Zack
Las mujeres no saben el increíble poder que pueden llegar a tener sobre un hombre, se supone que yo soy el rudo y mujeriego que estaba con una chica diferente si acaso por semana, pasé de refugiarme en alcohol y drogas, a tan solo esperar, por primera vez en mi vida fui paciente y esperé a que la chica que amaba tomara una decisión sobre el destino de nuestra relación.
Aquí estamos, de vuelta a casa, un gran peso ha sido liberado de mis hombros, tengo otras cargas que podré soportar mientras ella siga a mi lado, dándome las fuerzas necesarias para combatir esta lucha con mis propios demonios, esos de los que incluso yo temo, ese lado oscuro del que no puedo escapar con facilidad. Si hubiese sabido que ella se quedaría a mi lado aun sabiendo la verdad, le hubiera dicho mucho antes, todo es mucho más fácil ahora que no tengo que ocultarle la verdad, estaba dispuesto a perderlo si eso significaba que iba a tener la vida que se merece, no la que tendrá a mi lado, sabiendo lo que sabe.
Es increíble como mantuve el auto control por semanas, ella hace que yo quiera tocar el piano todo el día, que dibuje, así es como olvidé que soy una mala persona, no con alcohol y drogas, su aura de bondad y amor es lo que me hace tomar buenas decisiones, algo que no me había pasado nunca; por lo general me regañaba a mí mismo por hacer las cosas malas que hago, me culpo con la sangre convertida en alcohol y las drogas nublando mis sentidos de juicio. Ese simple hecho, es lo que me demuestra que la persona que necesito es a Brenna, para volver a ser el Zack que todos quieren que vuelva.
Thomas, Bryan e incluso Jenna demostraron que realmente les importaba al no dejarme derrumbar en mi propia miseria, fue un gran golpe repentino que Brenna se fuera de esa manera, reaccioné de una forma muy inmadura a ello, tomando alcohol y probando drogas que nunca antes había probado, me culpaba hasta de lo que no tenía culpa, así de autodestructivo soy y en este momento soy capaz de admitirlo.
El proceso de desintoxicación fue el peor, no creí que tendría síntomas de abstinencia porque es la primera vez que consumía coca, pero también estaba el alcohol y la marihuana, el vómito, los dolores de cabeza, la falta de apetito, los escalofríos, fui un desastre esa noche y los tres días siguientes. Recuerdo cuando intenté dejar de fumar marihuana porque Brenna estaba conmigo, y no pude, estuve muy inquieto y con problemas para dormir, solo quería sentir el subidón y la relajación que me da el cannabis. Brenna me lo dijo, soy adicto a ella, pero hasta hoy seguía pensando que estaba equivocada, ahora que estoy limpio lo estoy considerando.
Lawson y lo demás chicos me cuidaron mientras mamá no estaba en casa, fue insoportable beber tanta agua para limpiar mi organismo, pero mis amigos estuvieron allí conmigo, no estaba tan solo como pensaba, solo era un desastre, un mafioso que probablemente sea alcohólico y adicto al cannabis.
Estaba decidido a dejar de fumar marihuana o a tomar alcohol, estaba decidido a hacer las cosas bien esta vez, el cigarrillo me ayudará a combatir la necesidad de consumir cannabis, y mantendré las cosas bien con Brenna, nuestra relación está en un estado de recuperación, no es que no hablamos, pero nuestra comunicación es la necesaria. Aún hay cosas que ella quiere saber sobre mi siendo un mafioso, simplemente no sabe cómo preguntar o si sería bueno para ella saber tanto.
Volví al trabajo, me mantuve lejos del móvil durante toda la semana, y sabía lo que me esperaba en ambos trabajos, mucho que hacer y poco tiempo, dejé a un grupo de cinco soldados solos en l'ombra y una gestión financiera y contable en Vasant. Siquiera tuve tiempo de almorzar como es debido con Brenna, no la vi hasta que llegó la hora de salida, la dejé en casa con Daniel en la puerta e hice mi camino hasta mi oficina en Highgate, la suerte es que ahora estoy un poco más cerca.
Me sorprende que Fernández no me haya dicho nada, eso quiere decir que se ha comunicado con papá, me puse al tanto con mis soldados y terminé con las manos sucia de sangre una vez más, acabé con uno de los soldados que intentó rebelarse, quejándose de que yo no me presento por una semana y nadie me dice nada, como si él y yo fuéramos iguales, vi en el sentimientos de grandeza y poder, se encargó mientras no estuve, lo que quiere decir que quiere quitarme el puesto, así que yo le quité las aspiraciones a rey de un solo tiro. Para mañana tendré a otro chico bajo mi mando.
Tuve un pequeño encuentro con los padres de Brenna, quienes tenían nuevas armas para el equipo, debo admitir que son bastantes buenas, pero el momento fue algo incómodo, y como era de esperar, claro que tuve que soportar mirada amenazadora por parte de Jonathan cuando Fernández no miraba, y casi me mete en un problema por no soportar mi presencia aquí.
—¿Hay algún problema entre ustedes?, porque no soporto la tensión aquí, si tienen algún problema, resuélvanlo, porque no quiero que eso afecte el negocio —dice Fernández de espaldas a nosotros mientras carga el arma automática que tiene en manos. Gira sobre sus talones y me apunta con ella, con sus labios apretados y su mirada fija en mí, baja la pistola, y sigue mirándome fijamente a los ojos.
—¿Acaso hay algo que debería saber? —me pregunta directamente a mí. A lo que yo niego con la cabeza en respuesta.
—Entonces, dejen de mirarse como si quisieran matarse, se pueden ir —dice haciendo ademanes con las manos. Salgo detrás de ellos y cuando estamos lejos de Fernández y de cualquiera que pueda escucharnos detengo el Paso de Jonathan al tirar de su camisa.
—Tiene que aprender de este negocio, si este tipo me mata a su hija también, superenlo, Brenna me ama y yo a ella, fin de la historia —señalo con los brazos abiertos y las cejas levantadas, el da un paso hacia a mí y me toma por la camiseta.
—Ella siquiera sabe lo qué haces, encontraré esa casa donde viven y la sacaré como sea de allí y la mantendré lejos de cualquier cosa que la ponga en peligro —En respuesta a su acto de valor, saco mi pistola y le apunto en el cuello sin apartar mi mirada de la suya.
—Claro que si sabe, y sigue conmigo, joder, debería pasar página, si ella quiere estar con un mafioso y darle un poco de adrenalina a su vida, pues adelante —Sé que ha sido un comentario algo indiferente y egoísta, pero están sacando lo peor de mí. Escondo mi pistola cuando él me deja ir y hago mi camino a fuera de allí.
Para cuando llego a casa, Brenna me esperaba para cenar, pude notar en su mirada que quiso preguntar cómo me fue, pero digamos que seguía con esa mirada de irritación, por un lado, me siento culpable de no decirle lo de sus padres, pero si su propia hermana no le ha contado es por alguna razón y no es asunto mío, eso ya es un tema de familia.
Cuando estoy lavando los platos, Brenna recibe una llamada de Jenna, pasa de estar totalmente tranquila a completamente desesperada, a pesar de que se va a otro lado a hablar con mi cuñada, puedo escuchar lo alterada que se ha puesto, está discutiendo, pero no es directamente con Jenna, trato de mirar desde mi lugar, pero Brenna no deja de pasearse de un lado a otro en la sala. El sonido de mi móvil interrumpe mi concentración, me seco las manos rápidamente y contesto la llamada de Thomas, ¿Qué demonios está pasando?
—Zack, no quería hacerlo, pero esa mujer es muy intimidante, joder —dice con la respiración agitada.
—¿De qué me hablas? —pregunto confundido, y me pregunto qué demonios habrán hecho los padres de Brenna para llegar hasta nosotros tan rápido, esperaba que lo hiciera, pero ha sido cuestión de horas y se trata de ellos.
—Ella me obligó a decir la dirección, debe estar llegando a tu casa, esconde el arma o cualquier cosa que te haga ver sospechoso —Me deja con la palabra en la boca al colgar, levanto la mirada y ahí está Brenna, recogiendo algunas cosas del piso y acomoda los cojines de los sofás y su ropa, yo no estoy vestido para recibir a quien sea que esté llegando a nuestra casa en este momento, pantalones de chándal negro y una simple camiseta no es buena pinta para recibir a alguien que evidentemente es importante para Brenna.
—Bonie viene y parece que no está muy contenta, dice que quiere conocerte —comenta Brenna cuando llega a mi lado. Termino de limpiar los trastes que dejé a medias y espero a que en cualquier momento la tal Bonie toque el timbre.
—¿Y Bonie es...? —cuestiono aun dándole la espalda.
—Mi abuela, es una persona muy... recta, y creo que no le han hablado bien de ti, no se quien, sí Jenna te adora, mis padres también, el punto es que viene de camino —Ahora entiendo un poco mejor, claro que no le han hablado bien de mí, mis suegros me quieren lo más lejos posible de su hija, soy un criminal, que vive solo con ella, claro que harán algo al respecto, ya lo están haciendo.
Creo que subestimé su poder.
—¿Estas en problemas? —le pregunto a Brenna mientras me seco las manos y la veo peinarse el cabello perfectamente. Que tan intimidante será esa mujer para que Thomas le diera mi dirección sabiendo que ella viene a buscar problemas a mi casa.
—Estamos, es cosa de ambos Zack, deberías cambiarte de ropa —no digo nada más sobre ello, le hago caso y mientras subo las escaleras el timbre de la casa se escucha, sigo mis pasos y me cambio rápidamente por un pantalón más presentable y un abrigo para el frío que ha empezado a hacer. Es noviembre, el invierno casi llega.
A medida que me acerco a las escaleras para volver, escucho a Brenna hablar con su abuela, ¿no se supone que ella vive en Canadá?, no importa, ella está en nuestra casa y escucho perfectamente cómo le dice a Brenna: ¿Desde cuando tienes edad suficiente para mudarte con un chico que apenas conoces?, eso es suficiente para quedarme donde estoy y no bajar hasta que se calme el ambiente entre ellas. Me mantengo atento a cada palabra que dicen.
—Abuela, soy lo suficientemente grande como para tomar mis propias decisiones, ¿no crees? —le responde Brenna y solo pienso esa es mi chica.
—Ah, por favor, eres una adolescente con aires de grandeza, cuando supe que vivías sola, pensé, mi Breannie debe estar viviendo en una cajita de apartamento —dice Bonie—. En realidad, vives en una casa costosa y en un vecindario de ricos, acaso tienes un novio rico de algunos treinta años, porque un chico de tu edad no puede tener tanto dinero.
Su voz es aguda y profunda al mismo tiempo, a medida que más alza la voz me doy cuenta de que tiene un acento inglés bastante parecido al mío, entonces ella no es de Canadá, interesante. Aparénteme los padres de Brenna le dieron detalles de lo que hago o ella no estaría especulando sobre el dinero que tengo.
—Solo tiene un buen trabajo —Me defiende Brenna, sé que en este momento debe estar con el corazón a mil por hora y los labios secos, por como habla con su abuela, parece que no tienen una relación que por general tienes con tus abuelos.
—Pensé que eras más astuta, nunca has sabido elegir bien a los chicos, ¿dónde está ese tal Zack?, parece que no tiene buena reputación —dice como si hubiese hecho una investigación sobre mí, ¿quién es, una agente de la CIA?. Bajo las escaleras antes de que Brenna grite mi nombre.
