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Abril, 1979.

El cabello de Liú Tian caía por su rostro ocultando parte de su mirada mientras se inclinaba hacia él. Sus labios mojados rozaban los suyos en un toque apenas perceptible. Xiao Zhen intentó tirar de él, con una mano lo afirmó por la nuca y la otra la coló bajo la tela de su camiseta para tocarle la cintura, luego la espalda. Acarició su piel arriba y abajo, y cada vez más arriba y cada vez más abajo.

—Ven, gege —pidió.

Liú Tian apoyó las rodillas en la cama, una a cada lado de la cadera suya. Entonces, se acomodó sobre su regazo. La entrepierna de Xiao Zhen se rozó con su parta baja mientras Liú Tian se movía sobre él con una sonrisa.

—¿Así o más, Carlitos? —susurró Liú Tian, besándole la punta de la nariz y después más abajo, mordiendo solo un poquito el borde de la mandíbula de Xiao Zhen. Jugó con su lóbulo. El aliento cálido se arremolinaba en su oído y mejilla.

Le soltó la nuca para afirmarlo por la cintura con ambas manos. El trasero de Liú Tian se encajó sobre su entrepierna, que ahora comenzaba a latir y sentirse tirante. Sintió cómo los músculos del estómago se tensaban ante la risa coqueta de Liú Tian.

—¿Así o más, Carlitos bonito? —repitió.

Sus labios ahora le besaban el cuello, dejando un rastro de mordidas y humedad. Descansaba cómodamente sobre la erección de Xiao Zhen mientras lo hacía, riéndose todavía con más deleite al comenzar un pequeño y casi imperceptible vaivén de cadera que aumentaba la fricción de la ropa contra su pene.

Y cuando la boca de Liú Tian llegó hasta el borde de su camiseta, le mordió la clavícula y luego le lamió la marca.

—Sé que esto le gusta mucho a Charlitos, su gege lo sabe —le provocó, tirando de la camiseta de Xiao Zhen hasta que se la quitó por la cabeza.

Quedó recostado en la cama con Liú Tian inclinado hacia él. La espalda del chico formaba una linda curva que finalizaba en su trasero alzado. Su erección le latió contra el estómago. Xiao Zhen quiso bajarle el pantalón para tocarlo, conteniéndose porque la boca de Liú Tian había capturado la suya en un beso sucio y descuidado, mojado que entrechocó dientes y sus caderas cada vez que Xiao Zhen sentía la lengua de Liú Tian buscando la suya.

Sus movimientos de caderas se hicieron más intenso a la medida que esa boca curiosa bajaba por su cuello y pecho desnudo, capturando uno de los pezones de Xiao Zhen. Después fue más abajo mientras se reía ante su gemido contenido. La barbilla de Liú Tian rozó su erección, quien mantenía una mirada de párpados caídos. Le dio un beso sobre la capa de ropa donde se marcaba el bulto. Al apoyar la mejilla contra su pene, Liú Tian cerró los ojos y ronroneó feliz.

—¿Así o más, Carlitos? —preguntó frotando la mejilla contra su erección—. ¿Así o más?

Entonces, Xiao Zhen se despertó con el ruido de una tapa metálica estrellándose contra el suelo. Con el corazón acelerado, abrió los ojos. Estaba durmiendo en el centro de su cama. Y su erección palpitaba contra su pantalón.

Había sido un sueño.

Y el dueño de sus fantasías estaba a unos pasos de él, sentado en el suelo de su cuarto con la espalda apoyada en el ropero. Tenía, además, una mancha morada en la punta de su nariz y pintaba concentrado el borde inferior del mural.

Era Liú Tian, quien ahora mordía la punta del pincel en concentración. Alzó las cejas y le sonrió bonito cuando se percató que Xiao Zhen había despertado.

Calcomanía (Novela 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora