Ya caía la noche en Londres, la familia de Louis ya se había marchado y yo me encontraba hablando con mi padre en la terraza del segundo piso.
–No te preocupes, papá. –Murmuré mientras miraba las estrellas. – Estoy bien junto a Louis y lo sabes.
–Está bien, debo aceptar que mi hija ya está grande y no necesita cuidado de otras personas. –Sentí la voz de mi padre al otro lado del teléfono.
–Sí, tranquilo. –Suspiré. –¿Cómo va esa compra?
–Difícil, y mucho. Tienen un equipo muy potente y nosotros debemos estar a su altura y sobrepasarlos para que acepten el trato, quieren muchos convenios que los considero totalmente innecesarios pero bueno, no te aburriré con este tema.
–¿Fuiste con suficientes abogados? –Pregunté.
–No vine tan preparado como hubiera querido, pero aquí estamos reclutando a más para aplicar algunas leyes Australianas. Hija te colgaré, ya es tarde acá y estoy muy cansado.
–Claro, claro. –Miré hacia abajo y vi a Louis fumando un cigarrillo en el pasto. –No te preocupes, te quiero mucho papá. Cuidate y yo se que eres capaz de eso y mucho más.
–Sí, está en juego años de trabajo así que estoy intentando dar todo de mí, yo también te quiero mi pequeña. Buenas noches.
–Adiós. –Colgué.
Seguí mirando a mi novio que estaba muy concentrado mirando la hermosa luna que nos entregaba Londres.
Entré a la nueva habitación que era de Louis y mía, sonreí.
Dejé una de las maletas arriba de la cama y la abrí, toda la ropa estaba completamente arrugada pero no me importaba. Con mucha paciencia empecé a doblar prenda que se me cruzara por esa maleta.
Prendí la televisión para rellenar el silencio, ¿En dónde metería mi ropa?
Empecé a ver el closet de Louis, tenía toda su ropa muy bien ordenada y el olor a su perfume se hizo presente.
Hasta que vi un closet vacío que tenía algunas remeras y jeans que hace tiempo no me había llevado de su ex casa... Supongo que aquí debía dejar mi ropa.
Y ahí la puse, una vez que ya había terminado con la primera maleta sentí que abrieron la puerta, me di vuelta rápidamente.
–¿Qué haces? –Preguntó Louis.
–Doblando ropa. –Termine de doblar el último jeans. –Y ya encontré un closet totalmente vacío, supongo que ahí debo dejar mi ropa.
–Síp. –Entró al baño. –¿Ya deshiciste las dos maletas? –Preguntó.
–¡Me falta una! –Exclamé para que escuchara.
Cerré la maleta que estaba vacía y le dejé al lado del closet, rápidamente subí la segunda maleta que estaba más vacía.
Empecé a doblar mientras escuchaba a Louis cepillar sus dientes, doblaba e iba a dejar al closet eso hice por lo menos unas 20 veces.
–¿Quieres que te ayude? –Preguntó Louis luego de lavar sus dientes.
–Ya queda poco. –Murmuré. –Lo hago yo.
Eran unas cinco prendas y ya estaba, los doble rápidamente perdiendo completamente mi paciencia y por fin guardando todo en el closet de Louis que ahora podría decir que era mío.
–Ya está. –Lo miré con una sonrisa. –No sé porque razón me siento cansada.
Louis se sentó en la cama y yo rápidamente me dirigí hacia el, me senté encima de le mirando su rostro.
–Me encanta tenerte aquí y saber que mañana no te irás. –Murmuró.
Acaricié su cabello y este cerró los ojos.
–Me encanta estar junto a ti. –Murmuré y besé su frente.
–Caitlin Dereks, te amo.
–Louis Tomlinson, te amo.
Este abrió sus ojos y sonrió, rápidamente atrapó mis labios con los suyos.
Se convirtió en un dulce beso.
Al terminar el beso lo abracé fuertemente.
–¿Te quieres acostar? –Preguntó.
–Sólo si te acuestas conmigo. –Murmuré.
–Lo haré.
{...}
Había pasado una semana de estar viviendo con Louis, todos los días me sorprendía con simples cosas que para mi significan mucho. Todo estaba perfecto así y quería que siguiera todo igual.
Era un sueño estar viviendo junto a él, es imposible no imaginar un futuro juntos, aveces me sentía como una esposa y eso me divertía demasiado... Y llegar a pensar que algún día podría ser así se me revuelve el estómago de felicidad.
Últimamente hemos salido bastante a restaurantes, centro comercial, cines, parques y también hemos recorrido algunos lugares cercanos a Londres. Le he contado más acerca de mi infancia y sobre mi madre que no sabía mucho de ella, ahora nos encontrábamos en el auto rumbo al London Eye, hace muchos años no he entrado ahí al igual que Louis y compraremos la totalidad de personas que puedan subir en una cabina para hacer nuestro Picnic ultra secreto ahí, era un plan que había organizado con mucha cautela.
–¿Qué pasa si nos encuentran? –Pregunté. –Nos prohibieran la entrada de por vida. –Exageré y mordí mi labio.
–No nos dirán nada, pero... –Louis me miró. –En total se demora 30 minutos en dar la vuelta completa, ¿No crees que es poco tiempo?
–Sí, lo creo. –Fruncí mis labios. –¿Crees que deberíamos dejar el plan?
Miré su perfil.
–No, no. Podríamos ir a comprar un café para disfrutar este frío día y subir. –Se encogió de hombros. –Luego podríamos ir al Hyde Park y hacer nuestro super Picnic.
Louis en casa se burlaba de mi idea del picnic, piensa que es muy cursi pero simplemente es comer al aire libre.
¿¡Hay algo de cursi ahí, Louis Tomlinson!?
–Me gusta tu idea. –Mordí mi labio nuevamente. –Bueno, como siempre... las cosas que organizo nunca salen como quiero.
Louis rió y yo miré por la ventana con una sonrisa.
Mi móvil sonó.
Rápidamente busqué en mi bolso mi móvil.
''Papá está llamando''.
Contesté rápidamente:
–¡Papá! ¿Cómo estás? –Dije rápidamente.
–¡Hey! Hola, trabajando como de costumbre. –Rió. – He tenido un pequeño rato libre y te he llamado. ¿Cómo estás tú?
–Bien, aquí en el auto junto a Louis. Espera que te pongo en el altavoz. –Apreté la pantalla de mi móvil. –Ahora sí.
–¿Hacía dónde van? –Preguntó.
–Vamos al London Eye. –Dijo Louis. –Y luego tendremos un Picnic en el Hyde Park, ¿Cómo estás, Joseph? –Preguntó.
–¡Que entretenido! Estoy bien, algo cansado de tantos trámites pero ya estoy acostumbrado, ¿Y tú, Louis?
–Todo bien hasta el momento. –Louis me miró de reojo. –Y por cierto, he cuidado muy bien de tu hija.
–Sí, ya me hizo engordar unos cinco kilos. –Reímos los tres. –Y no estoy bromeando.
De un momento a otro Louis y mi padre empezaron hablar cosas sobre negocios, ¿Que sabía Louis de eso? Al parecer mi padre le ha enseñado algunas cosas y creo que realmente se había desarrollado un poco en esa área.
Me sentía un poco rara al no poder aconsejar a mi padre sabiendo todos los años que se empeñó para que también fuera inteligente en el tema de los negocios, entonces llegó la hora de que interrumpiera la conversación de Louis con mi padre:
–¡Acciones! –Exclamé. –Si les das un poco de acciones quedarán contentos, o podrías nombrarlos algún cargo importante en parte de su empresa. Pero con la diferencia de que tu podrás mejorar los tiempos de trabajos y el lugar. Siempre intenta hacerles saber que quieres hacer crecer a su empresa, mejorarla y ese tipo de cosas, y sobre todo si será internacional como lo dices haz que ellos se hagan cargo de la empresa en Australia, finalmente tú ganarás el trato y ellos se quedarán felices y de hecho con mucho más dinero del que ya manejan.
–Tendré en mente todo lo que me han dicho. –Pausó. –Debo volver, gracias.
–Adiós. –Murmuré.
Ni siquiera me había escuchado, no sé porque me empeñe en tratar de sorprenderlo.
¡Hombres!
Miré a Louis con una sonrisa.
–No sabía que te manejas en los negocios. –Louis me comentó.
–Ni yo sabía que tú también sabías algo sobre ello. –Reí.
–Tú padre me estuvo enseñando algunas cosas. –Se encogió. –Es muy interesante.
–Sí, lo es. –Murmuré apenas.
Louis se estacionó afuera de un Café express y me miró.
–¿Que tomarás? –Preguntó mientras sacaba su cinturón de seguridad. –No se vale pedir un café italiano.
Me hizo reir, negué con la cabeza y mordí mi labio.
–Un Cappuccino de Vainilla. –Miré por la ventana. –¿Te importa si me quedo aquí? –Pregunté.
–Claro que no, vengo en unos minutos. –Besó mi mejilla y salió del auto.
Pude mirar por el retrovisor como caminaba con las manos en el bolsillo de su chaqueta y entraba al pequeño local en el cual no habían muchas personas.
Miré mi móvil y empecé a navegar por Instagram, busqué el nombre de Joyce.
¿Cómo estará?
Vi sus fotos en dónde estaba con un café en sus manos y un libro en sus piernas, sonreí al ver su rostro. No había cambiado mucho desde que éramos pequeñas, la extrañaba.
Le puse Like a su foto y luego seguí navegando, seguía a muchas personas de mi ex preparatoria que ya estaban bastante adultos hasta que encontré un video de Christian junto a Ethan, estaban cantando karaokes.
Ethan cantaba muy bien pero su sueño no era ser una superestrella.
Reproducí rápidamente el video que Christian había subido.
–¡Okey, se que Caitlin no lo verá! Así que dinos Ethan, ¿Para quién va esta canción? –Preguntó.
Se notaba que habían bebido.
–¡Esta canción es para Caitlin Dereks! –Habló por el micrófono.
Empezó a sonar una melodía de un piano que se me hacía muy conocida pero no me sabía la canción ni de quien era, hasta que empezó a cantar:
''La misma cama pero ahora se siente un poco más grande, nuestra canción en la radio pero no suena igual.
Cuando nuestros amigos hablan sobre ti, todo lo que hago es deprimirme. Por que mi corazón se rompe cuando escucho tu nombre.
Y todo suena como ''uh, uh, uh.'' Uhm, Demasiado joven, demasiado tonto para darme cuenta que debí haberte comprado flores y sostenido tu mano.
Debí haberte dado todas mis horas cuando tuve la oportunidad, llevarte a todas las fiestas porque todo lo que querías era bailar...
Ahora mi amor está bailando, pero ella está bailando con otro hombre''.
–¡Fuerte declaración Ethan! –Gritó Christian.
El video se cortó y quedé impresionada.
¿Aún piensa en mi luego de tanto tiempo?
Y agradezco al cielo que la cuenta de Christian era privada, porque si hubiera sido pública mucha gente hubiera hecho viral ese video hasta que llegara a las manos de Louis.
Suspiré, no le daría Like y mucho menos me atrevería a comentar algo.
No quería avergonzar a Ethan.
Sentí unos golpes en la ventana y rápidamente salté en mi asiento. Miré y Louis estaba con los dos vasos de café, rápidamente me estiré para abrir la puerta y este me estiró un vaso.
–Cuidado que está caliente.
Tomé el vaso y Louis se sentó rápidamente en su asiento, cerró la puerta y me sonrió.
–Le he puesto como tres sobres de azúcar, si queda muy dulce no te quejes por floja.
Reí.
–No te preocupes, entre mas dulce es más rico el café. –Le saqué mi lengua.
–Tienes razón.
Tomé mi móvil y rápidamente apreté el icono de la cámara.
Enfoque mi rostro y mostré mi café a la cámara, también enfoque a Louis quien no se ha dado cuenta que intentaba sacarnos una foto.
–Amor. –Hablé. –Sonríe.
Louis rápidamente miró a la cámara y mostró su café al igual que yo.
Sonreímos y saqué un par de fotos.
–Ya está. –Me acomode en mi asiento. – Y probaré esta delicia.
Le di un sorbo al café y realmente estaba delicioso.
–Sabes, estaba esperando estos deliciosos cafés en el local y se me antojaron unos besos de mi novia, pero ella estaba esperando en el auto. –Frunció el ceño. –Así que tuve que esperar hasta llegar aquí.
Sonreí y estiré mis labios para que Louis los besara, pero no lo hizo.
–Bésame tú. –Estiró el sus labios.
Reí y me acerqué a su rostro.
Besé la punta de su nariz, sus mejillas y mentón, hasta que finalmente sus labios.
–Ya me iba a desesperar. –Murmuró cerca de mis labios. –Te amo. –Besó nuevamente mis labios. –Y cada segundo mi amor por ti crece más y más.
Mordí mi labio y me sonroje.
–Y tú sigues causando que me ponga como un tomate. –Reímos. –Te amo muchísimo más.