Es una mujer con un semblante serio y una mirada entre azulada y verdosa, bastante amenazadora, una que otras arrugas en el rostro y los labios pintados de un rojo intenso, casi como la sangre, su cabello es blanco completamente con laterales y parte trasera cortas, pero sin llegar a lo rapado, la zona de arriba es un poco más larga que los laterales. Está vestida de blanco con una bufanda azul turquesa alrededor de su cuello, es bastante elegante. Me observa como si no fuera la primera vez que me ve y se ríe sin gracia.
—Bonie —saluda casi entre dientes. Me mira de arriba abajo y para no parecer un mal educado le doy la mano.
—Zack —Evito usar mi apellido porque parece que ella ya lo sabe.
—Definitivamente tienes un mal gusto en hombres, sin ofender Zack, eres atractivo —levanto los hombros en señal de que realmente no me importa—. Pero, tú imagen no proyecta cosas buenas.
No sé si habla de los pocos tatuajes que puede ver, de los únicos aretes que tengo o si habla del dinero que consigo para tener una casa cómo está a mi edad, ella debe saber lo que hago, por eso está intentando hacerle "recapacitar" a Brenna.
—Abue no seas grosera, no lo conoces —susurra Brenna.
—Estoy segura que tú tampoco Brennie —dice en un tono más alto de que ha utilizado Brenna y sin dejar de mirarle a los ojos. Me está asustando lo que pueda saber de mí, estoy empezando a creer que verdaderamente es alguien de la CIA o del MI6, quien sabe.
—Abuela mañana tengo que trabajar y estoy muy cansada para esto —Escucho como Brenna deja salir un suspiro y le muestra el camino hacia la puerta a Bonie.
—Espero que sepas muy bien lo que estás haciendo Brenna, no soy estúpida, a veces las palabras no son tan necesarias para darte cuenta de las cosas —Se despide de mi con una última mirada desafiante y se sube en el coche negro que conduce un hombre de algunos 30 años, tiene un chofer, me da la impresión de que es alguien importante.
Brenna cierra la puerta de golpe cuando el auto se ha ido, esta notablemente enojada e irritada, sube las escaleras dando pasos furiosos y yo la sigo hasta nuestra habitación.
—Lo siento por eso, mi abuela es así de directa y a veces muy insoportable, le importa mucho la imagen que proyecta, por eso te ha juzgado, ¿crees que sepa algo de ti? —pregunta mientras busca entre su ropa.
—No sé lo que pueda saber Brenna, si ella llego aquí convencida de que no soy bueno para ti es por alguna razón —le hago saber mientras espero desde el umbral de la puerta, ella pasa por mi lado mucho más abrigada.
—Debió haber visto a Daniel afuera, joder lo que faltaba, ahora ella estará encima de mí con eso —dice soltándose el cabello que ató antes de que llegara su abuela.
—Salgamos a despejar la mente, te noto muy alterada —Sé que ella se está vistiendo para eso, así que me adelanto, busco las llaves de la moto, mi pistola, y ambos salimos de casa con Daniel detrás de nosotros en el coche. Brenna abre los brazos mientras corremos por las calles de Londres, pásanos por Hampstead Heath y vemos lo bien que se ve la ciudad desde aquí, iluminada por las luces de los autos y las farolas en las calles.
Sentía que botaba un poco de estrés y volví a sentir esa adrenalina que hace mucho no sentía, Brenna gritaba detrás de mí, la última vez que se subió a esta moto estaba aterrorizada, y ahora lo está disfrutando. Recuerdo cuando se subió por primera vez y juró que nunca más se montaría. Creo que lo olvido.
Mientras corríamos con la brisa fría impactando nuestro rostro, sonrientes y hasta contentos, de un momento a otro todo se volvió una locura, un coche salió de la nada, no sabía que pasaba hasta vi que venía en dirección a nosotros, giré al otro lado en un intento de no chocar, pero otro auto venía para encima de nosotros, traté de frenar, pero ya era muy tarde, solo logré escuchar a Brenna gritar mi nombre y me arrastré debajo de la moto. Un sonido agudo y molestoso en mi oído es lo que escuchaba antes de que todo se volviera negro.