1: 11

28.9K 5.4K 6.1K
                                    

11

Diciembre, 1978.

Iba comprobando de reojo la expresión concentrada de Xiao Zhen mientras avanzaban por la oscurecida calle. Con paso vacilante, Liú Tian iba haciendo el tonto y saltando para no pisar las grietas solo porque podía y porque Xiao Zhen lo ponía nerviosamente ansioso. Y Tian no se sentía así de errático desde nunca. Y es que estaba teniendo un enamoramiento tremendo y terrible por Xiao Zhen, terrible porque se suponía ese no su propósito al acercársele y porque, además, las estadísticas no estaban de su lado. Todo indicaba que Xiao Zhen no era un torcido como el mismo Liú Tian. Era con seguridad solo la décalcomanie y no la calcomanía social que utilizaba para sobrevivir.

O, tal vez, simplemente no estaba interesando en él.

No, eso era bastante improbable, Liú Tian se observaba cada mañana al espejo y sabía que la genética estaba de su lado. Si Xiao Zhen sentía una mínima atracción y/o curiosidad por los hombres, Liú Tian podría conquistarlo. Solo que sus "avances" eran vueltas en círculos. Le coqueteaba, Xiao Zhen no se daba por enterado, volvía a insinuársele y nueva era ignorado. Pero, bien, las cosas nunca iban a ser sencillas cuando ser gay estaba prohibido y castigado a morir frente al pelotón de fusilamiento. Y ante eso, era sabido que en público nadie lo era, así que por supuesto que Xiao Zhen iba a seguir ignorándolo.

Liú Tian un suspiro frustrado al verlo alzar la mirada hacia las estrellas, que eran apenas visibles por la contaminación y las luminarias públicas que habían renovado en toda la calle.

Metiendo las manos en el bolsillo de su pantalón, se recordó por qué estaba ahí.

—Así que —comenzó Liú Tian diciendo tras patear una piedra que golpeó un basurero metálico— tu madre no era de aquí pero tu papá sí.

—Mmm.

—¿Y cómo se conocieron? Digo, no es algo que ocurra siempre. Tengo curiosidad. Nací curioso. Mi abuelo dice que un día mi curiosidad va a terminar conmigo, pero es mejor morir sabiendo, ¿no?

Xiao Zhen lo observó de reojo, una pequeña arruga de preocupación había aparecido entre sus cejas.

—Papá tuvo que viajar a China y se conocieron —no obstante, contó—. Mamá es la tercera hija, así que mi abuela estaba algo desesperada por casarla. No le importó mucho la tradición porque en ese tiempo estaba comenzando la Gran Hambruna. Que mi mamá se fuese de China parecía la mejor opción, así que se casaron de inmediato. Yo nací al año siguiente.

—¿Eres del 59? —calculó Liú Tian. Xiao Zhen asintió—. Yo soy del 57, nos llevamos por dos años... pensé que era mayor por solo un año. Pero,en fin, mi familia también dejó China por la Gran Hambruna —contó llevando las manos tras su espalda—. Bueno, no toda mi familia, mis padres vivían aquí del 55 pero con la Gran Hambruna se tuvo que venir el resto. Mi abuela fue la que más se resistió.

—¿Y no ha pensado en regresar?

—Ella todavía llora recordando China —susurró Liú Tian de pronto con pena—. Pero mi familia es campesina.

—Lo perdieron todo —dedujo Xiao Zhen.

—Cuando comenzó la sequía, nadie pensó que iba a durar tanto. Pero pasaron los meses y seguía sin llover. Primero se comieron las semillas que guardaban como reserva para el invierno, luego no hubo nada más. —Tragó saliva—. ¿Tú sabías, Xiao Zhen, que hay una parte del tronco del árbol que se puede comer? Mi abuelo me lo contó.

Se quedaron en silencio tanto tiempo que, cuando Liú Tian pateó otra piedra, se escuchó el eco que hizo al rebotar por el asfalto.

—Pero la verdadera razón por la que mi abuela ya no va a regresar —siguió Liú Tian—, es porque la política de natalidad se va a volver más estricta. Se dice que ahora solo se permitirá un hijo por familia. Y mi abuela quiere que yo tenga como seis. —Se rio con algo de nerviosismo—. Si ella supiese que eso no va a ocurrir.

Calcomanía (Novela 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora