Escape: Zack ©

By MariaLuna16

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Una novela sobre un amor rodeado de peligro, adicciones y persecución mafiosa. Zack es un chico que vive una... More

ADVERTENCIA
Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70- Final.
Epílogo
Especial Extra
Agradecimientos
Secuela- Escape: Brooke.

Capítulo 44

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By MariaLuna16

El miedo seguía ahí, no dejaba de pensar que en cualquier momento puede volver a suceder algo parecido o peor, no quería tener un ataque de pánico o de ansiedad, estaba cansada de tenerlos. Es entonces cuando Zack perdió el control, me asustó su grito, y me preocupé cuando no dejaba de sollozar y gritar ya basta, lo único que fui capaz de hacer fue de sostenerlo en mis brazos hasta que se tranquilizó un poco, su pecho subía y bajaba mientras hipaba.

—¿Qué ha pasado? —No es la mejor pregunta, pero es la única que se me ocurre. Nunca lo había visto en este estado, y no sé cómo manejarlo.

—No sé qué hacer, te dije que era mejor si terminábamos, no quiero arrastrarte a mis problemas —expresa con la mirada puesta en la chimenea frente a nosotros. Sujeto su mano con la mía y lo observo con detenimiento.

—No me iré a ningún lado, saldremos de esto, debemos estar juntos, la unión hace la fuerza —le hago saber. Puede que no me sienta totalmente de esa manera, es decir, estoy amenazada de muerte estando con Zack, pero que es el amor si no es arriesgado, además es lo que el necesita escuchar.

—Todo sigue empeorando, ¿Qué se supone que haga? —Esa es la cuestión, que se supone que debemos hacer, él tiene todo el peso encima, y lo peor de todo es que tiene todos estos problemas siendo tan joven, deberíamos estar preocupándonos porque nuestro teléfono no funciona, no porque nuestra vida corre peligro.

—Creo que te hace falta visitar a tu madre y estar un rato con ella, siempre te hace bien verla —comento. Él es bastante unido a Trace, más de lo que se ha dado cuenta, y por alguna razón siempre que pasa rato con ella se nota mucho más relajado y hasta feliz, quisiera sentirme de esa manera con mi madre, pero la única que ha logrado darme un poco de paz es Jenna, es la mejor hermana del mundo, siempre ha hecho el papel de madre conmigo, y supongo que me siento mucho más unida a ella por la misma razón. Eso no quiere decir que no ame a mis padres, pero ellos no han estado a mi lado como quisiera.

—Siempre tienes las mejores respuestas —susurra con la voz debilitada, y poco a poco se queda dormido, y yo junto a él.

El siguiente día vi a Zack por un minuto, él tenía muchas cosas que hacer mientras su padre no estaba en la empresa, lo bueno es que estaba concentrado en otra cosa que no fuera Mason, Fernández o le que sea que lo haya hecho perder el control la noche anterior. Daniel me recogió para ir a la universidad como todos los días, no sé qué haría Zack cuando saliera del trabajo, pero esta vez me asegure de que recibiera un lindo mensaje, está peor de lo parece, así que un mensaje recordándole lo mucho que lo amo a pesar de todo, siempre será lindo de recibir.

Zack 17:10

No sabes lo bien que me hace sentir saber que sigues sintiendo lo mismo después de todo, yo te amo aún más nena.

Es la respuesta que recibo de su parte, y sonrío al saber que he hecho que él se sintiera mejor. El resto de la noche transcurre bastante productivo en cuanto a clases, me sorprendió ver a Zack recogerme en la facultad, tenía pensado ir al hotel y esperar a que llegara para poder dormir. No sabía cuánto tiempo estaríamos en ese hotel, de lo que si estaba segura es que no volvería a esa casa. Durante el camino Zack mantiene una expresión casi sonriente, no sé si fue a ver a su madre ya, o si sigue así por mi mensaje, cuando Daniel conduce en dirección contraria al hotel llevo mi mirada a Zack y espero que me diga a donde iremos.

—¿No piensas decirme a dónde vamos?

—Es una sorpresa —responde con una sonrisa de lado. Estamos en Hampstead, y no quiero pensar que Zack me lleva a la casa donde casi nos matan, me olvido de ello cuando Daniel se desvía por un camino que desconozco, Zack me cuenta que estamos en medio de Hampstead Heath, uno de los parques más grandes y antiguos de Londres, estamos frente un portón marrón en un lugar llamado Columbas Drive, entramos en una especie de condominio de casas separadas, hechas de ladrillo, es bastante tranquilo y está rodeado de vegetación, se nota que aquí vive gente adinerada, no hay que ser adivino para saberlo.

Dejamos las casas atrás y pasamos por un pequeño camino rodeado de árboles, el camino deja de ser de concreto y empieza a ser de piedras blancas, Daniel se detiene cuando llegamos a las enormes puertas de hierro pintado de negro, con altas columnas que marcan el final del condominio, y luego está esta casa a mi derecha que Zack nos permite apreciar mucho mejor al abrir las puertas que nos lleva a su interior, con un control que lleva encima desde que salimos de la universidad.

Quiero pensar que estamos en la casa de algunos de sus amigos, pero la sonrisa que tiene en su rostro me dice todo lo contrario, no puede ser que haya encontrado una casa tan rápido, desde fuera parece perfecta para nosotros, pero sigue siendo demasiado grande para los dos, aunque es mucho más discreta que donde vivíamos. La entrada es de una estructura ovalada, con paredes de vidrio en divisiones de tres, y columnas de ladrillo hasta la mitad terminando en su alrededor con madera balsa.

—¿No vas a entrar? —Zack me saca de mis pensamientos, estoy tan absorta en lo bien que se ve desde fuera, es como si la casa estuviera semi desnuda con estas paredes de vidrio. Al entrar confirmo que es mucho más hermosa por dentro, el pasillo de recepción tiene baldosas beige, a la izquierda el baño de visitas y a la derecha la cocina de blancos y brillantes gabinetes, deslizo mis dedos por el pequeño desayunador en madera con tres taburetes en cuero negro, tiene una vista hermosa al patio delantero por los ventanales de cristal y aluminio.

Al entrar a la sala de recepción principal, el piso es de madera beige, hay escaleras para subir y bajar, una pared blanco hueso donde cuelga la televisión pantalla plana frente a un largo sillón blanco; detrás de la pared de la cocina un comedor de cristal para ocho personas, con sillas en pana negra. Frente a mi tengo un piano de cola blanco, junto a él dos sillones negros con una mesita de café en medio y detrás, la gran pared semi ovalada de cristal y madera, miro hacia la terraza y siguiendo por el muro que cubre la casa, al fondo del pasillo hay otra escalera que descubriré a donde me lleva más tarde.

—Tienes que ver nuestra alcoba —me dice Zack con total entusiasmo. Subimos la estrecha escalera, hay un recibidor con la pared de cristal que nos permite mirar el patio delantero, entramos a la habitación con alfombra color marrón claro, una cama king size se encuentra en medio del dormitorio, forrada con una sábana blanca y una cobija negra por encima, cojines negros y blancos hacen que la cama no se vea vacía, frente a ella cuelga una televisión y junto a esta, en la esquina un sillón blanco, me encanta el pequeño mueble delante de la cama. AL parecer nuestra habitación ocupa todo el primer piso.

Las escaleras anchas con barandillas de cristal nos lleva a la planta baja, donde nos encontramos con una recepción amplia acomodada con una enorme pantalla blanca estilo cine, y tres sillones redondos de terciopelo morado oscuro, sigo mi camino a la cocina tipo bar, otorga protagonismo a la luz natural y al entorno, Zack se adelanta y yo lo sigo, cruzando por la mesa de villar antes de salir al patio, esta vez tenemos una piscina en nuestro patio trasero, el sonido de la brisa inunda los espacios, el verano aquí debe ser una maravilla.

—¿Qué te parece? —pregunta Zack al mismo tiempo que abre los brazos del otro lado de la piscina.

—Sigue siendo mucho, pero me encanta —respondo sonriente, el camina hacia mí, cojea u poco menos pero aun lo hace.

—Ya he instalado el sistema de seguridad, te prometo que es mucho más seguro aquí —susurra sobre mis labios antes de besarme sin prisa, tan despacio que excita. Mientras esperamos a que Joshua llegue con la ropa que Zack no pudo traer de casa, él y yo hablamos de cómo nos repartiremos los gastos, se supone que yo soy independiente y si no pago nada de lo que está en esta casa, será como depender de él y el día que se vaya, no tendré nada. He firmado los papeles que dicen que esta casa es de ambos, cada uno tiene sus llaves, yo pago el internet y el servicio de streaming, de vez en cuando me saldré con la mía a la hora de comprar comida sin que Zack se dé cuenta, aunque algo me dice que siempre mantendrá el refrigerador lleno para que yo no lo haga.

Cuando Joshua llega, Zack y yo desempacamos la ropa, y la ordenamos en el vestidor de nuestra habitación, no nos tardamos casi nada en ello, dejo a Zack solo mientras el ubica un lugar para instalar la caja fuerte donde la última vez que vi dentro de ella, tenía drogas, dos pistolas y mucho dinero en efectivo. Hago algo ligero para la cena, puré de papa con salchicha y salsa heavy, he aprendido a cocinar como los ingleses, solo hace falta aprender a cocinar como mi suegra lo hace, es una combinación inglesa y del medio oriente, algo exquisito.

—Quiero que las tengas —susurra Zack mientras desliza un juego de llaves por encima de la mesa. No hace falta que pregunte de que son las llaves porque las he visto antes y sé que se trata de su ático, cuando descubrí la vedad sobre él, quiso dármelas y yo las rechace, pero estaba empeñada en alejarme todo lo que pudiera, esta vez si las acepto, ese lugar me encanta, y quien sabe si algún día necesitare ir allí.

—¿Es una copia? —le pregunto para asegurarme de que él tiene otro juego de llaves. Solo recibo un asentimiento de su parte, el aprovecha para darme las llaves del portón de hierro negro junto a nuestra nueva casa, al parecer es de nuestra propiedad y puedo entrar por allí sin problema alguno. Luego de limpiar los platos, aprovecho el frio que hace para tomar un baño caliente en la hermosa tina blanca.

—Joder... —Escucho suspirar a Zack en el umbral de la puerta del baño. Miro mi cuerpo bajo el agua transparente, mis pechos desnudos sobresalen, sé que hemos tenido una semana horrible, que no nos ha dejado tener la intimidad que ambos necesitamos.

—Solo quería saber dónde estabas, te dejo para que te relajes —murmura casi para sí mismo mientras sujeta el pomo de la puerta para cerrarla.

—Quédate —le pido mientras muevo mis manos en el agua tibia.

—No, tengo..., algo que hacer —balbucea.

—Mientes —Levanto una ceja y lo miro fijamente a los ojos. Quien es este chico frente a mí, Zack no rechazaría la oportunidad de un buen polvo en la bañera, el ama lo no común.

—No lo hago —Trata de sonar seguro y decidido, pero no lo hace.

—¡Oh vamos Zack!, puedo ver cómo crece en tus pantalones, ¿acaso tendré que empezar sola? —pregunto alzando mis cejas. El me observa con detenimiento mientras se quita los zapatos.

—Espero que no te huelan los pies —bromeo. Escucho su risa estridente, y veo como sus ojos se achinan, sonrío por acto reflejo.

—Mierda Bren, no mates la pasión de esa manera —Me dice aun sonriente. Sus manos buscan con desesperación el botón de su pantalón, lo baja con todo y bóxer, sonrío con malicia al ver su cincelado y tatuado cuerpo, no recordaba lo increíblemente sexi que es. Me empujo hacia adelante esperando que se coloque detrás de mi dentro de la bañera, siento su cuerpo pegado al mío, mientras desliza sus dedos por mi cuello hasta mi cabello y siento sus cálidos labios en mi cuello al mismo tiempo que acaricia mi brazo.

Con su aliento en mi nuca sus manos se deslizan por mi pecho, haciendo una parada en mis senos, observo a través del espejo a nuestro lado como disfruta acariciarme, cierro los ojos cuando siento sus manos descender por mi abdomen hasta llegar a mi parte intima, dejo caer mi cabeza sobre sus hombros mientras el me toca como me gusta, mi respiración anhelosa le hace saber a Zack que lo estoy disfrutando.

Me encorvo al sentir la corriente eléctrica por todo mi cuerpo, Zack toma mi barbilla y me besa con pasión, nuestras lenguas se encuentran en un beso lleno de lujuria.

—Arrodíllate —su voz es ronca y sus ojos, están llenos de excitación, respondo a su orden casi inmediatamente.

Así es como en el agua tibia que desciende del grifo, nuestros cuerpos encarnan en una sola piel, entre gemidos y jadeos unimos nuestros cuerpos en uno solo, apreciando con indiscreto rigor su cuerpo siendo parte del mío, llevándome a un viaje excitante donde solo somos él y yo, desnudos en el fuego de nuestra pasión, sedientos de cada toque y caricia. Bañados en libinosidad, arden nuestros cuerpos y estallan en lava, en la exuberante efervescencia que arropa nuestros sentidos.

Luego de una ducha divertida entre nosotros, nos preparamos para dormir, estamos a punto de apagar las luces, cuando el sonido de su teléfono interrumpió nuestras intenciones.

—¿Por qué tengo que ser yo? —le pregunta Zack a la persona que está del otro lado de la llamada.

—¿Cómo es que ninguno de mis soldados no quiere encargarse, o el mismo Jack? —Suena a que quiere asegurarse de que no es una trampa. Zack se levanta de la cama sin dejar ir el teléfono.

—¿Miedo?, ¿le tienen miedo a un hombre de 25 años porque es el asesino a sueldo de una familia? —El entra al vestidor. Su conversación no me da buena espina, así que me preparo para lo que él tenga que decirme. Hemos escapado tan solo por horas de toda esa mierda en la que él está metido.

—Nena, tengo que ir a resolver un problema, no salgas de casa, no me tardaré —No salimos de una cosa y ya estamos entrando en otra.

