1: 42

22.6K 5K 7.6K
                                    

42

Marzo, 1979.

Xiao Zhen lo apartó con tanta fuerza que Liú Tian apenas logró afirmarse de los abrigos para no caerse. Se dobló los dedos al tirar de la tela para estabilizarse y voltearse hacia la puerta, donde se divisaba a la perfección la silueta de una persona. A pesar del contraste de luces, Liú Tian lo reconoció.

Era Luan.

Apartando los abrigos de un golpe, Liú Tian se movió para hacerle frente a esa expresión horrorizada que los observaba sin pestañear.

—¡¿Pero qué demonios, Luan?! —susurró Liú Tian. El caos en su cabeza tan profundo y desastroso, que eliminó cada resto de alcohol que permanecía en su cuerpo.

—¿Disculpa? —El labio de Luan temblaba al hablar. Su atención fue de Xiao Zhen a él—. ¿Qué te pasa por la cabeza, Tian? ¿Estás enfermo?

Xiao Zhen soltó un jadeo lastimoso, sus manos yendo a su cabeza para jalarse el cabello en lo que parecía un ataque de pánico. Lo escuchó balbucear algo sobre el cerrojo.

El pestillo, el que se suponía estaba bloqueado.

Observó la puerta y luego de nuevo a su amigo, notando entonces que Luan sostenía un trozo de plástico grueso cortado sin precisión. Primero fue el desconcierto, después una ira tan potente que parecía flamear en su pecho.

—¡¿Cómo te atreviste?!

—¿Cómo me atreví? —cuestionó Luan. Había entendido a Liú Tian a pesar de que este no había especificado nada—. Mejor pregúntate cómo te atreviste tú. Siempre has sido un suicida, ¿pero ahora también eres un loco?

¿Un loco? ¿Así que eso era para Luan, solo un loco suicida?

Apretó los puños a su costado.

—Forzaste la puerta, ¿cierto?

—Claro que lo hice —balbuceó Luan confundido—. Eres mi mejor amigo y estabas encerrado en un ropero con el hijo de un asesino, ¿acaso lo olvidaste?

—Estás enfermo.

Luan retrocedió un paso con la expresión contraída.

—No soy yo el que se estaba besando con otro hombre, Tian. ¿Qué es lo que te pasa por la cabeza? ¿Acaso el golpe te hizo mal? ¿Necesitas un médico? Te puedo ayudar a buscar uno.

Se movió tan rápido que ni el mismo Liú Tian pudo procesar su propio movimiento. Solo notó que, de pronto, había agarrado a Luan por la camisa y lo había atraído hacia él con tanta brusquedad que su amigo estaba en la punta de los pies.

—¿Y qué? Si me estaba besando o no con otro hombre, ¿qué te importa a ti eso?

Los ojos de Luan se abrieron enorme. El plástico, con el que forzó el pestillo, cayó al suelo al intentar separarse de él.

—Soy tu mejor amigo, claro que debe importarme.

Liú Tian lo soltó con un empujón brusco cuando el gemido de terror de Xiao Zhen se coló en su cerebro nublado por la furia.

—Pues no quiero ser amigo de alguien como tú.

—Pero, Tian...

Levantó una mano para mandarlo a callar.

—Forzaste una chapa para espiarme, ¿qué clase de amigo haría eso?

—Uno que estaba preocupado.

—¿Preocupado? —jadeó Liú Tian con incredulidad—. Estás mal de la cabeza, y yo simplemente he soportado demasiado tiempo toda tu mierda.

Calcomanía (Novela 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora