de encima, logro patearle la espalda y yo aprovecho para sacar la navaja de mi bolsillo, ella se da cuenta y lo arroja al piso haciéndola rodar hasta el pasillo que da la entrada. Se levanta de encima mío, sujeta mi coleta y me arrastra hasta el comedor, me quejo entre dientes, tengo que ser tan silenciosa como ella lo fue al entrar, no quiero despertar a los niños y mucho menos la curiosidad de mis vecinos.

Se me hacía difícil apartar sus manos de mi cabello, hasta que lo soltó y yo pude ponerme de pie, pero entonces la perdí de vista, supe que estaba detrás de mí porque sentí el cuero de la soga alrededor de mi cuello, cortándome la respiración. Pateo hacia atrás con el poco de fuerza que me queda y cuando ella pierde fuerza con las manos salgo de su agarre, lanzo la soga al otro lado de la sala, cerca de las repisas. Corro hasta el pasillo donde se encuentra la navaja, pero ella me empuja haciéndome caer el piso, me levanto antes de que pueda hacerme algo más y me giro para quedar frente a la chica.

Ella lanza un puñetazo, gracias a mis reflejos logro evitarlo agachándome, le pego fuerte en el abdomen con una patada y luego le rompo la nariz de un puñetazo y claro que recibo uno devuelta, me parte el labio inferior. Rápidamente la hago caer el piso de espaldas al cruzar mis pies por los de ella, paso una pierna por encima de sus hombros acorralándola entre mis piernas al mismo tiempo que tiro de uno de sus brazos para poder impulsarme hacia atrás y hacer fuerza en su cuello. Intento arrastrarme un poco hacia atrás, tratando de alcanzar de una vez por todas esa navaja, pero la chica da batalla y hace de todo para poder soltarse de mi agarre, logro tocar la navaja, pero sigue estando un poco lejos, cuando estoy a punto de tenerla en mis manos, la chica logra salirse de mi agarre.

Se arrastra contra el piso para llegar a mí, estoy débil y ella también, aleja aún más la navaja y me toma por el cuello, pegándome a la pared junto a la repisa de vidrio haciendo caer una de las fotografías, la chica aprieta sus manos en mi cuello y yo siento como la respiración se me va, intento alcanzar algo que pueda pegarle en la cabeza, logro alcanzar una botella de vidrio que iba a utilizar como florero y lo estallo en su cabeza.

—Perra —Se queja cuando cae al piso. Respiro, me recupero y vuelvo a la batalla. Aprovecho que ella sigue indefensa con un corte en su rostro por el vidrio, prácticamente me arrastro hasta llegar a la navaja y me levanto cuando logro tenerla en manos.

La chica se levanta algo cansada y con una mirada amenazadora que me asusta, y yo sonrío con malicia mientras me pongo en posición para pelear con el cuchillo. Zack me enseñó a usarlo muy bien, no voy a dejar que esta mujer me mate. Todo sea por los hijos. Veo cómo la chica saca una navaja de sus pantalones y corre hacia mí, evito a toda costa ser cortada, cuando veo el cuchillo ir a mi cara, lo detengo ladeando la cabeza y presionando su muñeca, mis brazos se mueven rápidamente, en uno de esos movimientos logro cortarla en el abdomen, sujeto su muñeca la giro sobre su espalda, y la desarmo. La arrojo contra el piso y ella trata de llegar a su látigo con las manos.

La chica se encuentra de espaldas a mí en el piso, y yo encima de ella, clavo mi navaja en su pierna y tomo su látigo, lo envuelvo en su cuello y aprieto fuerte.

—Hablas demasiado —Hasta que no le queda ni una sola gota de oxígeno, ella deja de luchar y finalmente, muere. Me dejo caer en el piso con la mirada en el techo y en ese momento escucho la puerta abrirse. Me levanto con la intención de seguir peleando, aunque esté agotada físicamente.

—¡¿Qué diablos?! —grita a la chica muerta a mi lado. Le hago señas para que haga silencio, tengo la esperanza de que los niños aun duerman.

—Tuve que hacerlo —expreso con la voz entrecortada. Claro que me sentía mal por haber matado a una persona, me lanzo a los brazos de Zack y el me acurruca.

—Lo siento, debí estar aquí, siento que hayas tenido que hacerlo, pero no es tu culpa bee —susurra con su mirada fija en la mía. Pasa sus dedos por mi labio partido, puedo ver en su expresión que se culpa de esto. Así de callado saca su móvil y me da la espalda para hablar.

—Ha llegado a Paris, Brenna mató a la chica de Fernández, sabes qué significa eso —murmura.

—Sí, la misma que asegurabas me iba a matarme, envía a quien sea a deshacerse de este desastre, ahora. —Cuelga la llamada y se vuelve hacia mí. El tono que ha usado y lo que ha dicho me asusta, no quiero pensar que ha vuelto a ese mundo, pero de todos modos lo hago, no sé con quien hablaba, pero claramente forma parte de lo que sea que Zack está haciendo para deshacerse de Fernández.

—Yo me encargo ve a ver que los niños estén bien —me pide. No lo pienso dos veces antes de hacer mi camino por el pasillo a la habitación, abro la puerta sigilosamente y me alarmo cuando no hay señales de mis hijos por ninguna parte, las ventanas están abiertas y las cortinas corridas a un lado. Con desesperación miro debajo de la cama y por la ventana, mi pecho empieza a subir y a bajar muy rápido cuando no los veo en ningún lado.

—Ay no, ay no —Me digo una y otra vez—. ¡Zack! No puede ser, no puede ser. —Corro hasta él y las lágrimas ya están amenazado en salir, mi corazón parece que se saldrá de mi pecho y yo estoy teniendo un ataque de pánico muy feo.

—No están —digo con la respiración agitada. Zack toma mi mano, me mira asustado y con confusión.

—¿De qué hablas? —pregunta con temor en su mirada de recibir la respuesta que está pensando.

—¡Los niños no están joder! —Siento que todo a mi alrededor se vuelve cada vez más pequeño, intento respirar con control, pero no puedo controlar un ataque de pánico. Se han llevado a mis hijos, como diablos es posible que se lo hayan llevado por la ventana desde un quinto piso, toda esta mierda fue planeada, y todo lo que no quería que sucediera, pasó. Metieron en todo esto a mis hijos, y me las van a pagar si les tocaron siquiera un pelo a mis bebés, es mejor no conocer a una madre enojada, menos a una que ha sido entrenada.

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