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Jamás había anhelado algo tanto hasta que lo conoció.
Fue más que un bonito regalo.
Y ella nunca había tenido algo tan bonito entre sus manos, no en medio de ese asqueroso lugar donde había crecido, entre el hambre, la violencia, la competencia constante por ser la mejor entre sus hermanos, la mirada de desprecio por ser una mujer alfa y no un hombre alfa.
Él se sintió suyo, de una manera que no podía explicar, fue como si en un instante con verlo a los ojos, cada una de sus vidas juntos, se aferrara a su mente con fuerza. Diferentes lugares, diferentes tiempos, diferentes rasgos, sus vidas habían sido entrelazadas por el hilo rojo del destino.
Un destino que no terminaba de ser suyo.
Hoseok era suyo, su destino había sido sellado miles de años atrás, sus almas eran tan viejas que se remontaba al principio de todo, lobos legendarios, ellos eran una pareja que se encontraba en ese puñado de individuos, esa cualidad que la luna les había dado en algún punto de sus tantas vidas.
Lo extraño era que a pesar de ser suyo, la rechazaba
Él había rechazado su lazo en sus vidas pasadas, por más que sus lobos se reconocieran, él nunca terminaba de ser suyo y en una de sus vidas, apareció ella, un alma castigada por el rojo destino, un maldita que no tenía un destinado, sin pensarlo él había corrido hacia ella, a pesar de que había un lazo, un lazo echo por el mismo destino.
No lo entendía, ¿Por qué él corrió en todas sus vidas hacia esos brazos? ¿No era el destino imposible de romper? Sin embargo, aunque buscó información y amenazó al gran hechicero de Galdur para que le revelara antecedentes de ella o el futuro de su lazo, ni el mismo hechicero que tenía contacto con las deidades y el cosmos, había tenido una respuesta.
Eran destinados, pero la rechazaba.
El hechicero de Galdur, le advirtió sobre la última oportunidad que el destino le brindaba para recuperar su lazo, cuando el sol se ocultara y la oscuridad reinara, cuando la venganza liquida bajara por las colinas de Volk, el destino dejaría en sus manos la última palabra, ella tendría el último movimiento y lo reclamaría, se encargaría de que esa alma no volviera a aparecerse en sus siguientes vidas.
Era justo que el destino siguiera su curso.
Corrió por la frontera del norte, hasta el lago, donde lo vio a la distancia, la luna brillaba con una intensidad cegadora, mientras el aguardaba en la orilla.
***
El frio calo su cuerpo al principio y luego fue calidez.
Hoseok observo con nostalgia, un recuerdo, un sueño, no, un recuerdo... ese momento, era el más feliz que tenía con su familia.
Un día en la playa en el que su mamá y su papa les enseñaron a pescar, Hyorin no pudo dominarlo, Hoseok logro pescar algo, pero se asustó al tener el pez en su hocico y lo soltó, Taehyung que era más pequeño había alimentado ese día a los cinco. Su madre había preparado limonada con fresas y moras, mientras su papa cocinaba a fuego lento los pescados. Comieron y luego se sentaron a ver el atardecer, el lila y el rosa le aparecieron una cosa mágica y por último su padre saco bombones y los asaron mientras el cielo se teñía de un azul oscuro.
Mientras la familia asaba los bombones, algo llamo su atención y se adentró hacia el lago, no sabía si estaba sucediendo o solo era su imaginación, no sabía con certeza, pero la luna lo estaba llamando, brillando en la oscuridad del lago.
Y de pronto sintió una mano tomando su tobillo izquierdo y jalándolo hacia las profundidades. Un grito salió de su garganta llenando de agua sus pulmones y haciéndolo entrar en desesperación, agito los brazos intentando ir a la superficie, pero su tobillo seguía siendo jalado con fuerza, se atrevió a mirar hacia abajo, un rostro negro, con ojos blancos, rodeado de oscuridad, le sonreía y le dijo algo pero no pudo entenderlo, la imagen era aterradora, estaba seguro de que en cualquier momento el corazón le explotaría, sin embargo todo cambio en un segundo y dejo de ser el protagonista de aquel ahogamiento y se volvió el que rescataba a una joven rubia, vestida de blanco, su rostro se le hacia conocido, tan familiar que le abrumaba.
Luego nada, sus ojos se abrieron de golpe, un bosque oscuro lo rodeaba, podía sentir como en cada fibra de su ser se adhería aquella oscuridad y la misma joven lo miraba a la distancia.
—quédate conmigo—las palabras salieron de su boca sin pensarlo. —quédate conmigo. —la joven negó con la cabeza—quédate conmigo. —la joven se esfumo en medio de las sombras.
La desesperación lleno su pecho, como si hubieran mutilado una parte de su alma y luego llego una luz, pero la luz era tenue, casi errática y entonces diviso una cabaña de piedra a la mitad de un páramo, observo a una pareja, ambos de cabello negro y aunque la joven rebosaba de alegría, el joven lucía indiferente.
Entonces la noto, a lo lejos una melena marrón era ondeada por el aire, la joven los miraba con añoranza —quédate conmigo. —dijo, pero no se acercó, solo los observo y luego siguió su camino en el páramo, pero una mano detuvo sus intenciones.
—quédate conmigo—el joven había abandonado a la otra joven en la casa de piedra y había ido tras ella.
Se miraron y luego se fundieron en un abrazo, eran luz plena, no errática, no oscuridad, Hoseok casi sintió el alivio en su corazón hasta que un cuchillo se enterró en las entrañas de él, la joven de cabello negro lo mato en un segundo.
Abrió sus ojos con un dolor en el costado, como si alguien le hubiera enterrado un cuchillo en las entrañas, se sintió extraño, ajeno, intento moverse torpemente pero no lo consiguió.
—No te muevas, visitar las diferentes realidades por primera vez, siempre te deja con el cuerpo flácido, como el de un gusano.
—¿Realidades?
—Ustedes los lobos le dicen vidas pasadas, aunque técnicamente no son pasadas porque todo está sucediendo al mismo tiempo solo en diferentes lugares, pero es complicado, así que sí, me refiero a las vidas pasadas.
—¿Quién eres? —pregunto desconcertado.
—Disculpa, debí empezar por ahí. — Un joven de cabello verde se asomó a verlo y le saludo con la mano. — soy Gadwin o GD, heredero y quizá en unas horas más el gran hechicero de Galdur.
—¿Eh?
—Supongo que ya sabes sobre la invasión al Sur, así que, no solo Volk está siendo atacada, Galdur también, mi padre me envió aquí porque pronto morirá y debo ayudar a restablecer el orden junto con quién justo se proclame y termine esta guerra. Ahora, vamos a ayudarte a levantarte y regresemos con tu alfa antes de que tengas un reencuentro indeseable. —GD lo ayudo a sentarse, pero Hoseok lo miraba como si fuera el ser mas extraño del cosmos.
—¿Cómo que el gran hechicero morirá y tu no deberías estar...?
—¿Triste? — completo con nostalgia— Lo estoy, pero fui bendecido con el don de la predicción, así que ya lo sabía, ahora, en serio debemos levantarnos o vas a ver a alguien que no quieres.
—¿Esas eran mis vidas pasadas?
—Si, ahora dame esa mano para que...—Hoseok lo interrumpió, intentando averiguar mas de aquellos extraños momentos donde vio a la joven rubia y luego sintió el cuchillo rasgando su cuerpo.
—¿Cómo es posible que las haya visto, no dicen que es imposible? —GD lo vio molesto ¿Siempre era así de terco? Necesitaba paciencia para lidiar con aquel lobo.
—Tu padre te dio un regalo antes de irse ¿no?
—en tus sueños conocerás la verdad.
— ahí lo tienes, ahora arriba. —Hoseok atendió a su petición y se levantó. —vámonos que esa loba esta cerca, puedo sentirla.
—¿Jisoo? —el nombre salió sin miedo de sus labios. Gadwin noto la sorpresa en su rostro, el lobo cubrió su boca con sus manos, incrédulo de que ese nombre hubiera salido de sus labios.
La maldición se había roto.
—dijiste mi nombre. —ambos alzaron la vista para toparse con la alfa exiliada.
Frio.
Dolor.
Un cuchillo atravesando sus entrañas.
Esas fueron las sensaciones que recorrieron su cuerpo cuando la vio, pero no hubo miedo como creyó que pasaría si alguna vez volvía a verla, no, ni un gramo de miedo alimento su corazón, saber su pasado lo había hecho más fuerte, Jisoo no tenía más el poder, ya no lo tenia entre sus manos, Hoseok era libre.
Libertad, cuando el valor abraza tu corazón.
Jisoo le sonrió sorprendida y luego se permitió observarlo con detenimiento, si, seguía siendo bonito, seguía siendo la razón por la que incendiaria el mundo completo, su destino. Sin embargo, su corazón dio un vuelco doloroso cuando se topo con el rechazo en sus ojos. Nada había cambiado, el seguía negándola.
—Jisoo—volvió a decir con seguridad, la alfa exiliada se acerco un paso más y el no retrocedió, Gadwin en cambio se interpuso entre ambos.
—Sera mejor que te vayas, morirás porque te superan en número.
—¿Lo viste en una de tus visiones brujo? —pregunto con sarcasmo.
—Hechicero y no, es simple sentido común.
—Su supuesta alfa no puede sentirlo, su lazo se ha desvanecido ahora que estoy aquí—dijo con seguridad. —nadie vendrá a buscarlo, tú eres mi destino Hoseok.
—No soy tu destino.
— Que el futuro gran hechicero te explique la facilidad con la que tu lazo con ella se deshizo ¿La infidelidad? No, no fue eso, fue nuestro destino, tu me perteneces, eres mío desde hace muchas vidas. — Hoseok vacilo un poco...intentando entender a que se refería.
—No soy...
—Lo eres—dijo con frialdad— Mi padre mando a un número exagerado de lobos hacía acá, estarán aquí en unas horas más, irrumpirán en la frontera y masacrarán al Norte...a menos que estes ahí en la frontera, justo donde ella te engaño— Jisoo esbozo una sonrisa al ver un destello de dolor en los ojos de Hoseok— Evitare que masacren este lugar, terminaré esta guerra absurda por ti— ambos se miraron fijamente— el poder no me interesa, mi padre esta obsesionado con él, pero yo no, solo quiero lo que me pertenece, te quiero a ti, te esperare ahí en cuanto la luz desaparezca y la oscuridad reine, sellaré nuestro destino Hoseok.
***
La ausencia en la cama fue la que la despertó, pero tuvo que cerrar con fuerza sus ojos, la luz de la luna era brillante al punto de ser cegadora, Rose tuvo que parpadear varias veces para acostumbrarse a la luz, sin embargo, cuando sus ojos consiguieron enfocar una figura en el pequeño balcón de su habitación.
—¿Bonito?
—Esta con su padre—la voz femenina la hizo levantarse con rapidez dispuesta a atacar. —tranquila, no te hare daño.
—¿Quién eres? —Rose se acercó detallando a la joven, una larga cabellera rubia y unos rasgos tan familiares.
—presentarme es una formalidad que no tiene relevancia, además sería un poco confuso si te lo explicara y no tengo tanto tiempo, en cuanto la luz de la luna desaparezca tienes que correr hacia el lago.
—¿Qué?
—Es importante que no olvides lo que voy a decirte, él es tu destino, pase lo que pase, no lo olvides, él es tu destino, debes luchar por él, quédate con él.
—¿De que estas hablando?—pregunto confundida.
—No me quede con él aunque me lo pidió...el rojo destino te estará observando, tal vez se asegure de poner todo en tu contra, es caprichoso, pero no puede separar a dos almas que están destinadas a estar juntas y ahora, ve, corre.
Rose abrió sus ojos desconcertada sin saber si aquello había sido un sueño o una realidad, pero sus piernas se movieron por voluntad propia y lejos, aun en la bruma de su sueño, del rastro cegador de la luna llena, escuchó una voz.
Quédate conmigo.
Que cosas.
Muchas cosas.
Desde un inicio sabai que este mundo tenía muchas posibilidades y solo me he dedicado a aprovechar mi imaginación y las ganas del drama.
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Espero les haya gustado, disfrute desenredando el hilo que conecta todo. Muchas gracias por la espera.
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Les amo infinito 💕
Tomen pan 🥐🥐🥐🥐🥐🥐🥐🥐🥐🥐🥐
Carmen Sunshine 💛