—Zack, cuídate —le digo antes que desaparezca por las escaleras. Mientras veo como el sale de la casa en su coche por el portón negro, recibo una llamada de un numero privado. Me debato mentalmente de si descolgar o no, decido que sí.

—Brenna Patterson, es un gusto por fin hablarte, necesito que hagas algo por mí —El hombre que habla del otro lado no espera siquiera a que yo hable.

—¿Quién habla? —Tengo miedo de la respuesta a esa pregunta.

—Ya tendremos tiempo de conocernos, deberías ver a donde va tu chico, me parece que realmente no conoces con la clase monstruo que estas —dice. No preguntare nada más, lo mejor que puedo hacer, es hacer lo que el hombre dice, no quiero que algo malo le vaya a pasar a Zack o a mí por no hacerlo.

—Te daré las coordenadas, apúrate niña —demanda. Antes de salir me cubro con un abrigo y zapatos cómodos, cuando el hombre cuelga le pido a Daniel que me lleve a donde sea que este hombre me piensa llevar, de todos modos, estaré segura con mi escolta.

Una vez en el auto, recibo la llamada de la misma persona, él me dice a donde tengo que ir, no se guarda para sí mismo ningún detalle, y es lo mismo que le digo a Daniel. No sé de qué se trata todo esto, hace mucho más frio de lo que pensaba, según las coordenadas del hombre al teléfono, Zack estaría en una cabaña de madera en un bosque que está a seis minutos de nuestra casa.

—Daniel espera aquí —le pido. Él se niega a dejarme ir sola, a pesar de que está a pocos pasos de distancia, lo convenzo diciéndole que no me perderá de vista y que, si lo hace que salga a buscarme, Zack no está y tiene que seguir mis órdenes.

Caminaba sigilosamente por el camino de hojas y piedras que me llevaría a ver si Zack estaba aquí o no, detuve mis pasos cuando alguien salió pateando la puerta de la cabaña, con el corazón acelerado mire para confirmar que no era Zack, me equivoque, el llevaba guantes negros, un arma en su mano derecha y con su otra mano arrastraba a un hombre que le sangraba la pierna. Vi a Daniel hacer ademan de salir cuando vio que Zack salía de allí con ese hombre quejándose, pero le hice señas para que no se moviera, no quiero que Zack me vea aquí.

Me encontraba detrás de un gran árbol con el corazón a mil por hora, sabía que lo que vería no sería nada lindo, pero como la obediente que soy, seguí las ordenes de ese hombre que ahora que lo pienso creo que era Fernández, el jefe de Zack.

—Estaba muy tranquilo con mi chica y tuve que venir a encargarme yo de esto, porque te tienen miedo, vaya mierda —lo escucho decir, está bastante cerca de mí, tengo miedo de que me vea, pero no puedo dejar de ver. Su voz es seca, sus ojos destilan rabia, su ceño esta fruncido, desde aquí puedo ver como aprieta la mandíbula, nunca lo había visto de esta forma, siquiera cuando está enojado o cuando nos gritamos, es como si fuera otra persona, una que yo desconozco totalmente.

Veo como levanta su mano derecha que sostiene su pistola, el hombre solo está ahí tirado, tratando de levantarse, estoy casi segura que Zack le ha dado una paliza antes de dejarlo herido de bala, está casi desangrándose, pero se lo que viene a continuación, Zack tira del gatillo sin siquiera pensarlo, como si no le importara, me tapo la boca para ocultar el chillido que estuvo a punto de salir al ver la sangre drenarse del cuerpo de ese hombre. Me escondo bien detrás del árbol para que Zack no me vea, mi pecho sube y baja, mantengo mis manos en mi boca, ahora mismo tengo miedo de la persona que está detrás de mí, con el que acabo de tener sexo.

—¿Quién está ahí? —Yo sabía lo que hacía, sabía que mataba personas, pero a pesar de saberlo, no tenía la imagen de Zack siendo un asesino, no es fácil de digerir cuando lo ves con tus propios ojos, al final si fue una trampa, Fernández solo quería asegurase de que yo viera con la clase de persona que estoy viviendo, y si, es aterrador.

Escucho sus pasos cada vez más cerca de mí, con las lágrimas amenazando por salir observo a Daniel, pero él ya ha visto a Zack, es por eso que no se baja del auto. Siento el frio del cañón del arma en mi sien, dejo salir un chillido de temor y lo miro a los ojos que están llenos de maldad, el baja la pistola y su expresión se torna confusa y rabiosa a la vez.

—¡Maldita sea! —grita dándome la espalda y abriendo los brazos aun con su pistola en manos, se gira sobre sus talones y me mira con los labios apretados en una fina línea, mi pecho sube y baja como si hubiese corrido un maratón y las lágrimas por fin salen.

Zack en cualquier momento va a explota y yo estoy jodida. 


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